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Dos reencarnados en Kimetsu no Yaiba

Thanatos_GHZ
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Chapter 1 - Capitulo 1:Sombras del pasado

Palabras del autor:

Hola gente, en este fanfic voy a tratar de arreglar kimetsu no Yaiba y hacerlo a mi forma, algunas cosas se mantendrán pero otras no. Los reencarnados serán Kai Chisaki y Karin Uzumaki, la joven.

Algunas reglas de este fic van a ser que Chisaki y Karin perdieron totalmente la memoria, y que irán recuperando sus identidades eventualmente

También que los demonios podrán morir por jutsus que tenga Karin Uzumaki, al igual que cuando chisaki recupere su don, el podrá matar a los demonios con su toque, pero ojo, a las lunas superiores y a Muzan debe usar las dos manos y mantenerlas por más tiempo.

Chisaki perdera su don al volver a nacer, lo recuperará al finalizar del arco de la villa de los herreros.

Le inventaré algunos jutsus a Karin para que pueda ser más de ayuda, ya que no puedo dejarla como soporte solamente.

También voy a limitar que mordiendo a Karin se curen.

Narrador:

Mucho antes de que Michikatsu Tsugikuni se convirtiera en demonio, había una mujer en un pueblo que ejercía como médica durante la noche. Su nombre era Tamayo.

Tamayo:

Para su dolor de espalda, le recomiendo este té que preparé con algunas plantas medicinales.

—dijo Tamayo, entregándole una taza con el remedio.

Paciente:

¿De verdad con esto basta para curarme?

—preguntó, algo incrédulo, aunque había escuchado que Tamayo era excelente en su trabajo.

Tamayo:

Por supuesto, siempre y cuando se lo tome todo. Si no, puede que no surta el efecto completo.

Paciente:

Está bien, confiaré en usted. Aquí tiene el pago.

Narrador:

Tamayo atendía a muchas personas diariamente, incluso por la noche. Era una mujer amable y comprensiva con todos los que acudían a ella en busca de ayuda.

Esa noche, alguien especial llegó. Era un hombre vestido elegantemente: pantalones grises, un sombrero blanco, ojos rojos, y una polera negra con corbata.

Muzan Kibutsuji:

Disculpe, señorita Tamayo, ¿sigue atendiendo?

—preguntó, acercándose al mostrador con una sonrisa falsa.

Tamayo:

—Ella respondió con una sonrisa amable, sin saber quién era—

Sí, caballero. Todavía estoy disponible para atender cualquier problema que pueda resolver con mis conocimientos.

Muzan Kibutsuji:

Perfecto. Quisiera que me ayude con una enfermedad que padezco.

Tamayo:

Por supuesto. Acompáñeme al cuarto donde guardo mis medicinas. Mientras buscamos, puede contarme más sobre su condición.

—dijo con cortesía, guiándolo hacia la habitación.

Narrador:

Muzan la siguió, y cuando ella le preguntó sobre su enfermedad, él mencionó que no podía exponerse al sol sin quemarse, sin revelar su verdadera naturaleza como rey demonio. Al escuchar esto, Tamayo sintió lástima, pero no tenía una solución. Entonces, Muzan cambió de tema abruptamente.

Muzan Kibutsuji:

¿Qué tanto sabe sobre plantas?

Tamayo:

No entiendo... ¿Por qué pregunta eso? Pero diría que tengo un conocimiento intermedio.

Muzan Kibutsuji:

Entiendo...

—dijo mientras se acercaba lentamente, con una expresión seria.

Tamayo:

¿Señor...?

—preguntó, sintiéndose nerviosa por el cambio de actitud.

Muzan Kibutsuji:

¿Ha oído hablar de una planta llamada "Flor de Lirio de Araña Azul"?

Tamayo:

No... No me suena. ¿Por qué me pregunta eso?

—dijo, notando que Muzan ya estaba demasiado cerca.

Muzan Kibutsuji:

Tú me ayudarás en mi búsqueda de la inmortalidad...

