La mujer era alta, esbelta y curvilínea.
Estaba vestida con ropa de oficina: una chaqueta ajustada al cuerpo y una minifalda. Sus largas y perfectas piernas estaban cubiertas con medias negras.
Llevaba gafas de sol que ocultaban sus ojos, pero sus perfectos rasgos faciales y piel sugerían que era una mujer increíblemente hermosa.
Su cabello negro, suave y sedoso contrastaba marcadamente con su piel pálida.
Tang Hao se sorprendió cuando la vio. Sintió que la había conocido antes, pero no podía recordar cuándo ni dónde.
La mujer miró a Tang Hao de la misma manera. Sus ojos detrás de las gafas de sol brillaban con emoción.
—¡Él es! ¡Realmente es él!
—¡Por fin te he encontrado! —dijo ella emocionada.
—¿Tú eres...? —Tang Hao estaba confundido. No recordaba conocer a una dama hermosa de Ciudad Provincial. Sonaba como si lo hubiera estado buscando durante mucho tiempo.
—¡Soy yo!
La mujer se quitó las gafas de sol y reveló su rostro impresionantemente hermoso debajo.