—Está bien, entonces no te quedes más aquí. —Ye Mo realmente no tenía ánimos de jugar con esos vándalos pero tantas cosas habían ocurrido solo por una comida. Se acercó y les dio unas cuantas bofetadas más.
El hombre rugiente ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar y fue abofeteado al suelo de nuevo, escupiendo dientes igual que aquel joven.
—Está bien, está bien, eres el primero en ser tan arrogante viniendo a Lu Wang Jiao. Si tienes agallas, espera a mi jefe —luego, Shuai Liu cogió un teléfono y llamó.
—No necesitas llamar. Iré a ver a tu gran jefe. Para ser honesto, tienes demasiados grandes jefes —Ye Mo sacudió la cabeza. Si no fuera por Wang Yanming, se hubiera ido tan pronto como los golpeó, pero ahora, si lo hiciera, Wang Yanming y sus amigos estarían acabados. Así que, tenía que hacer las cosas limpiamente.
El hombre de voz ronca escuchó las palabras de Ye Mo y lo miró sorprendido. Después de un momento, rió cruelmente y dijo:
