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Chapter 5 - LA SENDA DE LA TRAVESÍA

Beta: ¿Lo escuchas, Creid? El desgarrador sonido de sus voces exhaustas por el dolor.

Creid: ¡Sádico de mierda! ¿De verdad aún te atreves a torturarlas?

Beta: No he hecho nada más que dar por cumplido las consecuencias de tus acciones. Tú, lo sabes bien, hiciste que esto pasara. Ven rápido, o podrás encontrar cuerpos sin vida.

Beta cuelga el teléfono rápidamente.

Creid aprieta sus manos de tal manera que rompe parte de la pantalla del celular. A punto de estallar de ira y lágrimas, Joāo le habla suavemente para que se calme.

Sin palabras más ni menos, deciden ir a la ubicación que habían recibido.

No hubo paz alguna en el camino. El ruido de las personas, los carros y la voz de dolor que resonaba en sus cabezas hacían el "paseo" insoportable.

Perdidos, deciden preguntarle a la gente sobre aquella dirección; parecía que nadie conocía tal lugar, recibiendo otro lugar en el que poder preguntar como respuesta.

Dos cuadras más desde donde se encontraban llegaron a una iglesia. Parecía ser la iglesia de la plaza principal del pueblo, aunque parecía cerrada, entraron y fueron recibidos por un cura y unos monaguillos. La iglesia era una capilla de dos pisos con paredes y columnas blancas, vitrales de colores con dibujos de figuras religiosas. Las bancas del primer y segundo piso eran de una madera oscura. En el altar había una mesa de madera con un mantel blanco y en las paredes un cristo crucificado acompañado de dos vírgenes en ambos costados.

El cura parecía ser un señor de mediana edad, de hombros anchos, barbilla algo cuadrada y pelo como si fuese gorra sin visera para jugar tenis.

Cura: Buenos días, jovencitos. La iglesia aún no abre. ¿Qué desean?

Creid: Háblale tú -Le susurra a Joāo y pierde su mirada-.

Joāo: Estamos buscando una dirección, nos dijeron que viniéramos aquí y preguntásemos – le muestra la dirección desde el celular-.

Cura: Déjame ver… -el cura agarra el celular con ambas manos- Oh, sí. Sigan recto por la calle a su derecha, giren siguiendo el camino y cuando lleguen a una verdulería bajen hacia la costa. A unos metros está el almacén que buscan.

Joāo: Muchas gracias, señor.

Cura: Aunque, déjenme preguntar ¿por qué quieren ir allí? Ese lugar está abandonado hace años y ahora está restringido, con suerte los dejarán acercarse.

Antes de pensar en una excusa, sonó una voz a lo lejos que ordenaba un ataque. Disparos llenaron la capilla; uno de ellos rosó el ojo del cura haciéndole sangrar. Algunos de los monaguillos cayeron enseguida y otros intentaban escapar. El cura logró escapar, dejando a los chicos en medio del río de balas.

Joāo tiró una de las bancas para usarla de trinchera y creó un escudo que protegió a ambos. Aunque un poco deforme, fue más que suficiente.

¿?: ¡Alto al fuego! -Ordenó- Ya se estaban demorando. ¿Querían que los llevásemos nosotros mismos?

Creid, a pesar de no verlo con claridad, lo reconoce al instante por el sonido de su voz, haciendo que casi desmayase.

Creid: ¿Es enserio? ¿No me dejan en paz? ¿¡Seguirán toda la vida persiguiéndome!? ¿¡No tuvieron suficiente hace 4 años!?

Alpha: -risas- ¡También me alegro de verte! ¡Disparen con cuidado, los necesito vivos! Aunque no del todo.

Antes de que pudiesen seguir, los brazos de Creid se llenaron de tiras negras como si fuesen venas que cubrían gran parte y salían como fuertes tentáculos a la dirección de Alpha, inmovilizando a unos cuantos soldados, pero siendo algunos liberados por los disparos de otros.

Joāo: Yo iré por los soldados. Tú ve por el jefe. ¿Está bien?

No hubo respuesta de Creid.

Joāo: ¿Creid? -Mira a Creid-.

Creid se encontraba de rodillas; una mano en el pecho y la otra sosteniendo su cuerpo. Mirando hacia abajo, con la pupila de su ojo dilatada y la boca abierta intentando respirar.

