Todos parecían interesados en cómo terminaría esto. ¿La guerra sigue en curso? ¿Los fénix oscuros dejaron de saturar su poder? ¿Alguien los detuvo?
—Sin embargo, dos de su especie se unieron. No fue por un propósito mayor o algo así... simplemente se enamoraron —Elwing sonrió, desabrochando suavemente la caja.
—Imagina eso, un fénix de hielo y un fénix de fuego que se unen. Es la belleza de la naturaleza en su punto álgido.
—Pero... Como podrías adivinar, sus clanes no aprobaron esto. Entonces, huyeron. A veces de la mano. A veces ala con ala. A veces en angustia. Y aún en otras ocasiones en felicidad.
—Pasaron miles de años huyendo de sus propias familias... hasta que un día, ocurrió un milagro —Elwing desabrochó otra cerradura en la caja.
—El milagro de un niño... Mitad fénix de hielo. Mitad fénix de fuego. Una nueva especie entró en el mundo... El primer Fénix Violeta: Amatista.