—¿Qué es? —Max la miró confundido.
—¿Qué vas a hacer si ella me ve aquí? —preguntó la Anciana.
Max se pausó por un segundo y luego sonrió —No te preocupes. No va a entrar en la habitación. Diciendo esto, empujó la puerta abierta.
…
Mientras tanto, afuera de su habitación, la mujer pequeña estaba entrando en pánico.
«¡Vaya! Realmente lo hice. ¿Qué voy a hacer cuando abra la puerta? Espera, ¿y si ya está durmiendo? Creo que debería irme…»
Mientras tenía estos pensamientos, la puerta se abrió de repente, y Max apareció frente a ella.
—Oh, no te has dormido aún —se le escapó decir.
—No. Pero, ¿por qué estás aquí a esta hora? —Max preguntó con una mirada de disgusto.
—Bueno, pensé que podrías tener problemas para dormir. Así que, vine a ver cómo estabas, y justo como pensé, todavía estás despierto. Jaja… —Al ver su expresión, entró en pánico y rápidamente le contó la excusa que había planeado de antemano.