Deber
Ezdran
Un apretón de manos selló mi destino. Hace apenas unas horas conocí a mi medio hermano, y ahora formo parte de su plan. Fue el recuerdo de la muerte de mi madre lo que me llevó a aceptar: mataré a mi padre, el Conde Soren, señor de las tierras Volcour, conocidas como "la cuna de ignis"
Es irónico, cualquiera en la mina se reiría de mi si supiesen que soy el bastardo del conde, pese a que mi parecido es innegable, tanto físicamente, como en el causir, podría condenarlo públicamente solo con difundir la información, en cambio, lo matare.
Las pesadillas de mi madre influyeron mucho en la decisión, , después de todo, ver como mi familia se desmorona con la sangre de mi madre en las manos de mi padre me nubla un poco el juicio, el asesinato no será más que justicia, por lo que me arrebato, justicia por mi madre.
La lluvia por la mañana siempre me ha parecido melancólica, hoy sin embargo lo es realmente, Tamir, el florista que me crio desde la muerte de mi madre será ejecutado, según la iglesia, es un hereje, que difunde pensamientos blasfemos, menospreciando el regalo dado por los cielos, el dios Liora.
Supongo que enseñar a causir efectivamente es blasfemo, no pasar años en los seminarios de la iglesia aprendiendo basura muy lentamente es herejía, y causir más de dos elementos te lleva a la guillotina, nunca he comprendido porque la gente es tan devota.
Tal vez como dijo mi medio hermano, Hedristair, "la gente es idiota" supongo que desde una perspectiva noble así es, la gente no es más que lo que puedes sacarle, pero la gente no es idiota, solo que prioriza comer antes que cuestionar su realidad, moldeada por gente como Soren.
Realmente merece morir, inclusive si no hubiese matado a mi madre, ha matado a cientos más con tal de mantener su estatus, —aghhh, pensar demaciado en esto no es propio, llevaba mucho tiempo sin ser un pecador de pensamiento.
—¡joven Ezdran! Supongo que ya sabrá lo de Tamir
—esta maldita vieja, vendrá a burlarse? ¿O viene a cuestionar mi relación con él? Tal vez algunas personas si sean idiotas. —Rowena Silkstone, buen día, si me he enterado, una pena
—¡¿pena?! Ese florista, siempre dude de su fidelidad, mi marido, que yace uno con Liora, siempre me lo dijo, Tamir era extranjero, nunca fue como nosotros.
—extranjero?, eso explicaría muchas cosas, y refuerza mi idea de que la iglesia es una pérdida de tiempo aprender a causir por tu cuenta es más optimo que ir a los seminarios basura. —¡¿extranjero?! ¿Quiere decir que migro durante la guerra?
—mi marido lo dijo, la iglesia solo lo descubrió, tarde o temprano tendría que arrodillarse ante Liora, aunque ser un migrante no es un pecado, ¿qué sabes muchacho?
—nada, justo ahora me dirigía a la mina, así que tengo que irme, lindo día.
—ándate con cuidado Ezdran, todos los pecadores pagan, tarde o temprano.
—esa vieja, ¿realmente solo vino a decir eso? Realmente te da tiempo libre vender prendas lujosas, yo llego tarde a mi trabajo, al que renunciare, después de todo, no estoy seguro sobrevivir a mi pacto de hermanos.
El familiar camino empedrado es anormalmente largo, supongo que al ser la última vez todo parece más bello, los tejados puntiagudos cubiertos de nieve, los muros de vidrio que exponen todo tipo de artículos a la venta, el siempre nublado cielo, y la gente helándose tratando de vender pan, el día a día.
La plaza central, alzándose entre "los árboles de fuego", que no son más que antorchas gigantes, está la estatua de mi abuelo, Sigurd Volcour, el que anexo las tierras del norte, y le dio el yacimiento más grande de ignis al reino, después de aniquilar al conjunto de tribus que solían vivir en estas tierras.
Me parece curioso que sus pies estén sobre cabezas de dragones, en teoría cien hombres, habilidosos causantes y experimentados guerreros apenas y podrían con uno, pero él se alza sobre cuatro, jamás he visto uno, pero cada mes debo pagar mi contribución en la lucha contra estos, pura basura.
