—¿¡Y qué si eres una Bruja Suprema?! ¿¡Y qué si eres el Gran Inquisidor?! ¡Eso no te da derecho para tomar a la ligera la muerte de mi hija! Tú no tienes hijos. ¡No sabes lo que es perder a uno! ¡Ser capaz de tener más no los hace menos valiosos!
Mientras Istana Gleriath rugía furiosa, su mana se agitaba rápidamente y se transformaba en una gran llama que amenazaba con devorarlo todo.
En cuestión de momentos, una gran esfera ardiente de llamas abrasadoras se cernía sobre todos en el patio exterior, haciendo que la temperatura circundante subiera.
Istana Gleriath no dudó en lanzar la gran esfera ardiente hacia Ember Killian una vez que su poder alcanzó su punto máximo.
—¡Lord Gleriath, estás loco! ¿¡Cómo te atreves a levantar la mano contra el Gran Inquisidor?! —gritó uno de los seguidores de Ember Killian con ira y miedo mientras la gran bola de fuego caía sobre ellos.