—Si no fuera por las circunstancias, realmente quería expresar su alegría en voz alta en este momento.
—¡Había detestado a ese imbécil durante mucho tiempo!
—Está bien, Xiao Ran, eres tan excepcional, Gu Heng simplemente no te merece —haciendo una pausa, Ye Zhichen habló directamente—. El viento muere y el aroma de las flores cargadas de polvo se desvanece; todo cambia a medida que la gente va y viene, y las cosas llegan a su fin. Xiao Ran, Gu Heng es solo un punto de partida en tu vida, no tu destino. No hay necesidad de que te detengas por él. Al final del esplendor, habrá alguien que dará todo solo para esperar tu llegada.
Los ojos de Su Ran parpadearon ligeramente, su expresión distante y soñadora.
—Darlo todo, solo para esperar su llegada... —¿Realmente podría existir tal persona?
—Xiao Ran, ¿qué te pasa? —al no recibir respuesta de Su Ran durante mucho tiempo, Ye Zhichen preguntó preocupada.
