—Creo que no llego tarde —respondió Vaan con frescura.
—No, solo llegué temprano —Bram Krauss sacudió la cabeza con una sonrisa irónica—. Tenía muchas ganas de este duelo nuestro.
Con solo mirar la expresión irónica y torpe de Bram Krauss, Vaan entendió que él no era quien había difundido la noticia de su duelo.
Después de todo, Vaan había mencionado brevemente el duelo a algunas personas, y lo más probable es que Bram Krauss hubiera hecho lo mismo.
Fueron esas personas las que hicieron que toda la academia terminara enterándose del duelo entre ellos. Incluso los instructores de la academia se presentaron.
La gente trató el duelo como un evento de entretenimiento para terminar el día.
Incluso la sanadora de la academia, Wihnhilda Angelsin, estaba presente, en espera, lista para actuar en cualquier momento, si la situación lo ameritaba.
—¿No vas a usar un arma? —Vaan preguntó con naturalidad.
