Chereads / La Guardia Seráfica / Chapter 1 - Capitulo 1: Un despertar en Ciudad Azul

La Guardia Seráfica

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Synopsis

Chapter 1 - Capitulo 1: Un despertar en Ciudad Azul

"Las nubes aquel día dibujaban formas muy extrañas, en un inmenso firmamento.

¿Y yo me pregunto?, ¿por qué Azul?. Por que no verde o de color amarillo.

Hubiera sido fascinante algo así, pero, ¡hay que tonterías digo!."

Puso sus manos en sus ojos y se los frotó..

"Parece que ya ha amanecido, se escucha el existir de la gente.

Me pregunto. ¿Qué me deparará hoy?".

Theo, recostado en las hierbas de un parque, veía detenidamente el fulgor del sol del amanecer. Las hojas de un árbol cercano, caían cuando una suave brisa pasaba.

Viendo cómo las nubes se arremolinaban al astro solar, dio un suspiro profundo, de una mañana tranquila. El joven, pensativo, se levantó.

Con la ropa algo sucia de una noche vagando y durmiendo en la intemperie de una noche de luna, se sacudió un poco desperezándose.

Theo tranquilamente se estiró y bostezó mirando aquel jardín de un parque que él conocía.

Cerca de él había un campo de ejercicio y entrenamiento, se quedó mirándolo de repente.

Había gente que practicaba deporte y hacía ejercicios allí.

El simplemente suspiró

Ya la gran ciudad empezaba a cernir su bullicio, cada vez que las horas avanzaban, poco a poco.

Ya las personas de toda índole, salían a trabajar como era costumbre. Atareadas en sus labores y otros abriendo sus puestos de trabajo, el día se volvía concurrido de gente.

Theo vio que las personas iban de un lugar a otro, como si se tratara de un ritual eterno.

Pero él sabía bien que era así en estos tiempos y que era necesario, sobrevivir en la jungla de cemento.

El joven, emprendió su regreso a su casa.

Ciudad azul, era una ciudad cosmopolita, por ello y por el esfuerzo de las personas de muchos tiempos, aquel lugar se había convertido en patrimonio cultural del arte en siglos.

La ciudad azul era una ciudad especial, era el centro del arte y el conocimiento del mundo.

Algunos edificios antiguos todavía se conservaban, mezclados con los avances de la modernidad, y los nuevos edificios con mucha altura y tamaño se mostraban desafiante ante el mundo.

El corazón de aquella ciudad, la parte más céntrica e importante, estaba construida en una antigua isla. 

Desde lejos, la ciudad era imponente y hermosa.

El joven caminó un largo trecho de la ciudad pasando por puentes, avenidas y calles.

A él poco le importaba qué lugar era, pues para él era otra ciudad más.

Canturreando en las calles, poco a poco se apartaba de la ciudad.

Como era costumbre de él, caminaba kilómetros hasta su hogar.

Su casa, estaba en una parte de la ciudad, llamada "Palomas", aquel lugar estaba ya alejado del centro del sitio de ciudad Azul, allí mayormente estaba rodeados de edificios antiguos, remodelados para vivienda, y condominios.

Y tratando de ser un sitio comercial, habián muchos cambios que ocurrían en ese sitio.

Y allí él vivía, entre aquellos departamentos, de un edificio antiguo.

Había muchas palomas, que posadas en los postes de luz, apuntaban bien ante cualquier sospechoso de sus juegos.

Theo tenía que estar observándolas, y sorteando sus heces. Pues la urbanización de Palomas, cómo bien indica su nombre, era un crisol de tales aves.

Así el joven iba acercándose, con un remolino de pensamientos, hacia su cuarto, pero sabía lo que iba a suceder y estaba ya advertido.

Unos ojos, en cierta distancia se cernieron en él.

Una chica de pelo castaño y ojos vivaces, lo veía detenidamente.

Con color de ojos diferentes, uno azul y el otro verde, brillaban dando una mirada alegre al joven. También la chica tenía una doble y largas coletas de pelo, que sin ninguna duda, era característico de ella.

Apoyada en un muro de una cerca de madera, esperó a que se acercara más.

El joven caminaba, tranquilamente, con los ojos algo cabizbajo y esperando su momento.

—¡Theokiel! ¡Al fin te encuentro! ¡Qué gusto! ¡Te esperaba!.

—¡Oh!, Yria, que tal, no me había dado cuenta de ti, ¡Si que me haz dado un susto! ¡Hola!. —dijo Theo absorto.

La joven se rió de él muy amena.

—¡Ay Theo!, últimamente estás un poco extraño, ¿te pasa algo?

—Nada Yria, solo un poco cansado… Yyy eso simplemente. Ufff.

—¿Cansado Theo?, pero si estamos de mañana —dijo Yria viéndolo su ropa algo sucia.

—Jajaja, verás he tenido cosas que hacer con unos amigos…, por eso ando algo cansado.

—¿Así?, bueno…. Mmmm —dijo Yria viéndolo y examinandolo de repente de una manera sospechosa de pies y cabeza. El joven Theo la miró algo nervioso.

