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Change Reality

🇩🇴Lord_Bunny
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Synopsis
In a world where every individual is born with an amok, a unique manifestation of power, Izuru stands out not for what he has, but for what he lacks. Without amok and shunned by his community, his life is a constant reminder of his supposed abnormality. From the scorn of strangers to the rejection of his own family, Izuru faces a hostile environment that pushes him to the limit. Despite the hardships, Izuru clings to hope and struggles to find purpose, resisting a fate that seems determined to break him. However, unexpected interaction with his mother, Astrid, who shows sudden and disconcerting affection, opens a window into a complex web of emotions, secrets and contradictions. Between haunting dreams of a withered “Eden” and the promise of a renewed maternal relationship, Izuru begins to question the reality around him and his place in it.
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Chapter 1 - Capítulo 1: Único error, edén.

Capítulo 1: Único error

En mitad de un pequeño parque de una de las tantas prefecturas de Japón, podía encontrarse a un joven de cabello color melocotón descansando tranquilamente bajo la sombra de un manzano, ante la atenta mirada de una niña de pelo celeste.

—Mamá, ¿es cierto que ese niño no tiene ningún amok? —preguntó aquella niña sin quitarle los ojos de encima a aquel chico.

—Así es, y será mejor que nunca hables con él —respondió su madre, dedicándole una mueca de disgusto al joven.

—¿Por qué, mamá? —preguntó la niña, aún más curiosa que antes, mientras miraba a su madre.

—Tal vez sea de mala suerte.

—¿Y por qué él no tiene amok? Todos tenemos uno, mamá.

—Tal vez Dios castigó a sus padres trayéndolo a él a este mundo. No puedo imaginar la vergüenza que han de sentir —dijo, negando con la cabeza.

—¿Tal vez…? —susurró la niña mientras, inconscientemente, apretaba el agarre de la mano de su madre. Este gesto fue notado de inmediato por su madre.

—Ya debemos irnos. Estar en el mismo planeta que él ya debería ser suficiente castigo —concluyó mientras llevaba a su hija a rastras.

Mientras tanto, lágrimas empezaban a escurrirse por las mejillas de aquel chico.

—¿Entonces soy un castigo divino? —se preguntaba a sí mismo con voz quebrada, mientras miraba al cielo con impotencia.

—¿Qué más da? Estoy vivo, puedo cambiar esta situación mientras esté con vida. Si tengo energía para quejarme, debo tener energía para esforzarme. Tú puedes, Izuru, ponle ganas —dijo mientras se levantaba ante las miradas de todos en el parque.

—¿Por qué todos me miran como si fuera una anormalidad? Me miran como si no debiera existir —se preguntó Izuru mientras observaba a las personas a su alrededor, provocando susurros entre ellas.

—¿Qué mal debieron haber hecho sus padres para traer al mundo a un niño sin amok?

—¿Qué tan crueles debieron de ser como para dejar a un demonio como él libre por el mundo?

—Con razón Enso los abandonó.

—Pero según escuché, su segundo hijo sí que tiene un amok, y es muy poderoso.

—Deberíamos deshacernos de él; le haríamos un favor al mundo.

Al escuchar esto, Izuru miró fijamente al hombre que lo dijo. Su mirada, llena de resentimiento e incredulidad, se cruzó con la mirada de desprecio de aquel hombre, quien lo observaba como si fuera una especie de gusano, alguien inferior a él. Eso fue todo lo que Izuru necesitó para confirmar sus pensamientos.

[Estos desgraciados en serio están dispuestos a matarme con tal de no verme más. Ni siquiera se sienten culpables por decirlo mientras yo estoy cerca.] pensaba Izuru mientras miraba furioso a aquel hombre.

—¡¿Qué tanto me miras, criatura?! —cuestionó aquel hombre con mirada desafiante mientras creaba una bola de electricidad.

—¡¿Toman decisiones basándose en un "tal vez"?! ¡La única verdad es que ustedes tienen miedo de volver a cambiar! —exclamó Izuru mirando con impotencia a la multitud.

