No era la primera vez que Theo tomaba café en la casa de una persona a la que apenas conocía. Quizá la primera vez que lo hacía mientras esa persona no estaba. Theo esperaba sentado en la cocina de aquella pelirroja de la noche anterior. Después de darle unos sorbos a su segunda taza de café escucho la puerta principal de la casa abrirse. Tras unos pasos sonoros, la pelirroja Ashley Williams llego caminando a la cocina. No debió notarlo, pues camino directamente hacia la cafetera, tomo una taza y la lleno hasta el tope de café, agrego 2 cucharadas de azúcar morena y dio un largo sorbo. Cuando termino dejo escapar un sonoro suspiro de placer. Cuando se dio el vuelto y vio a Theo tardo unos momentos en reaccionar. Volvió a tomar del café y cuando se dio cuenta de la situación, se atoro con el café. Ella empezó a toser con fuerza mientras le salía algo de café por la nariz.
– MIERDA. – grito ella. Por el susto se había manchado de café su abrigo. Miro la mancha aun intentando recuperar el aliento. – Mierda… - Hola. – saludo Theo. – ¿Qué haces…aquí? – alcanzo a preguntar ella. – Mis padres… ellos… - No están. – respondió Theo. – Tengo algunas preguntas… Theo se sirvió otra taza de café antes de hablarle a Ashley sobre el edificio quemado y preguntarle lo que sabía de él, lo que sabía de Red Star. Ashley tomaba pequeños sorbos de café mientras respondía sus preguntas. Volvió a contar toda su historia. Como llego allí, lo que buscaba, sobre su trabajo. Theo escuchó con atención notando algunas discrepancias que decidió ignorar.
-lo siento, no sé qué más puedo decirte. – dijo Ashley. – No sé qué hizo antes de llegar a los muelles. – claro… - dijo Theo. Ashley lo miro con duda. Theo espero a que dijera su pregunta. Quizás se lo debía por haber entrado a su casa sin permiso. – ¿Que harás? – pregunto Ashley al fin. – Buscar una mejor fuente. – dijo Theo con algo de molestia. – Eso es injusto… – dijo Ashley con un tono triste mientras agachaba la cabeza. – Esto fue un error. – Declaro Theo mientras se levantaba de la mesa y a zancadas empezó a caminar hacia la salida. – Espera, por favor, espera. – rogo Ashley mientras lo seguía desde atrás. – Necesito respuestas. ¿Qué es lo que harás? – Ya te lo dije – No… hablo de… Red Star…
Theo sabía que estaba siendo injusto con la chica. Por como hablo de él anoche, ella debía de ser algún tipo de fanática de Atlas. Aun así, no sentía que su paciencia fuese a durar mucho más. Temía terminar ahorcándola. Podía imaginarse claramente con sus manos alrededor de su cuello, asfixiándola, poco a poco haciendo que su rostro cambie de color, de rojo a azul, de azul a rojo. Sus ojos verdes saliendo de sus orbitas haciéndose tan grandes como sus anteojos redondos… Se obligo a quitar aquella imagen de su mente. Sabia bien lo peligroso que eran aquellos pensamientos. Ashley seguía detrás de él, aun a la espera de una respuesta.
– ¿No es obvio? – pregunto Theo en respuesta. – Voy a Matarlo. – …Los héroes no hacen eso – dijo Ashley no muy convencida de ello. – No soy un héroe – dijo Theo antes de salir de su casa.
. . .
Habían pocas cosas de las que Theo disfrutaba en su vida. Tomar una cerveza durante la noche en un bar llamado Kristy´S en la zona mala de Brooklyn era una de ellas. Pepper, la dueña del bar era lo más cercano que tenia a un segundo Al…un amigo…amiga. Pensar en eso aun le resultaba difícil. Con Pepper hablar era fácil. Podían pasar horas hablando de cualquier trivialidad. En ese bar, de algún modo, parecía que el mundo desaparecía. Con Al muerto, eso era justo lo que necesitaba. – ¿Día difícil? – pregunto Pepper mientras le servía otra cerveza. – Han sido algunos años difíciles. – respondió Theo mientras para luego beber de su cerveza. – Pues mi semana tuvo que ser peor. – resoplo Pepper. – Eh lidiado borrachos y mujeres despechadas toda la semana… Escucharla quejarse aliviaba el constante peso que Theo solía sentir. Si, aun tenia que lidiar con Red Star, y debía seguir vigilando a los otros, pero en ese momento su única preocupación era escuchar como el lavabo de Pepper se había atorado por 4ta vez en el mes.
