Vestido con un traje de diseñador a medida y de alta calidad, tenía una figura alta y erguida con rasgos guapos pero fríos, y un aire de orgullo a su alrededor. Esta versión de Gu Heng le recordaba al adorable niño vestido de blanco de su infancia, cuya expresión siempre era serena y distante.
Qué lástima...
¡El tiempo había cambiado todo!
Su Ran apartó la mirada y no lo miró. Su expresión facial se tensó ligeramente, y todo su comportamiento se volvió tan distante e indiferente que daba miedo. El frío aura alrededor de sus cejas de repente estalló, devolviendo al ensimismado Gu Heng a la realidad.
—Escuché que te resfriaste y tuviste fiebre. ¿Cómo... te sientes ahora? —Mientras entraba a la enfermería, la profunda voz del hombre era muy gentil, como si no hubiera sido él quien le hablara con palabras frías y una mirada heladora solo la noche anterior.
Su Ran curvó los labios en una sonrisa luminosa.
—¿Escuchaste? —Qué "escuché" tan interesante.