Abel era un hombre de palabra. Comenzó a aplicar su poder de voluntad a la base de cien habilidades. Como no había un método normal para iniciar cien habilidades, bajo el poder de voluntad de Abel, sintió que era capaz de continuar forjando. Abel luego levantó el martillo de 100 libras más alto y forjó capa sobre capa mientras lanzaba la base al horno una y otra vez.
101 habilidades, 102 habilidades, 103 habilidades... 120 habilidades.
Cuando Abel alcanzó las 120 habilidades, se dio cuenta de que esta base ya no era viable y que ya no podía golpearla con su método antiguo. La estructura era mucho más compacta que esas bases normales de cien habilidades. Como la rigidez era mucho mayor de lo que esperaba, Abel decidió nombrar esta base como la base de 120 habilidades.