La mañana siguiente, Liu Dajun vino a recoger a Tang Hao.
Tang Hao vio al maestro en una cafetería.
El apellido del maestro era Wu y su nombre era Qifeng. Tenía alrededor de cincuenta años y se comportaba con el porte de un erudito. Esto le dejó a Tang Hao una muy buena primera impresión.
—¡Jefe Liu! —Wu Qifeng se levantó y estrechó la mano de Liu Dajun.
—Este debe ser… ¡Este debe ser Lil Bro Tang! —Cambio su mirada hacia Tang Hao y extendió una mano acogedora.
Después de su apretón de manos, Wu Qifeng dijo anticipadamente, —Lil Bro, rápido, muéstramelo.
Tang Hao colocó la bolsa que llevaba en la mano en el suelo y la desabrochó suavemente.
Mientras la miraba, los ojos de Wu Qifeng, completamente enfocados en el paquete, se abrieron de par en par. —¡Dios santo! ¡Qué pedazo tan grande! Lil Bro, ¡esto es tremenda suerte! ¡Este pedazo gigante se puede vender por al menos quinientos millones en el mercado actual!
