—¿Qué pasa, Gran Hermano? —Zhao Qingxue se giró para mirar a su hermano, sorprendida.
—Es... ¡No es nada! Me atraganté con el té —Zhao Wuyang agitó las manos y limpió la mesa con una servilleta.
—¡Maldita sea! ¡Este chico es un monstruo! —Zhao Wuyang miró de nuevo a Tang Hao y murmuró en voz baja.
El chico había provocado la caída en desgracia del superintendente y también estaba involucrado en la investigación del secretario de la provincia. Según sus colegas en la estación de policía, había un jeep militar bloqueando la entrada de la estación de policía el día que fue arrestado.
Ese chico incluso tenía conexiones en el ejército.
Recordó que estaba decidido a arrestar al chico. Había sido demasiado ingenuo. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal.
Si el Subdirector no hubiera intervenido ese día y dejado ir al chico, él no solo estaría suspendido de su trabajo sino probablemente despedido en el acto.
