En la sala había mucho silencio, tanto que podría considerarse agobiante. Danqer analizaba la información que su sobrino le había pasado, la oferta era tentadora, pero el no era el único que analizaba, los miembros del consejo de guerra también lo hacían y estaban escéptico a lo que el joven príncipe había contado, un mal paso y podrían caer en una trampa.
El silencio continuaba y Zaykar sentado a la derecha del rey se impacientaba, el joven príncipe consideraba que tenia todo en la palma de su mano, pero el consejo debía decidir. Rayzar estaba en la otra cabeza de la mesa ya que la adalid no participa esta vez, aunque algo escéptico igual que los demás, consideraba que si las negociaciones de su hijo no eran un timo por parte del bando enemigo era una oportunidad invaluable, con recursos dentro del reino, una invasión sería más sencilla, no eliminaba la complejidad de la tarea, pero la hacía más fácil.
—Levanten su mano derecha los que están de acuerdo con esta negociación —hablo al fin el rey, justo la mitad del consejo de guerra levanto su mano, entre ellos Rayzar, los partidarios y los no partidarios eran obvios, no había que pedirle al grupo que no está de acuerdo que levantase su mano, ahora el rey debía de tomar un lado para que esta discusión silenciosa llegase a su fin, miro a los miembros de la sala, se levanto de la mesa y decidido hablo —se readaptara el convenio.
Una explosión de voces unísonas en contra se escuchó en toda la sala, lo que decían no se podía comprender ya que hablaban todos juntos. La decisión ya estaba tomada, por lo tanto, el rey resto importancia a las nuevas opiniones.
—¡SILENCIO! —una voz potente resonó sobre las otras voces que provoco que a todos los involucrados se le erice la piel, la voz del rey fue potente, autoritaria, fue fuerte, aunque no fue un grito, en su tiempo de reinado nunca fue necesario que el rey utilizara su autoridad de aquella manera, era la primera vez en años que el consejo tenia tal disparidad. —La decisión se tomó justamente, se redactará el tratado y el príncipe se lo hará llegar a Naburfad ¿Quedo claro?
Todos los comprendidos se levantaron prácticamente a la vez, he hicieron una reverencia inclinando su cuerpo levemente mientras tomaban su puño izquierdo con su palma derecha.
—Pueden retirarse.
Todos salieron de la sala, en aquel lugar solo quedo Rayzar y Danqer, Zaykar fue uno de los primeros que se apresuro para salir, él no iba a quedarse a escuchar los comentarios negativos que sabía que vendrían en cuanto los consejeros y militantes cruzarán aquella puerta.
—El rey ya se volvió loco —un hombre dijo a otro casi inaudible al salir —sí es el príncipe Zaykar que lo propone él y sus simpatizantes aceptarán alegremente aunque sea obvio que es gato encerrado el asunto —seguía diciendo mientras caminaba por el pasillo y algunos otros se unían a la critica insatisfecho de los resultados de este consenso, otros aunque no satisfecho ignoraron aquel lamentable comportamiento mientras se alejaban con rapidez del pequeño grupo que había hecho su reunión personal a unos cuantos metros de la puerta y pasaban comentarios como si fueran secretos.
Naburfad se encontraba sentado en una esquina de la entrada del campamento, sus guardias algo inquietos y alertas se habían sentados a cada lado por orden él, aunque estos preferían estar de pie y cubrir su espalda, pero eso daría una impresión de desconfianza y Naburfad consideraba que ya tenía bastante desconfianza por parte de los aqarinos y con razón.
Todos mantenían su distancia de Naburfad, mientras lo observaban con suma discreción, cada tanto alguien se acercaba en silencio y rondaba a su alrededor dándole a entender que lo mantenían vigilado, Naburfad se sentía sumamente intimidado, sabía que su cabeza no había rodado a causa de las ordenes anteriores del príncipe, todos solo esperaban el decreto del consejo y su majestad el rey Danqer, deseando que aquel decreto sea el de segar su cabeza.
