Chapter 11 - Beso

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Max fue a su habitación después de hablar con Emily.

—Primero me tomaré un buen baño hasta que llegue Lilly —estaba exhausto y había sudado mucho con tanto correr y ver de cerca esas aterradoras bestias. Por eso, decidió darse un baño para limpiarse y relajar su cuerpo.

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Después de esto, se dio un largo y caliente baño. Su cuerpo se relajaba con el agua caliente.

—Después de un día de duro trabajo, un baño caliente es imprescindible. Me siento muy relajado y renovado —reflexionó. Aunque no había hecho un trabajo duro, aún estaba gastado.

Se puso una bata y se acostó en la cama, esperando a que llegara Lilly.

Al cabo de un rato, Lilly volvió con un plato de comida. Llevaba su habitual vestido de criada. Pero con su atractivo rostro, sus labios rosados, sus pechos generosos y su figura curvilínea, se veía muy bella y sexy.

Max simplemente la miró durante unos instantes. Salió de su ensimismamiento cuando escuchó su dulce voz —Joven maestro, le he traído su comida.

—¡Ah! Bien, ponlo en la cama. Hoy comeré aquí y cierra las puertas —le ordenó serenamente mientras controlaba su creciente lujuria.

Lilly le llevó la comida a la cama después de cerrar la puerta detrás de ella.

—¡Ven, siéntate! ¡Comamos juntos! —Max tomó su mano y la hizo sentarse junto a él. Ella se sorprendió por su acción repentina pero no se resistió y se sentó.

Lilly no dudó y empezó a comer con él. Sabía que él insistiría. También le gustaba su joven maestro y no quería disgustarlo por estas pequeñeces. Además, ella también quería pasar tiempo con él, ya que era él quien se preocupaba por ella, y él indirectamente la había aceptado como su mujer.

—Lilly, dime una cosa. ¿No te asustaron las bestias hoy? Tengo curiosidad por saber por qué no mostraste signos de miedo —Max le preguntó mientras comía. En su viaje al bosque para cazar, prestaba atención a cada una de sus expresiones y cómo reaccionaban en diferentes situaciones.

Cuando ese halcón rojo los atacó, todos estaban ansiosos y asustados por encontrarse con una bestia peligrosa, pero Emily y Lilly no. En el caso de Emily, se puede decir que ella, como maga de dos estrellas, confiaba en su fuerza, pero, ¿Lilly? Ella solo era su criada, ¿verdad? ¿Quién no tenía experiencia alguna en luchar contra bestias y seguramente era tan débil como él?

—J-Joven maestro, yo... —Lilly fue sorprendida por la inesperada pregunta y no sabía cómo responder. Tenía una extraña expresión, mezclada con tristeza, culpa y un poco de emoción.

—Está bien si no te sientes cómoda compartiéndolo conmigo. Lo entiendo —dijo Max mirándola a sus hermosos ojos.

Lilly apartó la mirada hacia abajo. Luego dijo con una expresión complicada —Joven maestro, creo que soy también una maga como la Señorita Emily.

—¡Ah! Eso es bueno entonces. ¿Por qué lo estás escondiendo? Es algo de lo que deberías estar orgullosa, ¿verdad? —dijo Max. Al mismo tiempo, se estaba maldiciendo a sí mismo, '¿Por qué soy el único que no es mago?'.

—Es porque nadie en la familia lo sabe, y si se enteraran, sospecharían de mi identidad de por qué una plebeya como yo puede usar magia, y he oído que a los nobles no les gusta que sus sirvientes sean fuertes —Lilly explicó en una voz débil.

—Ehh? Esa era la razón por la que estabas dudando. Te dije antes que perteneces a mí, a nadie más. No dejaré que nadie te diga o haga nada sin importar qué —Max intentó consolarla cuando ella lo interrumpió.

—Joven maestro, esa no es la única razón por la que estaba dudando —dijo Lilly.

—¿Ah? ¿Cuál es? —Max preguntó con curiosidad.

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—Yo... solía leer tus libros cuando estabas durmiendo o ocupado con algo más. De ellos aprendí cómo usar magia y algunos hechizos básicos. Pensé que te enfadarías conmigo por tocar tus libros, ya que me dijiste que no los tocara.

—¡Ya veo! Entonces secretamente usaste mis libros para aprender magia cuando te prohibí que los tocaras —dijo Max en un tono extraño mientras pensaba profundamente.

—Lilly se asustó por su cambio de tono. Pensó que estaba enojado con ella. Max, por otro lado, estaba pensando en algo completamente diferente. "Según me contó Emily, pocos plebeyos tienen la habilidad de usar magia, y aun si lo hacen, sus posibilidades de convertirse en un mago poderoso son escasas. Y según lo que dijo Lilly, ella puede usar magia y cree que es lo suficientemente fuerte como para compararse con Emily. Pero eso no es importante. Según lo que dijo, sólo aprendió magia de mis libros. ¿De verdad? ¿Cuánto talento se necesita para hacer algo así?"

—Max recogió sus pensamientos y sonrió. —No tienes que preocuparte por esas cosas. En cuanto a que a las familias nobles no les gustan que sus sirvientes sean fuertes, no te preocupes por ello. Como dije antes, eres mi mujer de ahora en adelante y solo pertenecerás a mí. Nadie puede ordenarte o expulsarte de la familia.

—Al oír que ella era su mujer, Lilly se sintió aliviada y sintió calor en su corazón. Él ahora la había aceptado como su mujer. Aunque sabía que él solo lo decía en calidad de amante, estaba satisfecha con ello mientras pudiera estar con él.

—¡Gracias, joven maestro! Te serviré lo mejor que pueda —Lilly lo agradeció emocionalmente.

—Después de comer, se sentaron en la cama hablando.

—Max, que hasta ahora había estado controlando su lujuria, no pudo hacerlo más después de inhalar su aroma femenino y ver a una chica más bella que la chica que le gustaba en su vida anterior.

—De repente tomó su mano, que era tan suave como jade delicado. Luego llevó su otra mano a su rostro y empezó a acariciar su suave mejilla. Después puso su dedo índice en su labio inferior. Al sentir la suavidad de este, su respiración se aceleró de la excitación ya que era la primera vez que tocaba a una chica de esa manera.

—Incapaz de controlarse, puso sus labios en sus suaves y jugosos labios y comenzó a besarlos lentamente. Besaría un labio a la vez. A veces pasaría la lengua por sus labios.

[+5 Puntos de Lujuria]

[+5 Puntos de Lujuria]

[+5 Puntos de Lujuria…]

—Mientras tanto, los puntos de lujuria seguían sumándose.

—Lilly, ¿te gusta cuando hago esto?—susurró mientras soplaba aire caliente en su oreja.

—Lilly también respiraba fuertemente. —Si-sí. Me gusta, joven maestro —dijo suavemente.

—Al oír su voz entrecortada, Max se excitó aún más. Movió su cuerpo y la hizo sentarse en su regazo mirándole a él. Suavemente sostuvo su cabeza con su mano derecha mientras agarraba su cintura delgada con la izquierda y se inclinó por un apasionado beso francés.