Narrador:

Entonces, Muzan forzó a Tamayo a beber su sangre, obligándola con violencia. Mientras el cuerpo de Tamayo convulsionaba, Muzan esperaba ansioso que ella sobreviviera al proceso de convertirse en demonio.

Después de unos minutos, Tamayo dejó de convulsionar y se levantó, furiosa, intentando golpear a Muzan. Pero sus ataques no tuvieron efecto.

Tamayo:

¡¿Quién eres y qué me has hecho, desgraciado?!

—exclamó, sintiéndose más fuerte de lo normal.

Muzan Kibutsuji:

—sin inmutarse, ahora con una expresión tranquila pero seria—

Te he convertido en un demonio. Ahora, si sales al sol, te quemarás y morirás.

Tamayo:

—escuchando esto, quedó impactada. No podía creer que aquel hombre con una enfermedad tan horrible fuera capaz de algo tan cruel—

¡Eres despreciable! ¡Cómo pudiste convertirme en demonio! ¡Hay gente que necesita mi ayuda! ¡Ahora no podré cumplir con mi deber como médica!

—dijo, desafiando a Muzan a pesar de su miedo.

Muzan Kibutsuji:

—con una mirada fría, lanzó un ataque invisible, similar al que usó con Akaza—

Tamayo:

—recibió cortes en el estómago, cayendo al suelo, sangrando profundamente—

¡Ah!

Muzan Kibutsuji:

No me gustan los demonios que se atreven a faltarme el respeto. Si lo haces de nuevo, te dejaré en peor estado.

—dijo, con una voz helada.

Tamayo:

—temblando de miedo, dejó de lado su enojo—

Muzan Kibutsuji:

Eventualmente te curarás. Esa es una de las ventajas de ser un demonio. Volveré mañana. Más te vale comportarte.

—concluyó, saliendo de la habitación.

Narrador:

Pasaron algunos meses hasta que llegó el día en que Muzan enfrentó a Yoriichi, poco después de convertir a Michikatsu en demonio. Muzan llevaba a Tamayo consigo.

Tamayo:

¿Por qué tengo que estar a tu lado?

Muzan Kibutsuji:

De todos los médicos que he convertido, eres la más valiosa. Además, hay cazadores de demonios por ahí. No puedo permitir que mueras; aún eres débil. Por eso debes quedarte conmigo.

Tamayo:

¿Es para que, con el tiempo, mis conocimientos te ayuden a encontrar la Flor de Lirio Araña Azul?

Muzan Kibutsuji:

Exactamente. O incluso podrías desarrollar una forma de eliminar mi debilidad al sol.

Muzan se detiene de repente.

Tamayo:

¿Por qué nos detenemos?

Pregunta mientras lo mira, sin notar lo que hay al frente.

Muzan Kibutsuji:

Quédate quieta. Es uno de esos cazadores de demonios.

Mira fijamente al espadachín frente a ellos, Yoriichi Tsugikuni, con seriedad.

Yoriichi Tsugikuni:

Al observar a Muzan, siente una extraña sensación, como si este hombre fuera extremadamente peligroso. Por primera vez, sus manos tiemblan ligeramente.

(¿Quién es este hombre? Solo con verlo, mis manos tiemblan. Nunca me ha pasado esto, ni siquiera con otros demonios.)

Muzan Kibutsuji:

A pesar de notar el temblor en las manos de Yoriichi, él también siente una sensación similar. Sus piernas tiemblan ligeramente.

(Este tipo... me da una sensación parecida a la que tuve antes de convertirme, por culpa de aquel doctor.)

Narrador:

Ambos se miraron fijamente durante unos segundos. A Yoriichi le temblaban ligeramente las manos, y a Muzan las piernas. Tamayo observaba expectante, sintiendo la tensión entre ellos. Yoriichi tragó saliva y apretó con fuerza su espada, haciendo que se volviera carmesí.

Yoriichi Tsugikuni:

¿Quién eres tú?

Pregunta, firme, con su espada roja carmesí en mano.

Muzan Kibutsuji:

Al ver el cambio en la espada, confirma que este hombre no es ordinario. Con miedo pero con intenciones asesinas, se lanza transformando sus brazos en espinas rojas que se dirigen hacia Yoriichi.