Creid: Alpha… Alpha… -Decía numerosas veces para sí mismo en susurro-.

Joāo: ¡Creid! ¿Qué pasa?

Alpha detiene el fuego una vez más.

Alpha: ¿Con tanto sentimiento me recuerdas? ¡Ven! ¡Dame una bienvenida!

Joāo: ¡Mejor haz silencio! ¿¡Quién eres tú!?

Alpha: Deja que Creid te lo cuente, será más emocionante.

Creid: -señalando con su índice temblorosamente- Él… Alpha, fue quien abusó de mí y de mi madre… nos torturó por tiempo… amenazando a mi madre con volverme uno de sus experimentos nefastos; amenazándome con mutilarla delante de mí.

Por cada palabra que mencionaba, era un recuerdo que se vivía en tal lucidez como si fuese única realidad. Nefastos, dolorosos… pesadillas pasadas que vivió en carne; casi cada una de ellas, sólo le hacían sentir muerto; recordar el rostro de su madre, que aparecía como en un espejo sucio, roto y sin alma le hacía odiarla: odiarla por causar tal inmenso dolor en un intento de protección. ¿Podría odiarse a alguien que no se recuerda? ¿Figura materna, inerte; recuerdo olvidado existente en una

conciencia muerta?

Tal parece que el mejor intento de protección habría sido el desarrollo de insensibilidad…

Creid pudo sostenerse de nuevo, levantándose poco a poco. la figura del Dark Seeker se había enganchado a su cuerpo, formando así una especie de caparazón translúcido que le protegía.

Saltando de repente, fue hacia Alpha, intentando darle un golpe definitivo. Alpha logró esquivarlo, recibiendo un pequeño rose que lo lastimó.

Enseguida, Alpha lo tomó y tiró con fuerza hacia donde estaba Joāo; fallando Joāo en el intento de esquivar.

Alpha ordena fuego nueva mente.

Zeta se materializa rápidamente y crea un escudo igual al de Joāo para protegerlos.

Esta vez los disparos eran más constantes y fuertes. Diríase que ya no era un río sino un mar de ellas.

Alpha: -En medio del tiroteo- ¿Llamas madre a tan desperdicio de mujer? ¡No servía para algo más que fuese satisfacción y motivo de amenaza! ¿Me equivoco? ¿Qué hay de aquellas noches en que te dejaba solo, entre lágrimas y con cada vez menos esperanzas? A pesar de todo, he de admitir, que como un experimento más desechable que fallido, llegó a ser bastante útil al final.

Recuerdos… en realidad, torturas mentales que llegan al individuo para maltratarle: mostrarle aquello que fue de tal manera infiel a lo verdadero sucedido, y que no volverá a ser. En el desespero del momento, una amalgama de recuerdos y pensamientos llenaron la cabeza de Creid.

Ya sin aguantar mucho, estalló.

Alzó su cabeza; Joāo y Zeta, al mirarlo, dieron un salto hacia atrás.

Un rostro inexpresivo, frío y sin espíritu excepto de aquél contaminado por el deseo de más que algo de venganza. Aún con el cuerpo del Dark Seeker, miró a Alpha, quien se veía ahora con mayor claridad.

En ese momento, para Creid, el tiempo pareció haberse detenido.

Sin movimiento, como si los segundos se contasen como eternidades, tal como si el tiempo nunca hubiese existido, como si lo único real en el presente fuera el sufrimiento entero de recuerdos; Creid entró en una ilusión… de nuevo.

Por pequeños instantes, al mirar a su alrededor, los cuerpos y muertos de los monaguillos se levantaban, posicionándose para atacar a Alpha. Joāo, por otro lado, a pesar de verse con poca claridad, parecía estar en cuclillas mientras sostenía dos espadas largas en cada mano. Zeta imitaba a Joāo.

Aún en la ilusión, Creid se levantó y corrió, ahora con más impulso, hacia Alpha. A punto de atacar, en su mano derecha se materializó una guadaña que medía alrededor de dos metros, y con ella dio un golpe desde el pecho hasta el estómago, haciendo sangrar y retroceder a Alpha.

Inmediatamente luego de haber dado el golpe, Creid salió de tal ilusión, dándose cuenta que no se había movido de su lugar, pero, sin embargo, Alpha parecía haber recibido el golpe.

Algunas de sus vísceras parecían asomarse por el corte tan profundo. Así que, malherido como estaba, ordenó rápidamente la retirada.

