—¿Estás lista para la segunda ronda de mi masaje, mi Dama? —preguntó Vaan suavemente.
—W-Wait a minute, Vahn. Necesito un momento para recoger mis pensamientos —pidió Hester Thornton antes de decir—. Esto es muy diferente a lo que he experimentado en el pasado.
—Bueno, no soy como otros hombres. No deberías compararme con otros, mi Dama. No estamos en el mismo nivel —Vaan avanzó con su cabeza y susurró en su oído—. Tenemos mucho tiempo para que experimentes la diferencia, mi Dama. La noche aún es larga.
Las largas pestañas de Hester Thornton parpadearon, y su cuerpo tembló ante las palabras de Vaan, aunque su corazón se aceleró con emoción y anticipación, haciendo que su respiración se volviera un poco entrecortada.
Sin embargo, Hester Thornton no estaba acostumbrada a ser la parte más débil en prácticas duales.
—O-ho, ¿es así? Pues bien, espero ver qué otras sorpresas tienes para mostrarme, Vahn.