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Portales: Historias de Sueños

Gabriel_M_Aybar
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Synopsis
En varias horas, un ser humano puede vivir miles de aventuras. Algunos olvidan la mayoría de sus sueños o no les dan gran importancia, pero yo soy de aquellos que viven más en los sueños que en la misma realidad. Desde posibles vidas pasadas, a otras dimensiones o casi imposibles viajes en el tiempo e historias que, al despertar, parecen memorias. Acompáñame a vivir un sueño más, donde en el día soy como cualquier ser humano, pero en mis sueños el límite es solo una palabra.
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Chapter 1 - Capítulo 1: Raíces Oscuras

Todos soñamos y vivimos grandes aventuras, pero no todos le dan la importancia que yo le doy a mis sueños. Para mí, los sueños son algo más que simples historias nocturnas; son puertas a vidas pasadas y dimensiones paralelas donde se desarrollan aventuras que escapan de la imaginación cotidiana. Durante el día, soy un fugitivo que rompió la ley, aunque nadie lo sospecha. Me mezclo con los ciudadanos, trabajo de manera convencional y vivo al día como cualquier otra persona. Pero en mis sueños, soy mucho más.

Aunque mi vida real podría parecer interesante, este libro no trata de eso. Tal vez, en algún momento, mi realidad tenga relevancia, pero por ahora quiero sumergirme en mis sueños, donde poseo poderes, enfrento retos extraordinarios y me convierto en otras personas. Ahí, lo imposible se convierte en realidad.

-Raíces Oscuras-

En algún rincón del mundo existe un pueblo que, a primera vista, parece completamente normal. Sus calles tranquilas, sus casas calladas y con poco ruido, todo da una sensación de pura tranquilidad. Sin embargo, bajo esta fachada, hay secretos que todos callan a los más pequeños.

Un día, Adam, un joven curioso y enérgico, entra a una pequeña tienda junto a su hermano menor, Elías. El objetivo era sencillo: comprar un helado para Elías. Mientras revisaban las opciones, Elías, con una sonrisa de travesura, preguntó:

—¿Crees que podría tener sabores extra en mi helado?

Adam se encogió de hombros y llevó la pregunta a la cajera, una mujer que lucía algo distraída. Ella lo miró con curiosidad y luego pidió que esperaran un momento. Desde una escalera en el segundo piso, descendieron dos figuras: un hombre delgado y de aspecto severo, con gafas que parecían aumentar su expresión autoritaria, y un niño pequeño que lo seguía, riendo con entusiasmo.

El hombre, mientras ajustaba sus gafas, murmuraba algo sobre la necesidad de incrementar los precios de los productos. La risa del niño contrastaba con su actitud seria. La cajera los señaló:

—Ese es el cliente que quiere extras en su helado.

El hombre soltó una carcajada breve y seca antes de dirigirse al niño que lo acompañaba:

—¡Esas son las cosas que no debes hacer! ¡Perderíamos dinero si aceptamos esas peticiones!

El niño, con una mueca de frustración, replicó:

—Pero, abuelo, es fácil hacerlo, y tal vez así ganarías más clientes…

—¡No! —respondió tajante el hombre—. Los negocios no funcionan así. Vámonos, ya casi es de noche.

El niño suspiró, lanzando una última mirada de disculpa hacia Adam y Elías antes de seguir al hombre hacia la salida. Adam colocó una mano en el hombro de su hermano menor y dijo con una sonrisa cálida:

—¿Qué tal si mejor vamos a casa? Te prepararé algo más sabroso que un helado.

Elías asintió, aunque su rostro mostraba un destello de decepción.

Mientras regresaban por las calles del vecindario, los altavoces instalados en las esquinas emitían un mensaje urgente:

—¡Atención! Todos deben regresar a sus hogares inmediatamente. La noche está por caer.

Elías frunció el ceño y preguntó:

—Adam, ¿por qué siempre tenemos que estar en casa antes del anochecer?

Adam evitó responder de inmediato. En su mente, los recuerdos de tiempos pasados lo asaltaban, pero finalmente respondió:

—Es por seguridad, Elías. Es mejor no cuestionarlo ahora. Vamos.

Al llegar a casa, encontraron a Neil, su hermano mayor, cerrando con prisa las ventanas y asegurando las puertas. La novia de Neil también ayudaba, colocando barricadas improvisadas. Adam dejó a Elías en la cocina mientras preparaba un postre para él. El ambiente en la casa era tenso, pero los niños intentaban mantener una apariencia de normalidad.

Esa noche, cuando todos dormían, Adam fue despertado por un grito desgarrador proveniente del exterior. Se levantó de un salto, y Neil lo interceptó en el pasillo:

—Los Baker no cerraron sus puertas a tiempo.

