En las cuevas corroídas por el viento, Ye Mo miraba a Luo Susu, que empeoraba por momentos. Estaba muy preocupado, pero él mismo se había marchitado. Si le daba un poco más de sangre a Luo Susu, quizás realmente no podría aguantar.
Ye Mo odiaba por qué le faltaba ese poquito de chi espiritual para avanzar. Si él estuviera en el tercer nivel ahora, no habría problema alguno.
Su mente vagaba mientras parecía ver a aquella chica vestida de amarillo darle más de la mitad de su agua a él. Después de mucho tiempo, la figura de la chica vestida de amarillo parecía fusionarse con su maestra Luo Ying. Ya no podía decir si era Luo Ying o Luo Susu.
De repente, Ye Mo despertó una vez más. Sabía que no podía aguantar más. Pero en su mente, no podía soportar ver morir frente a sus ojos a la mujer que había traído a la agonía. Pensando en esto, Ye Mo, perseverante, se cortó las muñecas sin dudarlo y las dirigió a la boca de Luo Susu.