Ya era tarde cuando regresaron al hospital.
Tang Hao explicó brevemente sus hallazgos al Capitán Zhou.
El rostro del Capitán Zhou se volvió pálido otra vez al oír eso. —Tú… Tú quieres decir que... el fantasma aparecerá otra vez? —Tartamudeó.
Tang Hao asintió.
—¿En… En este hospital? —El rostro del Capitán Zhou ya estaba pálido como la muerte.
—¡Así es! El fantasma debe estar buscando vengarse. Intentó atacar a Qian Yifei anoche, pero ella fue protegida por sus cuentas de oración Budista. Esto demuestra que Qian Yifei es la próxima objetivo del fantasma, y vendrá por ella esta noche —dijo Tang Hao.
—¿Cómo… Cómo sabes? ¿Y si no viene? —preguntó el Capitán Zhou con voz temblorosa.
—Un fantasma vengativo no descansará en paz si no lleva a cabo su venganza —dijo Tang Hao.
Los otros policías también mostraron caras preocupadas al oír eso.
—¿Qué hacemos?
—No se preocupen, ¡yo estoy aquí! ¡Me ocuparé del fantasma! —dijo Tang Hao con confianza.