Yoriichi:

Con sus ojos ve el ataque venir, pero percibe todo como si fuera transparente. Esquiva fácilmente hacia un lado.

Tamayo:

(Él... ¡esquivó el ataque!)

Observa sorprendida.

Muzan Kibutsuji:

(Maldita sea, pensé que esto lo mataría de inmediato.)

Yoriichi:

(Ese ataque se sintió extremadamente peligroso. Debo acabar con él antes de que vuelva a atacar.)

Nota los múltiples órganos de Muzan, lanzando un ataque para destruirlos todos de una vez.

Yoriichi Tsugikuni:

Aliento Solar, Decimotercera Forma.

Con velocidad inhumana, ejecuta todas las posturas del Aliento del Sol de la primera a la última.

Muzan Kibutsuji:

Regresa sus brazos a su forma original para protegerse, pero Yoriichi es demasiado rápido, cortándolo en varios pedazos.

(¡No puede ser!)

Piensa mientras su cuerpo es destrozado.

Yoriichi Tsugikuni:

Eres un demonio... pero no te desintegras. Dime, ¿quién te dio el derecho de arrebatar vidas? ¿Cuántos has devorado?

Muzan Kibutsuji:

Impactado y furioso, no responde.

Tamayo:

(¿Podrá matarlo?)

Yoriichi Tsugikuni:

Observa a Tamayo, luego regresa su atención a Muzan.

Primero me ocuparé de ti, luego iré por tu compañera.

Muzan Kibutsuji:

Se divide en 1800 partes para escapar.

Yoriichi:

Intenta cortar tantas partes como puede, logrando destruir 1500. Al darse cuenta de que Muzan ha escapado, se dirige a Tamayo.

Si no pude matarlo a él... al menos te mataré a ti.

Tamayo:

-Liberada del control de Muzan, lágrimas comienzan a correr por su rostro mientras cae al suelo-

¡Maldita sea! ¿Por qué...?

Yoriichi Tsugikuni:

-Sorprendido al ver a un demonio llorar, se acerca con cautela, con su espada en mano-

Oye, ¿no eras su aliada? ¿Por qué lloras?

Tamayo:

Ese demonio no era un demonio cualquiera. Era Muzan Kibutsuji, el rey de los demonios, y escapó.

—dijo ella, mirando a Yoriichi con lágrimas de frustración—

Yoriichi Tsugikuni:

Muzan Kibutsuji...

—dijo, comenzando a comprender la gravedad de la situación—

Oye, ¿por qué no tratas de comerme?

Tamayo:

Debido a las heridas mortales que le hiciste al rey demonio, su influencia en mí es muy mínima. Además, puedo resistir mis impulsos, pero no sé por cuánto tiempo.

Yoriichi Tsugikuni:

Tengo que comentarle de esto a mi jefe. Antes de que Muzan recupere su influencia, ¿qué cosas puedes decirme?

Tamayo:

Muzan solo puede morir por el sol. Además, busca la inmortalidad, pero para hacerlo, debe encontrar una flor llamada flor de lirio de araña azul.

Yoriichi Tsugikuni:

Flor de lirio de araña azul... Entendido. ¿Algo más?

Tamayo:

Seguramente ahora Muzan esté más alerta, por lo que es probable que no se vuelva a ver. Para vencer a Muzan, se va a necesitar la ayuda de futuras generaciones.

Yoriichi Tsugikuni:

Entiendo lo que quieres decir. Traspasaré todo lo que sé para que otros puedan cumplir lo que yo no pude hacer.

—dijo, levantándose—

¿Cuál es tu nombre?

Tamayo:

¿Mi nombre?

—preguntó, confundida, aún con lágrimas pero más calmada—

Yoriichi Tsugikuni:

Sí, necesito tu nombre. Porque de esa forma será información valiosa que traspasaré de generación en generación, además de avisarle a mi jefe que algunos pocos demonios pueden resistirse a los impulsos y no comer gente, como tú.

