—¡Clang! ¡Clang!
El sonido claro de la campana se escuchó por toda la Montaña Mao.
La Montaña Mao cobró vida instantáneamente.
—¿No has oído? ¡Los monos de Nanyang están aquí! Están persiguiendo a ese Compañero Cultivador Tang. También he escuchado que el Compañero Cultivador Tang es un fabricante de píldoras. Si vamos y le ayudamos, conseguiremos una píldora de él.
—¡Carajo! ¿Píldoras alquímicas? ¡Eso es un buen trato! ¡Vamos!
Todos los maestros taoístas de cada rincón de la Montaña Mao fueron alertados. Saliendo tan rápido como pudieron de sus moradas, baños, e incluso de los inodoros.
Todos estaban emocionados. Sus ojos brillaban mientras se dirigían hacia el gran salón.
Los ancianos maestros taoístas estaban ansiosos por entrar en acción nuevamente.
—¡Esto es intolerable!
—¡Esos monos de Nanyang se han pasado de la raya!
Aprietaban los dientes con indignación, como si los chamanes de Nanyang hubieran hecho algo imperdonable.