Theo escucho un fuerte sonido a vidrio romperse atrás de él. Un hombre, con barba, tez morena, de baja estatura y claramente ebrio, estaba parado frente a algunas botellas de cerveza rotas en el suelo. Se apoyaba en una mesa intentaba llegar tambaleándose hacia la barra mientras continuaba bebiendo una botella.
– Mierda. No te muevas. – se quejo Pepper mientras se acercaba a limpiar el vidrio y cerveza derramada del suelo. – Ve a casa, Ramon. Ramon se sentó a lado de Theo en la barra, y eructo en respuesta a las quejas de Pepper. – ¿Y tu qué? – pregunto el ebrio a Theo. Theo lo ignoro. Fijo su mirada en su bebida. – Tiene un buen trasero… – opino Ramon mientras se volteaba a ver a Pepper limpiar el suelo.
No era la primera vez que un ebrio se le acercaba y opinaba sobre el trasero de Pepper. Theo no era ciego. Claro que sabia lo atractiva que era Pepper. Con su tez morena, largo cabello negro, ojos color marrón claro y aquellas largas piernas la volvían el mayor atractivo de Kristy´S. – Aunque… Escuche que le gustan las vaginas. – volvió a comentar Ramon. – Que desperdicio … perra marimacho.
Theo podía romperle cada uno de sus patéticos huesos. Lanzarlo por los aires. Arrancar su cabeza. Todo con una sola mano. Pero ni siquiera sentía ganas de insultarlo, ni hablar de mirarlo. A los ojos de Theo, aquel hombre era muy pequeño, insignificante… Las palabras de una vieja amistad volvieron a su mente: ''Que puedas hacerlo, no significa que debas hacerlo''.
- ¡Ey! Te estoy hablando. – le grito Ramon. - ¡RESPONDE, PUTO MARICA! Theo se limito a mirarlo. Quizás por lastima. – Te pregunte algo… – le reclamo Ramon. - ¿Te la quieres coger? O ¿Eres uno de esos putitos? Ramon lo había logrado. Theo empezaba a sentir algo por él. Algo nada bonito. Theo se acercó lentamente al oído del hombre. – Ya es hora de que te vayas… – le susurro al oído. Theo volvió a fijar su mirada en su botella. Pudo escuchar como Ramon se levantó de la barra. Penso que aquello había bastado para alejar al viejo ebrio. Gran error. Uno que apenas noto cuando varios vidrios cayeron sobre sus hombros y un punzante dolor apareció en su nuca.
Lo curioso de la invulnerabilidad es que no te hace inmune al dolor. Theo sintió cuando Ramon lo golpeo con aquella botella, pero ya estaba acostumbrado al dolor. – ¡Ramon, NO! – se escucho a Pepper gritar. Theo se levantó del asiento de la barra y se sacudió los vidrios de la ropa. Volteo hacia Raman. El aun sostenía el cuello de la botella rota. Ramon lo miraba con asombro. Quizás preguntándose como seguía intacto por el golpe. La sorpresa de Ramon paso y en cambio la ira la remplazo. Miro con rabia a Theo y lo apuñalo con la botella en el abdomen. ''Apuñalar'' no sería la palabra correcta. El vidrio quizás rasgo algo las ropas de Theo, pero una botella rota no iba a atravesar su piel. Todo lo que hizo fue estrellarse contra él y romperse en mas fragmentos de vidrio que cortaron la mano de Ramon. Ramon volvió a verlo, esta vez llena de un sentimiento que Theo conocía bien. Terror.
