Tang Hao quedó asombrado cuando el cuerpo tierno cayó en su abrazo.
Luego, sonrió, levantó las manos y le palmeó los hombros. —¡Todo está bien ahora! —dijo con dulzura.
Había pensado que la Asistente Han todavía estaba conmocionada por el incidente.
Han Yutong lo abrazó con fuerza. Su delicado cuerpo temblaba y lloraba como una tormenta de lluvia. Fue en parte por el shock que había sufrido, y en parte porque no podía contener su alegría.
Tang Hao pensó que la escena era conmovedora pero eventualmente la encontró algo incómoda.
Tosió suavemente. Su rostro ya estaba muy rojo.
Han Yutong no notó eso. En su lugar, lo abrazó aún más fuerte.
Un buen rato después, finalmente dejó de sollozar y aflojó ligeramente su abrazo.
—¡Me mentiste!
Aprieta los dientes, y su encantador rostro se iluminó con un atisbo de indignación.
Luego, apretó su pequeño puño y golpeó la espalda de Tang Hao.
Tang Hao se sorprendió. —¿Cuándo te mentí, Asistente Han? —dijo, un poco confundido.