Joāo, aprovechando el alto al fuego, tiró múltiples discos junto a Zeta hacia varios de los soldados, llegando a degollar y herir a algunos.

Los chicos, como si se hubiesen puesto de acuerdo, decidieron seguir a Alpha, sin embargo, este había escapado, entonces, decidieron ir rápidamente hacia la bodega.

Bajaron por el barranco mencionado por el cura. Fueron hacia el lado indicado y allí encontraron la mencionada bodega.

Un aire denso ocupaba la bodega. Estaban completamente a oscuras, sin embargo, los chicos distinguieron dos siluetas atadas de pies a manos. Corrieron pensando que serían quienes ellos pensaban, pero al acercarse, se encendieron algunas luces y, en vez de las siluetas atadas, salieron dos seres con trajes metálicos atacando con brazos robóticos a los chicos.

Creid y Joāo se prepararon para atacar (Joāo 'invocó' a sus otros yo y Creid ordenaba al Dark Seeker). Al verlos, los de traje metálico retrocedieron rápidamente y todo quedó en completa oscuridad de nuevo.

Una extraña sensación capturó a ambos. Creían estar en el vacío, mareados y desubicados. Escucharon a lo lejos una carcajada seguida de llantos y jadeos de dolor.

Creid: ¡Betha! -Gritó entre dientes para sí mismo-.

Joāo: Debemos ir rápido.

Creid: ¿Puedes iluminar el camino?

Interrumpidos, una voz habló por lo que parecía parlantes.

Betha: ¡Cuánto tiempo! Creid. Al fin y al cabo, aun con tus nulas ganas de admirarme, estás aquí y ahora.

Creid decidió no hablar.

Betha: La culpa te comió la lengua… quizá quieras responder ahora.

Más quejidos desgarrados se escucharon.

Creid: ¡sigue! ¡Hazlo de nuevo! ¡Y así tendré más razones para torturarte antes de matarte!

Betha: Ya veo… te daré, entonces, más razones.

Las luces se encendieron.

Ahora, en vez de dos personas en trajes, se hallaban completamente rodeados por varios de ellos. Betha apareció entre ellos.

Con gran sorpresa, Creid no le quitaba los ojos de encima.

Betha: Cumple con tu palabra, entonces. Derrótalos; derrótame y tortúrame… si es que tan siquiera puedes hacerme sucumbir con tus -en tono de burla- poderes.

Rápidamente, Creid atrapó a la mayoría de ellos con sus tentáculos mientras el Dark Seeker, Joāo y sus otros yo atacaban.

Lograron dar de baja a unos cuantos, más cuando lo hicieron se sorprendieron: tales personas, al menos como creían ellos, eran humanos tan solo en forma, pues aquello metálico que se veía como traje, no era más que el remplazo de su piel. ¿Humanos? ¿Robots-humanos? ¿Qué eran sino nada humano?

Creid: ¿Qué son esas cosas?

Nulo dolor, nulos quejidos; piezas de metal; cuerpos desmembrados sin carne ni sangre caían sin más, únicamente porque aquello llamado gravedad les exigía hacerlo.

La pelea paró por un momento.

Betha: Mi experimento terminado: mi propia fuerza militar. Una lástima que la querida de tu maldita madre murió nada más empezar… Y tal parece que a esas mujerzuelas les espera este mismo final.

Creid atacó sin pensar a Betha con el Dark Seeker. A pesar de la alta fuerza del Dark Seeker, Betha lo detuvo y de un golpe inmovilizó al Dark Seeker, desapareciendo como ceniza en el viento.

Creid: ¿¡Cómo!?

Betha: Verás, Creid, una vez el experimento haya funcionado millares de veces… mi turno comenzaba para hacerme algo más que un humano y algo más que un pedazo de metal y cables.

Creid: Vienes preparado…

Betha: ¡Y tú no!

Betha se unió a la pelea. Ahora sin el Dark Seeker, Creid luchaba con sus tentáculos.

Esquivando, aunque durando poco, derrotaron a algunos de los soldados mientras Betha atacaba cuerpo a cuerpo. Tiempo después, Betha logró inmovilizar a Creid, dejando a Joāo y sus otros yo a cargo, pero estos duraron poco.

