—Eso es cierto, pero... Ahh...
Debido a su reserva como dama, Dahlia Payne sentía cierta aversión al masaje de Vaan, que podría hacerla perder la razón y no pensar con claridad.
Tal cosa le resultaba bastante aterradora.
Sin embargo, su pecho fue asaltado sin previo aviso, y una sensación tentadora se extendió por su cuerpo, atrapando su corazón, mente y cuerpo en la jaula de la euforia.
Otro suave gemido escapó de sus labios, y una sensación inexplicable de placer llenó su cuerpo.
No era nada comparado con el masaje ocular anterior.
Vaan lentamente movía sus dedos mágicos alrededor del pecho de Dahlia Payne hacia sus brazos y piernas antes de montarse encima de ella y acariciar sus pechos suaves, que no eran demasiado grandes ni demasiado pequeños.
Encajaban perfectamente en sus manos.
En verdad, Vaan no necesitaba realizar un masaje de cuerpo completo para estudiar el cuerpo de Dahlia Payne.