Mientras Abel volvía a su habitación, comenzó a pensar en qué podía hacer para evitar que esos jinetes lobo tomaran revancha. Sabía que incluso si decidía devolverles el Tesoro del Lobo Sagrado, eso todavía no garantizaría que dejaran de buscar su venganza.
La razón por la que Abel había enviado al Caballero de Elliot a comprar esas pequeñas gemas, era porque planeaba reponer todas las gran espadas súper explosivas usadas en el Cubo Horádrico. Para el peor escenario, también estaba planeando preparar una gran espada súper explosiva hecha con una gema perfecta, la cual desataría una destrucción mutua si fuera necesario.
Por supuesto, ese era solo el peor caso imaginado por Abel, pero era solo cuestión de tiempo. Hace un tiempo, Abel tuvo una idea sobre esa gran espada explosiva. Quería probar si era posible extender la duración de la explosión. Sin embargo, como Abel estaba ocupado con otras cosas, este proyecto parecía haberse desvanecido de su mente.