Un coche negro aceleraba por la carretera de la montaña.
No muy lejos frente a él había una pequeña motocicleta de tres ruedas.
—¡Más rápido! ¡Más rápido!
En el coche, el Gran Maestro Bakar gritaba al conductor a través de dientes apretados mientras miraba la pequeña motocicleta de tres ruedas delante.
Era un gran maestro chamán que había tenido éxito en innumerables misiones. Era muy humillante para él cometer un error así.
El conductor asintió y pisó el acelerador, acortando la distancia entre los dos vehículos.
Pronto, casi había alcanzado a la motocicleta de tres ruedas.
—¡Atropéllalo! —dijo cruelmente el Gran Maestro Bakar.
No le importaba que el chico estuviera muerto. Aún podría atrapar su alma para interrogarla.
Si el incidente no estaba relacionado con el chico, entonces simplemente el chico había tenido mala suerte. El Gran Maestro Bakar había matado a muchas personas en sus misiones y una más no significaba nada.