Un destello de luz paso sobre el campamento y detuvo en el área de aterrizaje, Kila y Zaykar bajaron de un planzúl recorrieron todo el camino hasta llegar a Naburfad, todos miraban esperante ansiosos por saber qué decisión se había deliberado, en la mano de Zaykar un pergamino crema que llevaba atado un fino listón azul celeste.
Zaykar se detuvo frente al príncipe Naburfad, extendió el pergamino hacia él, Naburfad lo tomo, desato el listón y desenrollo el pergamino, al abrir se podía notar que este era de algunos treinta centímetros así que obviando los márgenes y área de firmas eran unos veinte centímetros de acuerdos, reglas y demandas por parte de Aqare.
—Tú cumples, Aqare cumple —fue lo único que salió de los labios de Zaykar luego de que Naburfad mirara el pergamino por unos segundos, Zaykar toco su anillo, una "amatka etenium" apareció en el aire, aquello era una pluma que no debía ser sumergida en la tinta para escribir, siempre escribía, Zaykar tomo la pluma antes que esta se precipitara hacia el suelo y la extendió a Naburfad, este la tomo y afinco el pergamino contra la espalda de unos de sus guardas, firmo con sus iniciales utilizando el alfabeto derayl luego tomo un pedazo de cera proporcionado igual por Zaykar y la presiono contra el papel con su anillo real el cual se calentaba mientras presionaba, dejando así marca impregnada debajo de su firma.
Zaykar tomo el pergamino devuelta, lo enrollo y coloco el listón, guardo el pergamino en su anillo y dejando ver una sonrisa en su rostro dijo.
—Bien, hablemos de estrategias.
Zaykar hizo una seña con la cabeza indicando que lo siguiera, el general que había entado observando entendió que Zaykar estaba convocando a una reunión de lideres, este hablo a su subalterno inmediato para que llamara a los demás líderes, mientras Zaykar ingresaba a una enorme carpa que se encontraba en el centro del campamento. En aquel lugar había una enorme mesa de piedra que salía del suelo, era obvio que había sido esculpida con magia. Sobre la mesa un enorme mapa y algunas piezas de representación colocadas en lugares estratégicos.
El general ingreso a la carpa y pocos minutos después los lideres de divisiones ingresaron, el campamento se había formado de 4 divisiones, lo que conformaba un cuerpo del ejército, en aquella carpa estaban reunidos dos príncipes y cinco generales, el mayor general líder del cuerpo militar y los cuatro generales de división.
—Sino le importa Mayor General Ozmi, quisiera plantear la estrategia que he diseñado.
Ozmi podía notar que en el tono y la manera que hablaba el príncipe era como si uno de sus subalternos estuviera pidiendo permiso, pero en su mente era como si Zaykar estuviera dándole una orden, aunque no lo estuviera haciendo.
—Por favor su majestad, hable sin reparo —contesto el general con rapidez, Zaykar sabía que más que su estatus de príncipe, el general Ozmi actuaba de esa manera a causa de el estatus de su padre como General en jefe del ejercito y el de su padre como rey, era obvio que Ozmi temía que Zaykar fuera el típico príncipe mimado que iría a quejarse y Ozmi terminara pagándolo con su cabeza.
A Zaykar, Ozmi le parecía cada vez más incompetente, aunque le gustaba ser escuchado Ozmi tenía un estatus y por miedo estaba echando su estatus por el suelo, estatus que tenía un poder, poder que en aquel momento podía ejercer sobre Zaykar y no podría hacer nada.
—Gracia por la oportunidad mayor general…
—Disculpe príncipe Zaykar —interrumpió Ozmi —piensa hablar de la estrategia en presencia del príncipe Naburfad.
—En efecto —respondió Zaykar a la brevedad —sino ¿Cómo sabría cuál es su papel en esta empresa?
—Entiendo, por favor prosiga —los generales de división se mantenían en silencio, pero era obvio que estos al igual que al mayor general no le gustaba la situación, al ver que su superior escondía la cola entre las patas, pues ellos hacían lo mismo.
—Tenemos una gran tarea entre manos —retoma el tema Zaykar —pues debemos mantener los daños mínimos, y es una gran tarea porque la batalla no solo será contra el ejército real de Iraqil, será también contra las grandes familias, el trabajo de nuestro ejército es exterminar a esas familias.