-Monstruo – fue lo que dijo Ramon en español que Theo logro entender. Un puño golpeo con fuerza en la cara a Ramon, lanzándolo al suelo. Theo ya había visto a muchos salir golpeados de Kristy´S. Todos golpeados por la misma mujer. - ¿Qué Carajos te pasa? – grito Pepper. – ¡LARGO! Ramon se levantó tambaleante. Le sangraba la nariz y la mano. Ramon empezó a ir hacia la puerta, mientras lanzaba maldiciones a diestra y siniestra en español. Incluso al salir del bar aún se seguía escuchando su voz. – ¡Carajo! – grito Pepper. – puta madre… ¿Estas bien? - Si, tranquila. – La calmo Theo. Se volvió a sentar y siguió bebiendo de su cerveza. - ¿Esto pasa muy seguido? Pepper lo miro confundida y camino hasta llegar a su habitual lugar detrás de la barra. – yo… bueno, si… – comenzó a decir Pepper. – Es la 3era vez en el mes – Esas son muchas veces. – dijo Theo antes de dar otro trago a su botella. – Lo se… – renegó Pepper. – Pero era amigo de mi papá… no importa. Ya no volver a entrar. Pepper se froto los ojos con las manos. Al quitarse las manos, sus miradas se cruzaron. Siguieron viéndose un largo y por alguna razón nada incomodo momento. Ambos se sonrieron el uno al otro, como si compartieran cierta complicidad. – Así que… estas bien. – dijo Pepper. – Si… yo… soy más duro de lo que parezco. – bromeo Theo. – Mi… gabardina es gruesa… - Claro. – dijo Pepper mientras reía. – Gabardina gruesa… ¿eso también es común en los súpers? ¿Las gabardinas gruesas? Theo se congelo. Su mente tardo en procesar lo que sucedía. No era la primera vez que lo descubrían. Pero no creyó que ella lo haría. Quizás no quería que lo hiciera. – Por favor… – empezó a decir Pepper. – Te rompieron una botella en la cabeza y prácticamente te apuñalaron. Estas sin un rasguño. Cielos, ni siquiera te inmutaste. – No, yo no… – comenzó a negar Theo. – Vamos, Theo. Se reconocer a un super. – afirmo Pepper. Theo miro su bebida una vez más. Se la termino de un trago. Puso unos billetes en la barra. Se levanto y empezó a caminar hacia la salida. – Theo, espera… – empezó a decir Pepper. Theo ya había salido del bar cuando Pepper termino la oración. Empezó a caminar sin dirección. Estaba cansado. Cansado de arrastras con su pasado. Cansado de tener siempre que alejarse de la gente. Cansado de cargar con los crímenes de otros. Cansado de escuchar aquellas voces impregnadas en agonizante dolor cada que intentaba dormir. Cansado de siempre sentir todo ese poder corriendo por sus venas. Pero no podía quejarse. Después de todo aquello se lo había provocado el mismo, así que, de hecho, se lo merecía. Sabía que desear cualesquiera cosas era egoísta. Pero había veces en las que deseaba… morir.
Su celular en su bolsillo sonó. Reviso la notificación. Una alerta de seguridad. Alguien había entrado a sus túneles. A su hogar.
. . .
Theo recorrió los túneles a gran velocidad. El sistema de seguridad le informo de la infiltración. Había estado trabajando en las cámaras por algún tiempo, así que estas estaban deshabilitadas, pero sabía exactamente donde estaba su intruso. En el corazón de los túneles, en su base. Mientras corría hacia allá se preguntó quién podría ser. ¿Acaso Jordan lo encontró? ¿Emma? ¿alguien más de su pasado? Cuando llego a la base, casi choca contra una pelirroja de lentes redondos con una montura negra. – ¡NO MAMES! – grito Ashley. – Hay que ponerte un cascabel… - ¿Que carajos haces aquí? – pregunto Theo, notoriamente enojado. – Vine a ayudar. – dijo Ashley. – Imagine que tendrías que volver en algún momento. Encontré algo sobre el incendio. – No hay nada que no sepa ya. – respondió Theo. – Axel Willis y su familia vivían allí. – ¿Quién? - Ay por favor. – se quejó Ashley. – Es un científico. Trabaja… trabajo en laboratorios Coral. Él y su familia murieron en el incendio… - ¿Laboratorios Coral? ¿Los que se encargaban de las investigaciones sobre el gen super humano? Lo conozco. ¿Qué tiene de especial? - Axel Willis trabajaba en algo. Algo grande respecto a los súpers.