—¿Y qué si es así? —respondió uno de los civiles.

—¿Por qué no simplemente dejan de usarme como excusa para ocultar su cobardía? —gritó Izuru mientras se apretaba el pecho.

—¿Si te molesta tanto, por qué no haces algo para cambiarlo?

Entre los civiles, un hombre se abrió paso y miró fijamente a Izuru. Aquellos ojos morados tan similares miraron más profundo de lo que cualquiera hubiera podido ver, e Izuru lo podía sentir.

Tras unos segundos de silencio por parte de Izuru, aquel civil sonrió.

—Lárgate de aquí, no tienes nada que hacer aquí… —dijo mientras se daba media vuelta.

—Carajo… —murmuró Izuru, resignado, mientras se marchaba.

[Ese tipo es el más extraño con el que me he cruzado. Aquellos ojos… parecía saberlo. Sin mencionar la sensación que me trajo con solo una mirada.] pensaba Izuru mientras entraba a un callejón sin salida, solo para subirse encima de un contenedor de basura y, con él, poder saltar la pared que le impedía llegar a casa.

—Bah, lo más probable es que solo sea su amok —dijo para sí mismo mientras usaba una escalera improvisada para llegar al patio de su casa.

—Mataría por un trozo de pan… —murmuró antes de entrar a su hogar por la puerta trasera, gracias a una copia de la llave que había robado a su padre antes de que lo abandonara.

Con cautela caminó hasta llegar al sótano, el lugar donde se escondía hasta que cayera la noche, tal y como lo había hecho desde que su padrastro lo golpeó por primera vez.

Había sobrevivido muy bien con las sobras de lo que sus padres y su hermano comían. Se había ocultado tan bien que incluso había aprendido a caminar sin hacer ruido, memorizar el orden de las cosas con tan solo un vistazo y borrar cualquier huella de su presencia.

Pero, esa madrugada, el hambre, la sed y el frío que sentía lo llevaron a cometer su primer y único error…

Capítulo 2: Edén

"¿Por que? No lo entiendo... he estado teniendo el mismo sueño desde que me dieron el diagnostico."

Decia Izuru mientras se sostenia la cabeza.

"Tengo hambre y hace demasiado frio como para ignorarlo y volver a dormir~"

Se quejo antes de sentarse solo para abrazarse las piernas mientras apretaba los dientes con fuerza. 

"Es madrugada, estoy seguro de que no se daran cuenta si yo..."

Tras unos segundos de silencio, Izuru finalmente se decidio. Con un brillo de esperanza en su mirada se concentro al maximo en tratar de escuchar algo que le impidiera llegar a la cocina. Y tras un minuto de silencio absoluto finalmente se dirigio rumbo a la cocina.

Con cautela, se acerco al refrigerador y justo antes de abrirlo... un escalofrio recorrio su columa, pero haciendole caso omiso a su instinto abrio aquella puerta que lo separaba de la comida.

La luz del refrigerador lo obligo a cerrar los ojos, pero al abrirlos supo que habria valido la pena.

Con algo de miedo acerco su mano hacia un par de manzanas, pero justo en ese momento la luz de la cocina se encendio.

"Sabia que habia una rata en la casa, pero no espere que fuera tan grande."

Esa era la voz de su hermano menor.

"S-Sanemi, y-yo juro que no lo volvere a-"

"Ahorratelo, solo aleja tus manos de mis manzanas y puedes seguir viviendo como la rata que mereces ser."

Dijo mientras apartaba a Izuru y recogia sus manzanas.

"No le diras a madre, ¿Verdad?"

Pregunto Izuru con algo de preocupacion.

"Siempre y cuando no toques mis cosas, no tengo por que molestarme en fastidiarte mas de lo que ya lo estas."

Concluyo Sanemi mientras caminaba hacia su cuarto dejando atras a un Izuru bastante preocupado.

No queria arriesgarse mas, asi que se limito a tomar algo de agua y algunas mangos que encontro en la parte baja de la nevera. Y asi, satisfecho con su botin Izuru se dispuso a regresar a su escondite. Solo para terminar encontrandose cara a cara con su madre, Astrid Schwarz.

