La mañana estaba cálida y brillante.
Tang Hao estaba sentado en el aula, junto a la ventana. Estaba aburrido de la clase.
La emoción de ir a la universidad había desaparecido y terminó encontrando las clases aburridas.
Jiang Wanying estaba en el podio dirigiendo la clase, como si el incidente de la noche anterior nunca hubiese sucedido.
De vez en cuando, echaba un vistazo a Tang Hao.
Después de clase, Tang Hao fue a la cafetería con sus compañeros.
De repente, su teléfono comenzó a sonar. Vio en la notificación de la llamada que Qin Gang había llamado.
—¡Hey! ¿Qué pasa? —contestó Tang Hao la llamada.
—¿Cómo es la vida universitaria, Cuñado Menor? ¿No es emocionante? —se escuchó la voz familiar de Qin Gang al otro lado de la llamada.
—No está mal —dijo Tang Hao.
—¡Suspiro, yo también fui joven como tú! Lástima que ahora soy un tío de mediana edad —se lamentó Qin Gang.
Tang Hao lo encontró un poco espeluznante.
