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—¡Ofertaré 80 millones de monedas de oro! —exclamó Ba Zhentian.
Ba Zhentian fue el primero en ofertar. Sin embargo, había gastado todos sus fondos para este premio. No podría ir más alto que su primera oferta.
—110 millones de monedas de oro —una voz sonó secamente.
¡Bam!
Los pies de Ba Zhentian flaquearon y se desplomó en su silla. Su frente estaba perlada de sudor y su cuerpo se sentía débil.
Zuo Shangchen sonrió perezosamente. Sus ojos sonrientes como los de un fénix miraron a Gu Ruoyun. Esta sonrisa era como diez millas de flor de durazno, tan hermosa que hacía que la gente no pudiera apartar la mirada.
—Xiao Yun'er, también estoy interesado en esta píldora. Me pregunto si me permitirías participar en esta subasta —dijo Zuo Shangchen.
Gu Ruoyun le lanzó una mirada de reojo:
—Si tienes el dinero, adelante, hazlo. No me molestaría ganar más dinero.
—120 millones de monedas de oro —otra voz llegó desde fuera del palco.
