—¿Oh? No me importa si lo hago, Señor Helia —Tabitha Amanecedora se sentó en el lado vacío de la larga mesa. Tras saludar a Ember Killian y Astoria Braveheart, preguntó con curiosidad—. Entonces, ¿cómo se titula?
—El Libro de Salomón Raphna —pronunció Helia Ashenborn.
—¿Qué? —Tabitha Amanecedora estaba atónita, pensando que había escuchado mal. Sin embargo, no tenía problemas de audición. Frunció el ceño y preguntó—. ¿Qué bruja es tan audaz para usar el nombre Salomón tan a la ligera?
—Soy esa bruja audaz —dijo Astoria Braveheart con frialdad.
Después de escuchar esas palabras, Helia Ashenborn y Tabitha Amanecedora quedaron estupefactas, incapaces de pensar. Les llevó tiempo poder pensar en una respuesta.
—Bueno, debe haber una buena razón por la cual la Directora Astoria eligió tal nombre para ese libro —especuló Tabitha Amanecedora con una sonrisa torcida.
—Correcto... La Directora Astoria dijo que lo entendería una vez que lo leyera —recordó Helia Ashenborn.