El hombre detrás de Timón tenía un aspecto preocupado. Se adelantó y le susurró al oído —Joven maestro, creo que no deberías enfrentarte a él. Podría ser peligroso.
Era precavido basado en su corazonada y no quería que su joven maestro perdiera prestigio, pero también estaba preocupado porque sabía que Timón era demasiado arrogante para su propio bien. Y como esperaba, Timón espetó —¿Crees que no puedo vencerlo? Él es solo basura a mis ojos. Después de decir lo suyo, se dirigió hacia la arena después de darle a Max una sonrisa fría.
Max también tenía una sonrisa astuta en su rostro mientras lo seguía. Le haría saber a este tonto su lugar, incluso si era hijo de un Conde.
El hombre negó con la cabeza después de que Timón no hizo caso a su consejo y caminó hacia la arena con otros guardias en caso de que algo malo sucediera. Estaba decidido a intervenir si su presentimiento resultaba ser cierto.
