Aeliana nunca odió a su madre por salvarle la vida y hacerla sufrir el infierno por tres años. De hecho, la amaba entrañablemente.
No obstante, el resentimiento acumulado en su corazón le impedía expresar sus verdaderos sentimientos.
Tales sentimientos la hacían suave, débil y vulnerable —algo que no necesitaba si quería mantenerse fuerte y soportar el tormento infernal provocado por su forma de Abominación.
Creía haber descartado esos sentimientos, pero regresaron como agua desbordada tras la apertura de compuertas.
Aeliana no estaba segura de si su estado actual también era parte del arreglo de su Lord, pero le estaba agradecida.
Sin las instrucciones de su Lord, ella no habría visitado a su madre y despertado sus selladas emociones.
Al mismo tiempo, se dio cuenta de que extrañaba mucho a su madre.
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