Omicron y Zeta, al ver que Betha seguía a por Creid, crearon un escudo e intentaron atacar a Betha. Acertaban golpes a Betha, aunque cada uno de ellos demasiado débiles. Betha dirigió un ataque obligando a ambos caer en el piso.

Apenas consciente, sangrando por la nariz y lleno de ira, Creid veía cómo Joāo y los otros intentaban resistir y cómo estos cayeron rápidamente.

Con pocas fuerzas, Omicron y Zeta sostenían el escudo que protegía a Creid.

Los demás fueron capturados. Betha agarró a Joāo del cuello y se dirigió a Creid.

Betha: Te hizo mal pasar tanto tiempo con la inepta de tu madre. Pensé que serías más fuerte, más solo eres un blando que sabe dar golpes sin heridas. ¡Eres el culpable de todo! ¡No puedes proteger ni a tu amigo, ni el a ti! ¡Tal como pasó con tu madre!

Creid: ¡Deja de mencionarla! ¿No sabes pronunciar una maldita palabra sin tener que hacerla presente?

Betha: Pero es gracias a ella por lo que nos conocemos… además, no lo haría si no hubiese sido tan problemática.

Creid: Ni siquiera me acuerdo a lo que te refieres…

Betha: Intentos de escape… metiendo su nariz en donde no debía… groserías, poca cooperación… un espécimen altamente extraño que retrasó el experimento por años...

Creid: Nos culpas por las consecuencias de tus propias decisiones… sólo eres un idiota con poder. Un niño jugando a ser el villano de una problemática que creó a sí mismo.

Betha: No lo entiendes Creid. Maté a tu madre, y el siguiente serás, como puedes comprender, tú. Lo que tú y tus otros idiotas hicieron debe castigarse.

Creid: ¡Mátame entonces! La muerte es la mejor opción para todos. Y si morir significa dejar de sufrir este infierno insoportable que lleva tu nombre, ¡entonces hazlo! ¡No importa que sea la muerte más asquerosa! El solo hecho de morir en tus manos es un deshonor incompensable.

Betha apretó con fuerza el cuello de Joāo, haciendo que jadeos de dolor se le escaparan. Aun apretando, miraba a Creid fijamente a los ojos. Este, malamente ebrio por su mirar, desmayó.

Cuando 'despertó', en el sueño, se encontró de nuevo ante aquella figura de la última vez…

Con John…

Habían pasado varias horas desde aquél entonces. Habíase quedado dormido y, al despertar, miró con más calma a su alrededor y se dio cuenta que le acompañaban, además del piloto, otras 3 personas.

Los miró con pena por lo ocurrido, pero estas le quitaron los ojos de encima rápidamente y comprendió que era mejor quedarse callado después de lo sucedido.

John: ¿Ya llegamos?

Piloto: Aún faltan unos minutos para llegar a la base.

John: ¿Cuál base?

Piloto: Es complicado ya que llegaste de repente… en fin, ya te tocará verlo.

Pasaron pocos minutos y, de repente, una ráfaga de viento hizo que el piloto perdiese el control de la nave. Todos, a pesar del ruido, escucharon romper un ala del avión. Antes de poder hacer algo, el avión había estrellado.

Antes de estrellar volaban cerca de una montaña, por lo que el impacto, al menos para el avión, fue ligero en cuanto que no hubo daños adicionales.

El avión enterró la cabina y parte del cuerpo en aquella montaña de nieve, rompiendo cristales y dejando entrar montón de nieve, haciendo que el piloto quedase completamente enterrado en ella.

Tras recuperar los alientos, los tripulantes se quitaron los cinturones de seguridad.

John: ¿Nieve? ¿Dónde estamos? -les preguntó a los otros acompañantes-

Tripulante 1: En la Antártida. -Dijo un poco agitada-

John: ¿Qué? ¿Qué hacemos por acá?

Tripulante 2: Estamos aquí para realizar estudios y pruebas. Si estamos cerca, los de la base podrán recogernos.

Antes de poder pedir ayuda, el avión cayó unos metros más abajo por la montaña. Todos, que estaban sin cinturones, recibieron fuertes golpes por la caída y, antes de darse cuenta, cayeron inconscientes.

Pasaron alrededor de treinta minutos, tiempo en el cual John intentaba despertarse, más solo podía entreabrir los ojos y diferenciar burbujas de colores.

