—Dos palabras sencillas, sin embargo, explotaron en sus oídos como truenos.
—El joven con ropas de mendigo tropezó y cayó al suelo antes incluso de terminar su rodada.
—A pesar de temblar, no olvidó seguir enviando signos de puntuación a Ye Wanlan a través de su teléfono.
—[Hermano Cazafantasmas]: !!!
—[YN]: Una caída en suelo plano, muy elegante, tu kung fu es verdaderamente magistral.
—Esa frase hizo que el joven con ropas de mendigo colapsara en el suelo, completamente incapaz de levantarse.
—[Hermano Cazafantasmas]: Hermana YN, por favor no me asustes, ¿no serás un espíritu agraviado que me ha seguido todo este tiempo, verdad?
—Esta vez no recibió respuesta, porque la voz vino desde arriba de su cabeza.
—No esperaba que fueras tan audaz como para entrar a Shenzhou sin siquiera pasar por aduanas —dijo la chica con frialdad—. Aquellos que saben, entienden que vienes sin malas intenciones; los que no, piensan que has venido a dañar a la gente de Ciudad de Yan.