Ava permanecía sentada en silencio, su mente aturdida por la revelación. Dylan había actuado rápidamente para castigar a aquellas mujeres que la atacaron, algo que nunca hubiera esperado de él. Era difícil conciliar este lado protector con el hombre que había conocido antes—distante, negligente e indiferente a su sufrimiento.
«¿De verdad está cambiando?», pensó.
Su mente regresó a lo que Justin había dicho antes. Su pecho se apretaba lleno de arrepentimiento. En lugar de agradecer a Dylan, lo increpó.
Su mirada se posó en el tazón de sopa intacto sobre la mesa junto a su cama. Las palabras de Justin, «No ha comido nada en todo el día, pero se aseguró de que tú no pasaras hambre», resonaban en su mente. Lentamente, la ira que había sentido hacia él comenzó a disolverse, y su corazón se ablandó.
—¡Ava! ¿Sigues ahí? —preguntó Ethan al no oír nada de su parte.