El apartamento no era espacioso, pero era acogedor y bienvenido.
Tang Hao estaba sentado en el sofá, mientras Zhao Qingxue estaba sentada de espaldas a él.
Tang Hao ya le había dado un masaje antes, pero todavía se sentía incómodo.
Tomó varias respiraciones profundas y logró calmar sus emociones.
Luego, levantó ambas palmas y las presionó sobre los hombros de Zhao Qingxue.
Canalizó qi a sus palmas y aplicó una ligera presión. El ágil cuerpo de Zhao Qingxue tembló.
Zhao Qingxue mordió sus labios y su rostro estaba rojo. El par de manos detrás de ella era como magia. Le brindaba un confort indescriptible a su cuerpo.
Se sentía como si estuviera flotando en el cielo.
Su cuerpo estaba impregnado de calidez y su letargo había desaparecido.
Tang Hao se detuvo unos cinco minutos después.
—¡Listo! —Retiró sus manos.
Zhao Qingxue estaba un poco decepcionada de que hubiera terminado tan rápido. Se levantó y estiró sus extremidades.