El ambiente era cada vez más frío, John sentía congelarse cada vez más. Entre que su cuerpo dejaba de responder por el frío, John logró oír voces a los lejos, voces que se convirtieron en ruido de personas que iban de rescate.

Extraño: -Le habla a su radio- Confirmación de elementos: tres científicos encargados desde la sede secundaria y… ¿un niño?

Cuando los oficiales empezaron el protocolo de rescate, alrededor de cinco personas, vestidos con trajes extraños, atacaron por sorpresa a los oficiales. John, que ya estaba inconsciente por completo, fue rescatado por estas personas. lo cubrieron y entre brazos fue llevado. John sintió despertar, aunque solo veía una niebla densa e impenetrable, tan blanca que le hería los ojos. En tal panorama logró distinguir la silueta de un hombre con alas. Este se acercó y le dijo con una voz suave: "No creas que es tu fin, John, pronto regresarás y protegerás a todas aquellas personas que tanto sufren en vano. Es tu comienzo, tu inicio como un guardián".

Con Creid…

Creid se encontraba ahora rodeado de oscuridad, solo podía ver el lugar donde sus pies pisaban. Miró a su alrededor, pero todo lucía igual: no había nada, en verdad, ni siquiera podría decirse que había oscuridad.

Creid escuchó la voz de alguien y, sin duda, era la misma figura de antes. Cuando apareció, el lugar se iluminó unos metros delante de Creid, dándose cuenta que estaba frente a frente con la figura, quien estaba sentada en el piso.

Figura: Siéntate, Creid -le ordenó con voz muy seria-.

Creid le hizo caso de inmediato.

Creid: ¿Qué hago aquí contigo?

Figura: Bien sabes que tenemos que hablar, nuestro último encuentro fue algo insuficiente. Aunque pensaba encontrarme más tarde contigo, la situación en la que te encuentras es la mejor para hacerte decidir de una vez.

Creid: ¿Decidir? ¿otra vez?

Figura: Toma cuerpo, toma mi voz, toma mi palabra -decía esto mientras estiraba sus manos con la copa que Creid había derramado anteriormente- y hazte con ella. Soy tan solo una entidad olvidada, no poseo nombre y el tiempo no ha dado ni un suspiro de mi historia: pago ahora por mis errores y mi único sentido de existencia es evitar que otro Real de la Sabiduría se pierda en el mismo camino.

Creid escuchaba atento.

Creid: ¿Qué propones?

Figura: Propongo tu salvación y la de los demás, está en tus manos hacer frente al verdadero significado de un Real. Te advierto, Creid, no esperes salvación alguna cuando eres tú la salvación misma.

Creid: Q-quizás… Walter aparezca enseguida, ¿no?

Figura: Esperas un milagro, sin embargo, dime, ¿has visto alguna vez un milagro? Si es así ¿cómo afirmas que es un milagro? Walter no estará siempre para salvarlos, Walter… desde la primera generación de Reales nos abandonó y, desde entonces, aquél sujeto se viste de Walter.

Creid: Supongo que no me queda otra opción… si no, ¿sería este el final?

Figura: Vuestro final ya está hecho, no hay nada que hacer al respecto, pero, si quieres aún contener la ilusión de un nuevo comienzo deja que te guíe por el sendero correcto.

Creid tomó la copa con ambas manos y sin pensarlo bebió todo el contenido de ella. Al acabarla sintió cómo su estómago se revolvía, tenía ganas de vomitar, se mareaba, tosía y se sentía ahogado: pensó por un momento que aquello era veneno.

Figura: A pesar de todo, las soluciones no se libran de torturas, por el contrario, la muerte es el camino más fácil de evitarlas; la vida es un juego de resistencia. Creid, no me culpes por el malestar de ahora y el de después, si crees en algo llamado suerte cúlpala a ella, si no lo haces, entonces, te será más fácil aceptar tu condición.

Creid volvió a la realidad. Creid y Joāo eran llevados por varios soldados de Betha por un pasillo apenas iluminado de la bodega. Creid se sentía como si nada hubiese pasado, por lo que se sentía algo extraño. Sin mayor esfuerzo y como una orden inmediata, los tentáculos de Creid, que ahora parecían roca rígida y gruesa, clavaron y partieron en varios pedazos a los soldados que los llevaban.

Joāo cayó al piso aún desmayado. Creid intentó llevarlo de hombros, pero a medio camino, específicamente en medio de la bodega, se encontró de nuevo con Betha.

