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Sintiendo la ligera humedad, él comenzó a frotar su clítoris con su dedo medio.
—Ngh~
Leticia tembló cuando un gemido fuerte se escapó de sus labios. Era una sensación completamente nueva para ella. Sentía que sus rodillas perdían fuerza, así que puso sus manos sobre los hombros de él y se inclinó hacia él para sostenerse.
Viendo que lo estaba sintiendo, deslizó su dedo medio dentro de su pequeña cueva húmeda.
—Mmph~
Ella se sacudió, echando su cabeza hacia atrás y mordiéndose el labio inferior, tratando de no gemir demasiado fuerte. Pero el gemido aún lograba escaparse de sus labios.
Max sonrió ante esto y le mordió el lóbulo de la oreja, susurrando —No necesitas contener tus gemidos. Déjalos salir libremente; nadie los escuchará aquí fuera.
Al oír esto, aunque Leticia se sentía avergonzada, dejó de intentar contenerlos y gemía cada vez que sentía su dedo entrar y salir de su coño.