Ashley le entrego un folder de papel. Dentro había varios papeles con información que Theo empezó a estudiar con cuidado. Cada papel contenía un aspecto distinto de la última investigación en la que Axel Willis trabajo. Una droga que provocaría un incremento temporal de sus poderes. Básicamente esteroides para superhumanos. La droga tenia como objetivo ser usado para usos médicos. – ¿Uso médico? – pregunto Ashley que leía los papeles sobre el hombro de Theo. – Curar a los súpers no es tarea fácil. – dijo Theo. – ¿Recuerdas a Big Valor? - ¿El héroe muerto? – dijo Ashley. – Si, claro. No todos los días un héroe muere por una hemorragia interna - Una costilla rota apuñalo su pulmón. El pulmón colapso. En cuestión de horas ya estaba muerto. Ningún médico pudo hacer nada. Si tan solo su invulnerabilidad no hubiera interferido… - Eso fue hace muchos años. – dijo Ashley. – La compañía Atlas ah creados artefactos médico que permiten curar a cualquier superhéroe. – Si, y solo a los superhéroes… – Theo pensó que lo mejor era no seguir con eso. – Como sea, imagina lo que esta droga podría hacer. Aumentando sus poderes permitirían que curaran sus heridas por cuenta propia, claro que esto no funcionaría en todos… – La información está incompleta. – dijo Ashley. – pero Willis no fue el único que trabajo en este… super esteroide. – Marshall Folie – dijo Theo. – Trabajaron juntos… Theo seguía sin entender como eso podría interesarle a Jordan. Por sus venas corría un poder mucho más grande que la que cualquier esteroide podría ofrecer. – Bien. Hay que ir a hacerle algunas preguntas. – dijo Ashley. – Eso suena a manada. – dijo Theo. – Quiero esta historia. – ¿Qué? – exclamo Theo. – No somos un equipo. – Atlas: De héroe ah indigente viviendo en las alcantarillas. ¿Qué te parece esa historia? Theo volvió a recordad aquella imagen de él asfixiándola hasta hacer explotar su cabeza. Empezó a reconsiderar sus propias reglas sobre matar. Quizás podía hacer una excepción con ella.
Theo se acerco a ella hasta que sus cuerpos estuvieron a solo unos centímetros del otro. Ella era más baja que él. Estando tan cerca debía mirar hacia abajo para verla a los ojos. Le dirigió una mirada asesina, esperando a que se rindiera. Aquella mirada nunca había fallado antes. Ashley parecía nerviosa al principio, pero de inmediato le devolvió la mirada, retándolo. – Podría matarte. – la amenazo Theo. – Entonces ¿Por qué no lo haz echo aun? – volvió a retarlo ella. Theo odiaba aquella situación. Pero la pelirroja tenía razón. Él no iba a matarla y ella no iba a dejar de molestarlo. Theo se alejo de ella y empezó a caminar hacia el túnel por el que la envió a casa a la pelirroja la noche anterior. – ¿Qué esperas? – dijo Theo sin voltear hacia ella. De inmediato la pelirroja corrió hacia él y empezó a caminar a su lado. Tenía una inmensa sonrisa en su rostro que irritaba a Theo. Su mera presencia hacía sentir a Theo cada vez mas amargado. Quería volver a su colchón mohoso y dormir hasta que el mundo se acabara. Pero no podía hacer eso. Si había la mínima posibilidad de que Jordan estuviera buscando la forma de volverse más fuerte debía saberlo, y si eso implicaba hacer equipo con aquella diminuta pelirroja, era un costo menor a pagar. Por mucho que el odiara la idea.