Betha: ¿Sigues vivo? Bien… Tendré que hacer esto contigo aún vivo.

Betha saca de su bolsillo un dispositivo con un botón y, sin vacilar, lo presiona. Al hacerlo, un rayo de color blanco sale por arriba de Betha que golpea a Creid y a Joāo absorbiendo sus poderes.

Creid: ¿¡Qué es esto!?

Creid empezaba a sentirse débil de nuevo, sus pies fallecían y su mirada se perdía poco a poco.

Betha: Deseaba quitarles los poderes sin que se dieran cuenta, pero no queda más remedio que hacerlo así.

A medida que el rayo absorbe poder, pequeños cristales se van formando: algunos de color amarillo, otros de color rojo y otros en combinación gracias a los poderes de Creid y Joāo.

Pasando los dos minutos, los cristales empiezan a explotar y la energía robada se empieza a esparcir por toda la bodega llegando a liberarse fuera de esta. Al hacerlo, la máquina libera una explosión que rompe parte de la bodega, haciendo un estruendo en el pueblo. Parte de la energía regresa a Creid y a Joāo, recuperando los alientos de Creid, mientras que otra parte logró ser almacenada por Betha.

Betha: ¿¡Qué!? ¿¡Por qué tan poco!? No importa… esto debería ser suficiente. Pensaba acabarlos aquí y ahora, pero necesito llevarlos para acumular más de sus poderes.

Joāo seguía desmayado y debido a la extracción de su poder, podía no levantarse en un rato.

Varios soldados de refuerzo llegaron a la bodega y rodearon a los chicos. Betha, a punto de irse, ordenó un ataque que no acabara con la vida de los chicos.

Cuando este se iba, Creid invocó al dark seeker y le ordenó ir tras Betha. El dark seeker logró alcanzarlo en el aire y pelar con él, intercambiando golpes uno con el otro con la diferencia de que esta vez el dark seeker lograba hacerle frente. Mientras tanto, Creid se protegía como podía. De un momento a otro, Creid materializó casi que por voluntad propia una Oz completamente negra que parecía pegada a su brazo. Intentó defenderse con ella, pero solo hacía movimientos torpes por la poca experiencia que tenía, sin embargo, no sabía cómo soltarla. Fue acabando con los soldados de Betha, pero en ese mismo instante varias sirenas de policía se escuchaban acercarse: la gente había alertado a las autoridades de la explosión.

Betha estaba algo maltratado, en un momento de la pelea empezó sólo a esquivar los golpes que el dark seeker hacia. Con pocas fuerzas ordenó una retirada inmediata. Creid, al escuchar las sirenas, decidió agarrar a Joāo y esconderse para evitar preguntas respecto a lo sucedido, y aún más con su estado, pues todavía no podía deshacerse de la Oz.

La policía había llegado y enseguida inspeccionaron el lugar, el cual se encontraba lleno de piezas metálicas regadas y pequeñas partículas amarillas y rojas en al aire.

Creid pasó la Oz entre la camisa y la espalda de Joāo y empezó a arrastrarlo hacia una roca en la costa para ocultarse allí. Pasada la media hora, Joāo despertó algo débil y al ver el brazo de Creid se asustó.

Creid explicó lo sucedido con Betha, sin embargo, aún debían encontrar a las dos mujeres. Decidieron ir a la estación de policía una vez la Oz desapareciese.

Pasó una hora y media, el sol se ponía y hacía cada vez más frío. Finalmente, la Oz desapareció lentamente convirtiéndose en ceniza.

Fueron a la estación de policía y pusieron la denuncia. Les dijeron que las habían encontrado en el sótano de aquella bodega y debido a su estado de salud las llevaron al hospital rápidamente. Los chicos pidieron la dirección del hospital y llegaron rápidamente. Al encontrarlas, vieron a ambas mujeres maltratadas, con moretones y algo disociadas en una camilla. Se acercaron y, como era de suponer, apenas y los reconocieron.

No tuvieron otra opción que pasar la noche en el hospital. Al día siguiente salieron a caminar y buscar algo de comer, por suerte tenían algo de dinero. Pasando bajo un árbol, una hoja cae al frente de ellos y, al estar por la altura de sus caras, da un pequeño brillo del cual aparece Walter.

