—¡Tú! —uno de los gemelos de repente se enfadó—. ¡Su Han era demasiado arrogante!
Estos dos podrían ser formidables, quizás incluso más que el llamado Maestro Gang.
Pero en sus ojos, no eran nada.
—¿Realmente pensaban que tenían la fuerza para desafiarlo?
Se sobreestimaron.
Mientras Su Han los ignoraba, las caras de los gemelos ardían de vergüenza.
—¡La mayor forma de desprecio de todas es ser ignorado!
Su Han los despidió a ambos, sin considerarlos oponentes dignos.
Ambos sabían que no eran rival para Su Han. Con solo ese movimiento anterior, quedó claro. Quedarse sería enfrentarse a más humillación.
—¡Vámonos!
Los gemelos apretaron los dientes mientras se alejaban, y nadie los detuvo. Era como si nunca se les hubiera visto como una amenaza.
—¿Por qué preocuparse por problemas potenciales en el futuro si no son una amenaza ahora?
—Señor Su. —Yang Zi Cheng suspiró aliviado una vez que los gemelos se fueron.
