Gu Xianglin recuperó su línea de pensamiento después de que una mirada de asombro atravesara sus ojos. Su tono de voz se volvió indiferente y arrogante mientras decía:
—Gu Ruoyun, no te responsabilizaré completamente por las cosas que sucedieron en los años anteriores. Sin embargo, solo necesitas inclinarte ante tu abuelo con tu rostro en el suelo y admitir que estabas equivocada. Solo entonces te perdonaré por ser joven e impulsiva y ya no habrá más alboroto sobre tus errores pasados.
—Je je.
La mujer encantadora junto a Gu Ruoyun no pudo evitar reírse al escuchar esto. Sus seductores ojos de zorro eran como anzuelos que tiraban de las cuerdas del corazón de quienes la rodeaban. Su encanto era incomparable.
—¿De qué te ríes? —se frunció el ceño de Gu Xianglin. Esta mujer era bella, pero no era su tipo.
Especialmente cuando se había atrevido a burlarse de él de esta manera.