—Oye Theo, ¿porque estás faltando mucho en nuestras prácticas?, necesitamos a un gran guitarrista cómo tu. Nuestras noches no son lo mismo sin ti. ¿Qué hacías? —dijo ella muy curiosa.

—¿A si?, bueno, solamente trato de, de… —balbuceó el joven.

—Deeeee... —dijo la chica un poco coqueta.

—Bueno, creo que…, salí a dar un paseo y tomar un poco de relajo. —dijo el chico un poco esquivo.

 —A yaaa —dijo la chica dándole un codazo— la siguiente, ¿Por qué no me llamas?.

—Voy a ver eso, oye gracias por el saludo, mañana iré pues, me esperas en el tren, ¿está bien?.

—¿Como? —dijo la chica atontada.

Theo sin dar más conversación, amenamente y como tratando de retirarse se dirigió a su casa.

—¡Hasta luego Yria, cuídate! ¡Y un saludo para todos tambien! ¡Ya nos vemos!

—Bueno está bien, ¡de acuerdo, no te olvides!, ¡eh!. —dijo la joven muy atontada de la prisa del chico.

Theo alejándose de ella apresuradamente por la pista, sorteó un auto en velocidad. Su amiga se quedó impactada por el temor de un accidente. Pero el simplemente caminó tranquilo mientras el conductor le lanzaba amenazas por su imprudencia. Y ella se quedó así viéndolo, como corría hasta entrar a un edificio antiguo.

La chica se puso a verlo como se iba tan aprisa. Seria, callada y atontada ante la respuesta de su amigo, suspiró.

Cuando Theo ingresó al edificio antiguo, avanzó por un patio interno, que era como un jardín.

Subió las gradas de una escalinata antigua y rápidamente se metió en los pisos más altos, subiendo escaleras y viendo a gente subir y bajar.

Cuando llegó al sexto piso, allí se detuvo. Pues cuando ya llegaba al departamento, escuchó unos gritos exacerbados de su mamá.

Y pensó mejor que era necesario quedarse un rato afuera.

Un anciano que salió del departamento contiguo, hizo un gesto con sus manos de "estás muerto", y sonrió de gusto por verlo así..

A Theo no le agradó esto.

Y cuando ya retrocedía para entrar en otro momento.

La madre salió del departamento, muy estrepitosamente enojada.

—¡Theo!, lo que me faltaba antes de salir de casa. —dijo la madre muy airosamente.

—Mamá, espera a que te cuente, lo que pasó.

—¡Eso mismo Theo Comuna!, ¡cuentos!, ¡cuentos y más cuentos!. —replicó la madre.

—Pero lo que sucedió fue de verdad. Tuve que... — dijo Theo algo molesto.

—No Theo, tu profesor de karate, te estaba llamando, ¿Cómo pudiste hacerle esto?

—Pero…, si no me das tiempo para hablar.

—Nada, —dijo la madre— mírate, seguro que has estado vagando por allí.

—No es vagar, es… caminar en el mundo, ver nuevas cosas, para...

—Esto es serio Theo, ¡se acabó!. —dijo la madre yéndose a su trabajo muy molesta, enojada y sentenciando, detrás de él. —Ahora, empieza a buscarte un trabajo, ¡No voy a criar un flojo y un vago! ¡Lo siento!.

—¡Ni Siquiera me dejas hablar!, ¡Bahh!

La mamá de Theo se fue molesta del sitio, renegando ante su partida.

Theo, también molesto entró al departamento.

Allí todo estaba limpio como de costumbre, y ordenado.

Estaba también su hermano menor allí viendo la televisión, con su canal de series infantiles.

El joven se acercó a la cocina contigua a la sala, para servirse su desayuno.

Encendió la cocina y rompió dos huevos para freírlos, y también cogió el zumo de manzana para prepararlo.

Cuando una voz femenina, con un tono vacilante se escuchó.

—También prepárame para mí, voy a salir. —escuchó Theo a su costado.

—¿Eh?, Shaira, pensé..

—Pensaste mal hermanito. —dijo una mujer joven, con el pelo amarrado en forma de cola de caballo, y vestida con buzo de deporte, que lo miraba con gracia— Bueno por lo menos llegaste a buena hora para mi.

¡Esos huevos fríelos bien, de acuerdo!. —dijo la hermana imitando la voz molesta de su mamá.

—De acuerdo..., Señora ley. —dijo Theo vacilante.

—Que, me dijiste ¿señora?

La hermana de Theo, empezó a juguetear con su hermano menor, dándole pinchazos con sus dedos.

—Está bien, está bien. —dijo juguetonamente el joven.

De repente el hermanito de Theo se volvió a ellos y corrió contento, acercándose diciendo.

—Hermano, ¡llegaste!.

—Hola, pequeño Frank, ¿cómo se encuentra el bebe consentido de mamá? —dijo Theo molestando a su hermano menor.

—No soy un bebe, ya tengo siete años, ¡además ya estoy en el colegio! —replicó su hermano menor muy desafiante.

