Mientras miraba la tímida sonrisa de Gu Ruoyun, Ling Xi tragó saliva. Finalmente recuperó la compostura y exclamó:
—Gu Ruoyun, nunca esperé que ocultaras tus poderes tan bien. Simplemente no puedo entender, ¿por qué no alzaste la mano contra mí cuando tuviste la oportunidad? Sin embargo, ¿no estás pensando demasiado bien de ti misma? Somos muchos y tú sola una. Si te atacamos todos juntos, ¿realmente crees que podrías enfrentarnos? Te daré una última oportunidad. ¡Entrégame el tesoro y quizás te conceda una muerte fácil!
—Así es, esta mujer está sola. Y ellos son tantos. ¿Cómo podrían tener miedo de ella? ¿Acaso ella no entiende el concepto de estar irremediablemente superada en número? —Ling Xi pensó para sí mismo.
—¿Tesoro? ¿Te refieres a esto? —Gu Ruoyun dirigió su mirada hacia la multitud. Luego, con un zumbido, apareció una espada en su mano y apuntó su oxidada hoja hacia Ling Xi.
Ling Xi se quedó momentáneamente atónito, cuando salió de su aturdimiento, gruñó:
—Gu Ruoyun, ¿estás insultando nuestra inteligencia? ¿Te atreves a afirmar que esta hoja rota es el tesoro? ¿Crees que tengo tres años?
—Exactamente, es solo una hoja rota. Nadie la querría ni regalada.
—Gu Ruoyun, más te vale entregar el tesoro. ¡Dejaremos tu cadáver intacto por el bien de tu hermano, Gu Shengxiao!
—¿Oh? —Ante una ráfaga de gritos, Gu Ruoyun tranquilamente retiró su espada—. Así que piensas que tienes alta inteligencia. Por lo que yo veo, ese no es realmente el caso. Ya me he ofrecido a darte el tesoro pero lo has rechazado tú mismo. No es que no quiera dártelo.
En ese momento, oculto entre los árboles, Leng Yanfeng enfocó su mirada en la tranquila y compuesta Gu Ruoyun. Murmuró para sí mismo con una expresión perpleja en su apuesto rostro:
—Gu Ruoyun, parece que no estás actuando a propósito frente a mí. Es porque el mundo te ha subestimado...
¡Ella había logrado descubrir el arma espiritual de la Secta de la Refinación de Armas!
Eso también demostraba que su energía mental era mucho más fuerte que la de la persona promedio.
Leng Yanfeng quedó momentáneamente en silencio, finalmente miró a Gu Ruoyun antes de desaparecer en el bosque.
—Gu Ruoyun, si no vas a entrar en razón, entonces no nos quedará más remedio que matarte —Un brillo frío cruzó los ojos de Ling Xi y él se burló.
—¡Si matarte significa que podemos obtener el tesoro, entonces tu vida podría haber tenido algún tipo de significado! —Shua! Justo cuando habló, se lanzó directamente hacia Gu Ruoyun.
Todos los demás rápidamente intercambiaron miradas, luego cargaron hacia la delgada figura en el centro desde todas direcciones.
—Una vez que la hayamos matado, —pensaron—, ¡el tesoro será nuestro!
La mirada en sus ojos cambió enormemente al pensar en esto. Deseo, codicia y determinación por ganar.
Sin embargo...
Bajo la ligera brisa, la joven levantó su delicado y bonito rostro antes de hablar. Su voz etérea fue escuchada por cada par de oídos allí. Era como si hubiera pasado todo un siglo...
—¿Eso es todo lo rápido que pueden ser? Demasiado lento. Lo siento, no tengo interés en luchar con niños como ustedes.
Mientras hablaba, una pesada carga de puños se estrelló contra sus cuerpos. Incapaces de controlarse, retrocedieron tambaleándose.
—¡Imposible! —Ling Xi abrió mucho los ojos. Aunque el cuerpo de Gu Ruoyun estaba a centímetros, solo podía observar con la mirada ensanchada...
—Esta mujer, ¿cómo se volvió tan fuerte? —Se preguntó—. Todos estos años, ¿qué profundos secretos había estado ocultando?
¡Peng! Independientemente de cuánto resistiera, el cuerpo de Ling Xi se estrelló pesadamente contra el suelo. Justo cuando cayó, pareció haber recordado algo y soltó un rugido furioso.