La expresión de Liu Fang cambió. No se había percatado de la presencia de Su Han hasta ahora.
Liu Fang soltó inmediatamente un resoplido frío—¿Quién eres tú para atreverte a hablar mal de mi primo!
—Ese es tu primo, no me sorprende que seáis tan parecidos—ambos completamente imprudentes —respondió Su Han con calma, dándole a Liu Fang una mirada—. Te daré una oportunidad: arrodíllate ahora y pide disculpas a esos hermanos heridos, y podremos poner fin a este asunto.
Liu Fang se quedó atónito por un momento como si hubiera oído una broma—¿Arrodillarse y pedir disculpas? ¿Este tipo era un idiota?
El experto en Muay Thai de Liu Fang era muy formidable, la gente de Yang Zi Cheng ya había sufrido mucho. Ahora, ¿había alguien con el atrevimiento suficiente para pedirle a Liu Fang que se arrodillara? ¿No era esto una provocación deliberada?
—¿Me estás diciendo que me arrodille?
