Dyon caminaba lentamente por los senderos de mármol y jade. Había desviado su camino hacia el Vino del Cielo para aprovechar el efecto calmante de la Danza del Pétalo de Hielo, y ahora ya era mediodía, un buen momento para dirigirse al gremio de formación.
Aunque Dyon no tenía idea de dónde estaba, debido a su sexto sentido, podía abarcar la ciudad y buscar una alta concentración de redes formadas. La propia ciudad tenía solo entre 10 y 20 kilómetros de diámetro, considerando que muchos de los edificios tenían mundos internos, así que, con el uso de la amplificación de su voluntad de cristal, podía cubrir un buen porcentaje de ella cada vez.
Pronto, llegó a una torre bulliciosa. La gente entraba y salía constantemente —se oían gritos a medida que se enviaban y recibían órdenes, e incluso algunos examinandos nerviosos ojeaban rápidamente los gruesos libros en sus manos.