[Q-que? Pero si no escuche pasos, no hubo ningun indicio de que-]

Pensaba Izuru mientras veía incrédulo a la mujer enfrente suyo.

"Entonces era verdad, aun estabas en esta casa."

Dijo aquella mujer mientras veia a Izuru con un rostro cansado.

"¿Que voy a hacer contigo~?"

Continuó mientras sonreía como una madre lo haria al ver a su pequeño hacer una travesura, cosa que confundió bastante a Izuru.

"¿L-lo-lo siento, juro que no lo volveré a hacer. No regresare, me iré. Me iré muy muy lejos y juro que jamas regresare."

Decia Izuru arrodillado mientras trataba saber ¿Por que de pronto su madre le sonreía asi? ¿Por que le sonreía para empezar?

"No tienes remedio Izuru. ¿Por qué actúas asi? ¿Acaso crees... que yo te haria daño?"

Concluyó aquella mujer mientras abrazaba a Izuru con gentileza.

[Esto no tiene sentido. No encuentro un solo motivo al porque actúa asi.] ¿Por que de pronto?

Cuestionó Izuru mientras sus ojos se humedecían-

"¿Acaso yo te he hecho daño alguna vez. Izuru?"

Pregunto con aquella suave voz mientras acariciaba la parte posterior de la cabeza de Izuru.

[Tiene razon, ella nunca me a golpeado, insultado o siquiera me a visto mal. Ella nunca hizo nada.]

Pensaba Izuru mientras sentia como el calor de aquel abrazo empezaba a recorrer su cuerpo, poco a poco sentia que sus ojos se cerraban solos, y asi, Izuru finalmente logro descansar con comodidad.

"En serio que no tienes remedio, Izuru."

Continuo su madre mientras cargaba a Izuru y lo llevaba a su habitacion. 

Un vasto campo de flores se extendía hasta donde alcanzaba la vista, sus colores brillando bajo un cielo irrealmente azul. 

Izuru estaba allí, de pie en medio de la pradera, sintiendo cómo el suave viento acariciaba su rostro. 

Había una sensación de tranquilidad, pero algo en el aire parecía extraño, como si la calma fuera demasiado perfecta.

"¿Es este mi edén?"

Preguntaba Izuru con una expresion vacia mientras el viento de aquella padradera acariciaba su rostro. Pero de un momento a otro, todo comenzó a desmoronarse, las flores se marchitaban, el cielo se oscurecía.

La expresion de Izuru cambio a una de panico e inmediatamente paso lo que Izuru temia que pasara.

Un nuevo paisaje se habia construido, pero a diferencia del anterior este se encontraba completamente destruido, y en el centro de este caotico paisaje se encontraban 2 hombres mirandose fijamente a los ojos, aunque con diferentes sentimientos.

Uno de ellos miraba con seriedad y fiereza al hombre que tenia en frente.

El otro solo tenia una mezcla de incredulidad, asombro y miedo.

"Dije que te apartes de mi camino. Hermano menor de mierda."

Al culminar la frase Izuru despertaria nuevamente, solo para encontrarse a su madre cantando "Para aprender a quererte"

mientras le acariciaba el pelo con cariño.

[No la escuchaba cantar desde que...]

"Vaya, ya despertaste."

Astrid interrumpiendo su canto y haciendo que Izuru caiga en cuenta.

[¡Estoy recostado en su regaso!]

Exclamo en sus pensamientos mientras miraba a su madre con algo de preocupacion.

"Relajate Izuru."

"¿Por que de pronto actúas así?"

"¿No es natural que una madre mime a su hijo, el día de su cumpleaños?"

Eso era todo lo que Izuru necesitaba para darse cuenta, su intuición le decía a gritos que algo andaba mal, ¿Pero como resistirse a las caricias de una madre?

[Este si es mi edén]

Pensó con los ojos cerrados mientras unas cuantas lágrimas traicioneras se escurrían por sus mejillas.

Continuara…