Llegaron a su destino una hora más tarde.
Los tres se bajaron del coche cerca de la mansión y completaron el resto del viaje a pie.
Para entonces, el cielo ya estaba oscuro.
Acostados boca abajo en el suelo y mirando hacia adelante, pudieron ver una antigua mansión de estilo occidental no muy lejos de ellos.
Tang Hao lanzó el hechizo del Ojo del Cielo y Oído de la Tierra, y pronto pudo escuchar todo lo que sucedía en la mansión.
Podía escuchar muchas voces dentro. Algunas personas hablaban en inglés, y otras en chino.
Un rato después, Tang Hao dijo:
—Hay veinte oponentes. El Maestro Taoísta Chang Qing está en el sótano con un guardia.
Los dos maestros taoístas lo miraron con sorpresa.
—¿Estás seguro? —dijo el Maestro Taoísta Desaliñado.
Tang Hao asintió.
—¡Son veinte! Eso va a ser un poco complicado. Los Hombres Lobo no conocen la hechicería, pero son físicamente fuertes. Será nuestra gran desventaja si se acercan a nosotros —dijo el Maestro Taoísta Xuan Yang.
