Belen y los demás notaron de inmediato este cambio en su expresión, ya que siempre estaban enfocados en él, y miraron hacia donde él miraba.
Había una mujer que podría llamarse el ejemplo perfecto de una belleza peligrosa.
Solo en términos de belleza, había superado fácilmente a una mujer normal y era comparable con Flavia. Además, después de echarle un vistazo, uno sentiría una sensación de peligro, lo que de alguna manera la hacía aún más atractiva para los hombres.
—¿No es esa la mujer enmascarada que nos atacó hace unos días? —preguntó Leticia, frunciendo el ceño.
Al darse cuenta de que ella era la mujer que intentó matarlos y el hecho de que resultó ser más hermosa que ella, su humor se agrió y se enfadó aún más. Lo mismo ocurrió con Rima y Belen.
—Sí. Ella es. —Max asintió y dejó de mirarla.
A diferencia de otros hombres que la miraban como lobos hambrientos, a él no parecía afectarle su belleza.