Al verlo, Creid lo mira con un poco de desconfianza.

Joāo: ¿Walter?

Walter: ¡Chicos! Antes que nada, debo felicitarlos por lo que hicieron el día de ayer.

Joāo: ¿No te importa si la gente te ve transformándote como si nada?

Walter: Tranquilo, solo ustedes pueden verme. Les tengo noticias importantes: primero, Creid, tal parece que, debido a la extracción de tus poderes, una parte de la esencia de tu gota y una parte del poder de tu ojo, aunque muy pequeña, se mezcló y se liberó. No sabemos dónde pudo haber chocado.

Creid: ¿Y qué significa eso?

La gente los veía raro al verlos hablar con el árbol.

Walter: Será mejor que no uses tus poderes. No sé qué sucedió exactamente, pero parece que en la pelea contra Betha la gota y tu ojo se fusionaron un poco, por lo que, cuanto más uses tus poderes, usas tu ojo a la vez y cada que lo usas la gota se corrompe poco a poco. ¿Me he hecho entender?

Creid: Sí, algo así… Aunque, ahora que lo pienso, ¿cómo sabes qué sucedió ayer y cómo sabes quién es Betha?

Walter: Soy un arcángel, recuérdalo, tengo diversidad de poderes.

Creid se calló y recordó lo que tantas veces le había repetido la figura.

Walter: En cuanto a ti, Joāo, es mejor que no uses mucho tus poderes, no por nada, sino porque hacerlo puede causar daños a tu salud debido a lo que te robaron.

Joāo asiente con la cabeza.

Walter: La segunda noticia es un tanto sorpresa, pues el tercer Real puede estar cerca. Solo diré lo siguiente: dentro de poco habrá un temblor en todo el mundo y será algo agitado, quizá algo de lo que no haya que preocuparse, sin embargo, una vez que suceda, significará que La Espada de los Mil Fragmentos tiene un elegido.

Creid: Un nuevo Real…

Walter: Correcto, dentro de pronto tendrán un compañero. Aquel temblor es, en realidad, el primer retumbar de la espada, pero ya se los explicaré luego. Por lo pronto, les aviso que, debido al retumbar, los Dark Seekers dormirán por un tiempo, así que no deben preocuparse por ellos.

Joāo: ¿Por qué exactamente?

Walter: El primer retumbar aturde la esencia de The End Dark y, además, protege las gotas que ya han despertado. Antiguamente, en la primera generación de los Reales, el primer portador usó este retumbar para proteger a los Reales en una batalla. Tiempo después, con la ayuda del Real de la Sabiduría y un prestigioso mago encantaron la espada para que hiciese diversos retumbares una vez encontrase a su portador. En fin, pregúntenle a Agartha si desean saber más.

Creid: No vendría mal algo de historia sobre todo esto.

Joāo: Sí, cuando volvamos a casa.

Walter: Hablando de eso, ¿quieren que haga algo con los recuerdos de sus familiares para que estén a salvo? Desde mi punto de vista, estarán mejor si se olvidan de todo esto.

Joāo: Creo que sería mejor, su estado de salud es algo grave.

Creid: Te lo agradecería, a decir verdad, no sé si quiero que mi tía se entere de esto.

Walter: Algún día se enterarán, eso es seguro. Por el momento, intenten descansar, haré que ellas se recuperen rápido.

Sin despedirse, Walter desapareció y los chicos siguieron su camino. Como no tenían mucho que hacer, fueron a conocer el pueblo y dar un paseo por la playa.

Creid: Así que un nuevo Real… seremos 3 ahora, ¿cómo será cuando estemos los 10?

Joāo: Puede ser una aventura, aunque, a decir verdad, me temo que todo será más complicado.

Creid: Tienes razón. Debemos aprovechar este tiempo para descansar, ¿cuánto crees que sea?

Joāo: Espero que lo suficiente para descansar, sin embargo, no creo que dure más de un año.

Creid: Un año…

Al atardecer volvieron al hospital. Las dos mujeres ya estaban mucho mejor gracias a Walter.

Los chicos tuvieron que dormir de nuevo en el hospital. Esa misma noche, a las tres de la mañana, un fuerte temblor despertó al pueblo. La luz se fue por un tiempo, el mar se agitó y unos árboles cayeron sobre la capilla. El tiempo había comenzado, este pequeño receso era necesario para enfrentar el futuro.