El rostro de Wu Hong Wei estaba lleno de asombro, y una pizca de irritación se mostraba —¡Acelera y deshazte de ellos!
¿Cómo era eso posible? Era un famoso campeón de carreras clandestinas en la capital provincial y nunca había perdido antes. ¿Cómo podría Su Han alcanzarlo?
El corazón del Conductor dio un salto y una mirada de sorpresa apareció en sus ojos.
Nunca había perdido antes. ¿Cómo podría perder contra un conductor aficionado?
¡Una cosa tan vergonzosa no debe suceder!
—¡Jaja, los alcanzamos, los alcanzamos! —Al ver el GTR de Wu Hong Wei, Qiao Yu Man se emocionó.
Sentía como si los muros de la montaña fuera de la ventana del coche giraran tan rápido que no podía ver el camino, haciéndola sentir un poco asustada.
Pero Su Han permanecía tranquilo, como si solo condujera a 40 mph.
Sus ojos, agudos y brillantes, miraban hacia adelante. Qiao Yu Man lo miró y se sintió casi hipnotizada.
—Cuando mi cuñado se pone serio, se ve bastante genial —pensó.
