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—Dime, ¿cuántos de vosotros bandidos seguís aún en las cuevas? —Max levantó al bandido en el aire por el cuello y preguntó fríamente.
—¡Argh! ¿Quién eres? —El bandido luchó por hablar. No podía respirar correctamente.
—Dime lo que te pregunté —Max usó un poco más de fuerza, pero su expresión permaneció impasible.
—¡Argh! Te lo diré... te lo diré —El miedo brilló en los ojos del bandido. Max asintió y aflojó su agarre para permitirle hablar más libremente.
—No... ¡Cough! No hay nadie allí. El líder de la pandilla se ha llevado a todos con él por la mañana... —El bandido comenzó a hablar.
Después de contarle todo, el bandido tuvo una expresión suplicante y trató de hablar —¿Puedes dejarme
¡Crack!
Max ya no se preocupó más por él y rompió su cuello sin dudar, matándolo al instante.