Tamayo:

Me llamo Tamayo...

Yoriichi Tsugikuni:

Está bien, Tamayo. Debo irme. Cuídate donde sea que vayas.

—dijo Yoriichi con calma, luego se fue—

Tamayo:

—mientras observaba cómo el espadachín se alejaba, se levantó y apretó su puño—

(No soy fuerte, pero debo hallar alguna forma de zafarme del control de Muzan. Haré una medicina para matarlo. Muzan Kibutsuji, sin importar el tiempo que me tome.)

Narrador:

Luego de que Yoriichi regresara a la base de los cazadores de demonios, le contó al patrón de ese tiempo toda la información: sobre Tamayo, sobre la flor de lirio de araña azul y sobre la habilidad de Muzan de dividirse. Pero, en ese momento, justo aparecieron los otros pilares para mencionar a Yoriichi que Michikatsu se había convertido en demonio.

Yoriichi:

—no podía creerlo, Michikatsu, su hermano, su hermano que era bueno, se había convertido en demonio—

(Muzan Kibutsuji... solo causas desgracias donde vas.)

—dijo en su mente, muy molesto—

Narrador:

En ese momento, los pilares de la era Sengoku comenzaron a expresar su desprecio hacia Yoriichi por no haber logrado matar a Muzan y porque su hermano, Michikatsu, se había convertido en un demonio. La tensión se sentía en el aire, y las miradas de desaprobación se dirigían hacia Yoriichi.

Patrón de la era Sengoku:

-¡Deténganse ahora mismo! -exclamó con firmeza, golpeando el suelo con fuerza-. ¡Que Yoriichi no pudiera matar a Muzan no fue su culpa! ¿Cómo iba a saber que se podía dividir?

Narrador:

Las palabras del joven patrón resonaron con autoridad, deteniendo a los pilares en seco. Todos escucharon con atención a su líder, mientras el ambiente se llenaba de un silencio expectante.

Patrón de la era Sengoku:

-Lo de Michikatsu no es culpa de nadie. Yoriichi no debe cometer el acto que ustedes sugieren -dijo refiriéndose al suicidio-. Es gracias al señor Yoriichi que ahora ustedes tienen alientos. ¡Sin él, no serían más que simples espadachines sin nada destacable!

Narrador:

Los pilares, aunque aún miraban a Yoriichi con desconfianza, comprendieron la importancia de las palabras del patrón. El silencio era pesado, pero lleno de reflexión.

Yoriichi Tsugikuni:

-Jefe, si me permite, creo que debemos hacer algo más para ayudar a las futuras generaciones.

Patrón de la era Sengoku:

-¿Y qué es, Yoriichi-san?

Yoriichi Tsugikuni:

-Para los próximos pilares, creo que todos deberíamos escribir en volúmenes cómo realizar cada una de nuestras respiraciones. Esto permitirá que, si un cazador de demonios se convierte en pilar sin un aliento definido, el patrón de esa era pueda ofrecerle un volumen que se adapte a su estilo. Además, cada nueva técnica de respiración debería ser documentada para las generaciones venideras. Y si un pilar ya no puede luchar debido a su edad, debería retirarse y actuar como instructor.

Patrón de la era Sengoku:

-Me parece una excelente idea, Yoriichi-san. Claro, siempre y cuando todos los demás estén de acuerdo.

Yoriichi Tsugikuni:

-También debo compartir algo más. Durante mi batalla, pude entrar en un estado diferente. Podía ver a través de las cosas. Deberíamos documentar esto también para las futuras generaciones.

Además, mi espada de alguna forma se volvió roja, roja carmesí, y cuando corte a Muzan, como que la regeneración no hacía efecto.

Narrador:

Los pilares, tras meditar las palabras de Yoriichi, aceptaron la propuesta, comprendiendo que era una idea valiosa para el futuro de los cazadores de demonios. Yoriichi fue el primero en tomar la iniciativa, escribiendo un volumen detallado sobre los pasos para realizar el Aliento Solar, marcando el inicio de una nueva tradición que perduraría por generaciones.