En las heladas montañas de Keter el reino de los dragones de hielo, la única prisionera es custodiada por los soldados más fuertes de los diferentes clanes por sus peligrosos antecedentes.
Tanto, dragones de fuego y hielo, con sus respectivas armaduras negras y blancas estaban frente a las primeras puertas hechas de enormes bloques de hielo y roca.
Los elfos estaban detrás de la segunda puerta, esenciales cuando se trata de crear escudos contra cualquier poder, sumado a su habilidad de teletransportarse.
Los licántropos acompañaban a los últimos, podían aparentar ser simples semihumanos con abundantes pelajes al transformarse, pero tenían una velocidad y fuerza incomparable, además de ser los únicos con la capacidad de comunicarse mentalmente con sus superiores.
Por ello custodiaban directamente a la princesa Sayani.
Todos eran conscientes de a quien mantenían encerrada y porque, sus clanes estuvieron al borde de la extinción a causa de ella.
No podían permitir que la última descendiente real de los dragones de fuego se escape y vuelva a cometer otra masacre.
Su cabello rojo se arrastraba junto a sus pies descalzos, sujetos a enormes cadenas mientras caminaba en dirección a la extensa escalera de hielo que es la única entrada o salida de esa profunda cueva para observar a la persona que hace décadas no veía tan cerca.
Sayani, la princesa dragón; llevaba un siglo viviendo en el territorio de Keter, el reino de los dragones de hielo donde cumplía su condena con ciento veintiún años.
De los cuales llevaba cien en esa cueva, sufriendo el dolor en sus huesos por el frío constante que aplacaba su naturaleza de fuego a través de sus pies, pero no lo suficiente para matarla.
Ese era su castigo, no morir para la eternidad, mientras llevara esa armadura no sucumbiría ante el frío
Sus ojos grises estaban vacíos, mientras que su piel reseca demostraban los daños que el hielo provocaba en ella.
Su cuerpo estaba extremadamente delgado, la alimentaban una sola vez al día, con el fin de que se mantuviera con vida.
Sí se negaba a comer, Bluma la Elfa, la hipnotizada obligándola a alimentarse en contra de su voluntad.
Había intentado liberarse infinidad de veces en vano. Su armadura de lava y hierro maleable, fue lo único que le permitieron conservar, porque la protegía y aislaba su cuerpo del frío, manteniéndola con vida.
Estaba hecha especialmente para los dragones cambia forma como ella, se adaptaba a su cuerpo humano y a su forma de dragón convirtiéndose en un collar.
Desde hace un siglo no adquiere otro aspecto; sus cuernos fueron cortados impidiéndole transformarse, ya sea parcialmente adquiriendo sus alas en su forma humana completamente en un inmenso dragón negro y escapar.
Había sido condenada por la masacre que llevo a cabo con su ejército dragón en territorio de los elfos, licántropos y brujas. Lograron capturarla gracias a la traición de su único tío, quien la entregó a cambio de que la guerra terminase, por el bien del pueblo.
Error que ella se sigue reprochado hasta hoy, estos años la ayudaron adarse cuenta de que tuvo varias señales que le indicaban lo que haría, pero su sed de venganza la cegó hasta que fue demasiado tarde.
La guerra empezó por la muerte de los hijos de la reina Elfa, Bluma y Eber el rey licántropo quienes habían unificado territorios tras su unión, era la primera vez que dos razas se unían en matrimonio, por eso muchos clanes los consideraban peligrosos.
No así el rey dragón, lo único que Quiles deseaba era la felicidad de su única hija y por ello preparó una boda incomparable para ella e Invitó a los mandatarios de los diferentes clanes para celebrar la unión de Sayani con Agni, el hijo de Alamario el duque más prestigioso del reino y su mano derecha.
El representante de cada especie llegó a la boda que se realizaría en Vulqon el territorio de la novia menos el príncipe Carel, y su hermana Olaya quienes fueron hallados carbonizado junto a su séquito al día siguiente.
Los únicos capaces de producir esas llamas eran los dragones de fuego y no cualquiera, debía ser uno de alto rango, un dragón real para quemar de tal forma hasta sus huesos, dejando solamente el rastro sus cristales de nacimiento, gracias a las cuales fueron identificados
Sus padres enfurecieron, tras la falta de explicación por parte del clan dragón.
Con Eber en el frente la disputa comenzó la guerra. Solo dos lunas llenas más tarde el rey licántropo logró matar a Quiles, el rey dragón, en presencia de su hija Sayani quien peleaba en el frente de batalla, junto a su padre.
Con ayuda de los elfos, todos desaparecieron, mientras Sayani lloraba de forma desgarradora sobre el cuerpo de su padre.
Luego de entregarlo al volcan, como es su tradición ella avanzó con su furia en busca de Eber, amenazando con asesinar a los pueblos si no se entregaban.
Quemó gran parte de territorio, que rodeaba el castillo protegido por un inmenso escudo imposible de atravesar, asegurándose de que los aldeanos salieran primero.
Tras una pista de que las brujas ayudaban a los elfos y podían entrar fácilmente al castillo llegaron allí en su búsqueda de tal habilidad, desvivieron a las herederas quienes se negaron a colaborar y cuando iban a partir.
La pareja llegó con su ejército, comenzaron a luchar con ferocidad.
Un licántropo no era rival para un dragón, pero se enfrentó a él, en su forma intermedia o su fuego acabaría con todo su propio ejército.
El rey Eber era formidable en batalla, sin embargo, con ayuda de sus comandantes Maxim y Ataiel lograron matarlo
Aun así antes de celebrar su victoria Agni, su esposo, pereció en manos de Bluma frente a sus ojos.
Ambas mujeres acudieron hasta el cuerpo de sus parejas. Bluma desapareció con su esposo llevándose a todo su ejército.
La princesa volvió a llorar una vez más. Ahora estaba sola, la única familia que le quedaba era su tío Aramis, quien contradecía todas sus acciones.
Invadida por la sed de sangre, busco a Bluma durante las siguientes lunas asesinando pueblos a su paso, destruyendo a todo aquel que se interpusieron en su camino hacia la venganza
Hasta que finalmente la encontró gracias a su tío, pero en realidad Bluma no estaba sola. Fue una emboscada organizada por los líderes de los diferentes clanes que la reina Elfa convenció, asegurándoles que una vez que la princesa Sayani acabara con los licántropos y elfos seguiría por ellos.
La princesa fue rodeada por inmensas cadenas, conjuradas por las brujas y hechizada por Bluma impidiéndole moverse o defenderse sin sufrir dolor.
Su ejército se quedó quieto sin defenderla, ahí entendio la realidad, decapitaron a sus comandantes y luego le cortaron sus cuernos. Así termino en la lúgubre cueva en la cual se encuentra.
Por eso le resultó extraño ver a la esbelta y alta Elfa de cabello blanco y ojos celestes como el mar, vestida con su habitual ropaje negro descender hasta ella.
Siempre la observaba desde arriba, demostrando su superioridad, demostrando que ella obtuvo la victoria, que obtuvo su venganza.
Nunca volvió a hablarle desde que empezó su castigo hasta hoy.
_ ¿qué haces aquí? _ gruñó la dragona, mirándola.