—Jefe, ¿con qué estás tan ocupado? No tienes novia ni familia, la gente que no sabe pensaría que tienes una esposa que te acompaña. —dijo alguien.
—... —respondió el jefe, pensativo.
—Hmm. —La voz baja y magnética del hombre era ronca y oscura con un tono profundo mientras sus ojos profundos descansaban en Su Ran.
—... —Su Ran giró tranquilamente la cabeza, mirando el paisaje fuera de la ventana.
—Hmm. —volvió a sonar la voz del jefe.
—¿Hmm?? —replicó el interlocutor, confuso.
—Jefe, tú... bip bip bip... —De la llamada se escuchó un tono de ocupado.
En ese momento, en un club de alta clase en Ciudad Yong, Mo Shangjie sostuvo su teléfono con una expresión atónita.
—Hmm. ¿El jefe realmente dijo hmm? —Miró el teléfono durante mucho tiempo y no pudo articular palabra.
—¿Qué pasa? —El hombre apoyado cerca preguntó.
—Dijo que tiene que acompañar a su esposa. —Mo Shangjie lanzó el teléfono al sofá y miró al hombre, su voz melancólica.