—¡Hmph! Eres bastante bueno, monstruo. ¡Una vez más!
El viejo maestro taoísta metió la mano en su saco y sacó más talismanes de papel amarillo y los lanzó.
Con calma, Tang Hao movió la muñeca y otros cinco o seis talismanes de jade salieron disparados.
El viejo maestro taoísta se quedó una vez más boquiabierto.
—¡Oh, cielos! ¿Talismanes de jade otra vez? ¡Eso es demasiado derrochador! —La forma extravagante en que Tang Hao usaba su talismán de jade le dolía al viejo maestro taoísta.
—¡Una vez más!
El viejo maestro taoísta sacó otro montón de talismanes de papel amarillo y los lanzó de nuevo.
Para su consternación, el 'monstruo' que estaba frente a él siempre contrarrestó sus ataques sacando con calma cinco o seis talismanes de jade y lanzándolos como si fueran gratis.
Los ojos del viejo maestro taoísta se agrandaban cada vez más a medida que su sorpresa aumentaba.
Estaba casi volviéndose loco.