Calles y miseria después yacía la mina, realmente se sentía como cualquier otro día, si no fuera a conspirar de asesinato contra mi padre, realmente no me hubiera detenido a ver el imponente arco de descenso a la mina.
Frio, de un acero viejo, decadente, que se aferra al suelo, para poder seguir en pie, encuentro cierta similitud en la realeza, nunca he visto que hagan algo digno de su renombre, solo viven a costa de los demás.
Pero como culparlos, si hubiera nacido como un heredero y no como un bastardo también me aferraría a esa vida regalada, supongo que es verdad lo que Tamir decía, "tú eres yo, en esta vida, y yo soy tu, en esta vida".
No importa, aun si fuera yo, eso no justificaría mis acciones, seguirían siendo igual de viles, e igualmente, requerirían justicia... ¿no? Descendí por el túnel hacia mi oficina, un hueco que hice para descansar de mis largas jornadas.
En el estaban mis pertenencias, a plena vista un pico robado, unas botas viejas, y un poco de ignis molida, que vendería a Tamir, si aun viviera, oculto, la daga de mi madre, la unica foto que tenia de ella, y junto a ella, las hojas de "suntl" que solía fumar, habito que tome tras su muerte.
Lo tomé todo, mientras subía, vi a Levreft, , un compañero minero, del doble de mi edad, portando una capa con capucha —Levreft, buen día
—Ezdran, ¿te vas? Supongo que no es para todo este trabajo
—ciertamente, que me dices, dame tu capucha por el pico, después de todo tú, alguien apto para este trabajo necesita herramientas igual de aptas, ¿cierto?
— Levreft, rasco su barba descuidada, pensativo, mientras no podía evitar notar que su barriga era más grande la anchura de mi cuerpo, debió notarlo ya que se giró, y paso derecho, descendiendo hacia su hueco personal.
— El pico y mi agujero —se detuvo y con ello, supe que lo tenía —esta más cercano al arco de descenso, eso sería bueno para, tus rodillas ¿no? Levreft
—tienes razón Ezdran, eso me ayudaría para mis rodillas.7
—se dio la vuelta y comenzó a acercarse mientras se quitaba su capa con capucha negra.
—pero es interesante, no he hablado con nadie acerca de mi rodilla, ¿como lo sabes?
—sostuvo la capa en sus manos esperando mi respuesta con una mirada penetrante, la verdad es que había notado hace años que podía sentir a los demás, el estado de ánimo, el estado físico, y su forma y ubicación.
—adivine, digamos que tu andar —le arrebate la capa — no es muy fluido
—suerte Ezdran, espero saber pronto de ti, esa capa es de buena suerte
—tomo el pico y se dirigió a la mina, descendiendo, a mover piedras por horas para poder permitirse sobrevivir, supongo que si pudiera él también se aferraría a la vida de un noble, en su lugar, cambio su capa de la suerte para tener una esclavitud laboral con mayor eficacia.
Mi deber, mi madre solía hablarme acerca del deber de cada individuo, al ser consciente de los demás, tu deber es procurarlos como si te procuraras a ti mismo, idealista, realmente sería ideal, ¿entonces porque no es así?
Mi deber, no puedo sacarme de la cabeza esa idea, deber, porque debería cumplir mi deber, tal vez esa mentalidad moldeo el mundo a como es ahora, gente como Soren, se aprovecha de gente como mi madre.
Por ello, mi deber, como persona, como trabajador, y como hijo de Lieria, es matar a Soren, mi padre, ¿lo estoy sobre pensando? Es mi deber, o eso creo, ¿es verdadera justicia o solo busco venganza? Que fastidio.
Deber, no deber, venganza, que complicado, ¿no puede ser ambas? Tal vez, lo sea, y por ello lo hare, no hay razón para no hacerlo, además, ya di mi palabra, aunque no signifique mucho, esta vez, lo será todo.
Mañana, cuando el segundo hijo legítimo de Soren haga su promesa a Liora, Soren morirá, por mi mano, es, irónico, mañana es el festival de Silred, y al igual que hace 12 años, sangre será derramada.