Desde la ventana, vieron cómo unas raíces oscuras y retorcidas emergían del suelo, invadiendo la casa de los vecinos. Neil murmuró:

—Está volviendo. Es más fuerte que la última vez.

Elías, que había despertado también, preguntó con voz temblorosa:

—¿De qué hablan?

Adam suspiró antes de responder:

—Esas raíces… son parte de una oscuridad que tu hermano y yo enfrentamos hace mucho tiempo. Nadie nos creyó al principio, pero logramos contenerla. Ahora parece que ha regresado, y esta vez es mucho más poderosa.

Antes de que pudieran discutir más, una criatura grotesca formada por las raíces irrumpió en la sala. Neil reaccionó rápido, agarrando un arma improvisada y atacándola, mientras la novia de Neil lanzaba una bomba casera que había preparado. Adam tomó a Elías de la mano y dijo:

—Tenemos que salir de aquí.

Tras reunir mochilas con provisiones que habían preparado previamente, los cuatro abandonaron la casa. El camino no sería fácil, pero todos sabían que era solo el comienzo de un nuevo enfrentamiento con la oscuridad.

Días después, viajando en un tren que atravesaba paisajes desolados, Adam y Neil comenzaron a relatarle a Elías cómo había iniciado todo. La historia de las raíces oscuras y los eventos que los llevaron a enfrentarlas por primera vez era tan solo el inicio de algo mucho más grande.

Después de estos eventos, desperté, pero no sin antes recordar algunas cosas importantes. En el sueño, yo era Adam, y sus pensamientos eran míos. Hay fragmentos que ahora resuenan en mi memoria y que quiero escribir, esperando volver a soñar con esa vida.

Recuerdo que, cuando éramos niños, Neil y yo jugábamos en el bosque cercano a casa. Un día, vimos algo extraño: una raíz que parecía moverse. La curiosidad nos empujó a acercarnos, pero antes de que pudiéramos entender qué sucedía, esa cosa nos atacó. En el caos, usamos piedras para cortarla y huimos aterrorizados.

Esa noche, en la seguridad de nuestra habitación, vimos algo aún más aterrador: una sombra oscura se movía hacia nosotros. Era como si se alimentara de nuestro miedo, creciendo con cada momento de terror que sentíamos. Fue entonces cuando Neil me recordó algo que papá solía decirnos: "Si le temes a los abusadores, ellos sienten más poder sobre ti". Sus palabras nos dieron valor, y enfrentamos la sombra con determinación. Para nuestra sorpresa, comenzó a disminuir hasta desaparecer.

Al día siguiente, le contamos todo a nuestros padres. Sin embargo, no nos creyeron. Para ellos, nuestras historias eran solo producto de la imaginación infantil. Pero nosotros sabíamos lo que habíamos visto.

Luego, como si el tiempo hubiera dado un salto, el caos se desató en el pueblo. Por las calles resonaban gritos aterradores, y las raíces comenzaron a aparecer por todas partes, invadiendo los hogares. Recuerdo vívidamente cómo papá dio su vida para protegernos durante uno de esos ataques. Mamá, que estaba embarazada en ese entonces, murió al dar a luz a Elías.

De repente, Neil y yo nos vimos solos, con un recién nacido en nuestros brazos. Neil asumió el rol de líder y me dijo con voz firme:

—Adam, todo esto debe haber empezado en aquel lugar donde jugábamos hace años. Pero primero necesitamos encontrar leche para el bebé. No podemos perderlo. Ahora somos su única familia.

Cargamos a Elías en una mochila improvisada y partimos. El camino estuvo lleno de peligros, pero nuestra determinación de protegerlo nos daba fuerzas.

En otro salto de tiempo, recuerdo cómo nos aventuramos en un tronco gigante que parecía ser el epicentro de todo. Allí, vimos algo que parecía un corazón palpitante, oscuro y retorcido. Decidimos ir de día, creyendo que así estaríamos más seguros. Sin embargo, mientras nos acercábamos, las raíces comenzaron a generar pequeños monstruos que nos atacaban. Con machetes en mano, los enfrentamos y, con gran esfuerzo, logramos destruir el corazón.

Ese acto marcó un cambio. La oscuridad disminuyó, y durante un tiempo, el pueblo volvió a ser relativamente tranquilo. Sin embargo, no todos estaban a salvo. Con los años, descubrimos un patrón: el miedo alimentaba la oscuridad. Cuanto más temían las personas, más fuerte se volvía. Así, las noches se convirtieron en tiempos de encierro y silencio, una rutina para mantener la oscuridad a raya.

Con el tiempo, las raíces regresaron, más poderosas que antes. Ahora, Neil y yo enfrentamos esta nueva amenaza, junto a Elías, quien ha crecido en un mundo lleno de peligros y secretos. Pero sé que hay más por descubrir, y siento que este sueño no ha terminado. Tal vez, cuando vuelva a dormir, obtenga más respuestas.