—Hasta un niño pequeño se daría cuenta de eso. No te preocupes Frankcito, bebe es nuestro hermanito menor de verdad, o sea Theo— dijo la hermana y se rió de él, el hermano menor también lo hizo.

—Bueno, creo que esto se está pasando de la raya. —dijo Theo ya un poco molesto.

—Hablando de cosas más serias. —¿Has estado bebiendo?

—Buenooo, nooo, mmm , no tanto.

La hermana negó la cabeza e hizo un sonido de desaprobación.

—Menos mal que no te rompiste la cabeza. —dijo la hermana, sentándose en la silla del comedor, junto con su hermano menor— Hubiera sido más difícil sacar el alcohol, que el golpe.

—¡Payasa!. —Theo sentenció, y sirvió el desayuno a sus hermanos.

—¿Y qué piensas hacer próximamente? ¿El club de circo no va bien? —dijo su hermana con comida en la boca.

—¡Ah, un poco!, pero lo pasamos bastante bien.

La hermana de Theo lo miró, y se quedó sonriente.

—Supongo que te estás yendo a… —dijo su hermana sabiendo algo.

—A propósito Shaira. —dijo el chico cortándole la conversación— Tienes habilitada, tu guitarra eléctrica.

Shaira lo miró y sonrió ensimismada. 

—Claro que no te lo voy a dar tonto. —dijo Shaira decidida.

—Epa, Por favor Shaira, mira que si consigo que me den algunos billetes… —dijo Theo muy orgulloso de lo que dijo.

—Mmm….. Dejame pensar bobo…

—Piensalo bien loquita —dijo Theo sonriente cruzando sus brazos hacia atrás de su cabeza. —Cuantas cosas so podrías hacer con eso…

—Hummm —replicó la hermana de Theo

—¡Hermano y mi zumo! ¡Mi zumooo!—exclamó el hermanito de Theo.

—Un momento cabezón.. ¡Ya voy!

Theo se levantó y se dirigió a la cocina, Shaira la hermana de Theo sonrió maliciosamente.

—¡Está bien!. Que no haría por mi hermanito consentido. Perooo... Humm… ¡Hay acuerdos que hacer!

Theo de repente se quedó atónito, volteando su rostro a ella.

Y su hermana sonrió, riéndose.

Theo, abrió la boca y tragó saliva.

El sol de aquella ciudad, ya se había puesto en lo alto del cielo, en un firmamento despejado.

Y caminando, desde una cuesta de pista, Theo muy cansado subía, cargando un gran bulto de objetos de deporte.

Cerca de un gimnasio muy bonito, donde un parque afuera se veía, su hermana con la bicicleta, muy contenta ya llegaba a su trabajo. Ella era maestra de deporte.

Theo estaba agobiado, con tantas cosas.

—Bueno hermanito. Ya llegamos. —dijo la hermana de Theo.

—Uff —resopló el joven— Menos mal, ya se me quebraba la columna…¡ayy!

—Vale… has hecho lo que me pedistes…, entonces…, un trató es un trato.

La hermana de Theo miró a su hermano y sintió compasión por él. Pues estaba muy cansado.

Theo se puso a tomar aire y a secarse con su mano su sudor.

Shaira al verlo así, se puso sentida y reflexionó internamente. Theo la vio preocupado, y se preguntaba por qué lo veía así.

—Oye, sabes…, No suelo decirlo a menudo…pero... eres un tipo muy rebelde, pero sé que dentro, eres un buen chico. —dijo Shaira

—¿Qué?¿pero qué cosas has dicho? —replicó Theo atolondrado de lo que dijo.

—Si, vales la pena ser mi hermano. Gracias. —dijo con suave voz.

—¿Un momento loquita? ¿Qué dijiste? —replicó Theo y esta vez se quedó asombrado y algo sorprendido por sus palabras.

Shaira, se acercó a su hermano y le dio un beso en la cabeza.

Theo se quedó conmocionado. ¡Su hermana mayor le tenía aprecio!

Los ojos de Theo se quedaron atontados, como ella cogía el paquete de objetos de deporte e ingresaba a su centro de trabajo.

Theo sorprendido se quedó viéndola, como se iba para allá.

—Oye, bonitas palabras.., pero… ¿No te olvidas de algo?

Shaira de espaldas se volvió a su hermano

—¡Ah!, me olvidaba, tienes permiso para usar mi guitarra. No la ensucies. Bobo. ¡Y anda a tus clases de Karate!, no sea que mamá te eche de la casa, por estar vagando. —Sentenció Shaira

—¡Por supuesto!.¡Qué lo haré! ¡Hasta luego loquita! ¡Nos vemos!—dijo Theo muy agraciado volviendo en sí, cogió su mochila y se echó a andar, muy contento.

—Está bien bobo.., ojalá no la malogres esta vez, por que si no… ¡Ayy! 

Dijo Shaira mirándolo como su hermano Theo caminaba muy contento. Ella hizo una mueca con su boca y regresó al gimnasio.