Ozmi ya había escuchado algo referente a eso, pero que lo diga de esa manera y sin que la voz ni le temblara provocaba que el cuerpo se estremeciera.
—Según se existen once casas con bastante influencia dentro de Iraqil aparte de la familia real, corrígeme Naburfad si estoy en un error —saco un papel muy pequeño, que tenia escrito una lista de nombres —Kismota, Auru, Jaifil, Formus, Balam, Ratoda, Orxil, Kalam, Kare, Ameliso y Tisla, esas once familias deben ser erradicadas, no debe quedar ni el más pequeño de ellos, ¿Está claro? —Naburfad no dijo una palabra, la lista de las familias eran exactas, estaba bastante sorprendido, sabía que ambos reinos poseían espías, pero también sabia que las informaciones no siempre llegaban hacer tan exactas ya que sabiendo que había espías se solía tergiversar las informaciones, conseguir una información tan completa debió ser una ardua labor.
—Para lograr llegar a esas familias con más facilidad deben ser atrapados con la guardia baja, por lo tanto, debemos entrar sin que lo noten de inmediato, para eso los vigías serán nuestros vigías, los porteros serán nuestros porteros ¿Entienden? —Zaykar hecha una mirada a Naburfad que se encontraba a su derecha —tu trabajo, es meter nuestros hombres e intercambiarlos, de esa manera no habrá aviso de nuestra llegada.
La reunión concluye más pronto de lo esperado, Zaykar explica su posición a los generales presentes, los cuales solo se limitaban a asentir cada vez que decía alguna cosa, solo Ozmi2, nervioso, con miedo de que el obstinado príncipe heche a perder la guerra o las divisiones presentes, que provocara muertes innecesarias en el ejército, se atrevía hablar y cuestionar de la manera mas respetuosa y colorida posible algunas cosas que le parecían fuera de lugar en sus tácticas.
Zaykar tomaba en cuenta las sugerencias de Ozmi y hacia ajustes en base a lo que este dijese, Ozmi al ver su comportamiento en medio de la reunión fue tomando más confianza, aunque no se atrevía cuestionarlo directamente, se fue sintiendo cada vez más cómodo al hablar.
Al finalizar, Zaykar envió una carta al consejo de guerra con lo hablado en aquella reunión, no esperando aprobación, más bien esperando apoyo, pero la verdad era que se debía esperar la aprobación del consejo de guerra y el rey antes de movilizar cualquier ejército.
Cuando Ozmi lo llamaba obstinado, no era sin razón, existen tres palabras que definen la obstinación dependiendo del contesto hablado, Perseverante, tenaz y terco. En esta situación la palabra tenaz se ajusta a la perfección. Tal vez Ozmi la usaba en otro contexto, pero en este momento este es el contexto adecuando.
Naburfad se retiró y con él unos ciento cuarenta hombres que se movían sobre planzúles utilizando «Yohamuhuke», magia que le permitía hacerse invisible, un captador los hubiera detectado, pero a los vigías no se le ocurrió en ningún momento que él príncipe podía estar siendo seguido.
Naburfad aterrizo en el área designada, mientras que los soldados aqarinos aterrizaban en el área que le parecía más conveniente. El príncipe de Iraqil dejo su montura dejándola con el encargado en turno y se apresuro a dar indicaciones a sus hombres de vestir a los aqarinos como Iraqiles, mientras, él se dirigió a verificar los horarios de cambios de turnos y quienes realizaban dichos relevos.
Quedaba poco tiempo para las rotaciones, de cuatro a cinco horas aproximadamente, Naburfad, escribió una carta general y la replico utilizando un encantamiento, luego hizo el listado de a quienes estaba dirigido. El tiempo que tardo verificando cada persona y haciendo la lista de todos ellos no fue poco, si hubiese escrito una carta por persona, el tiempo no hubiese alcanzado, la replicación de dichas cartas fue lo que le permitió terminar a tiempo, faltando dos horas para los relevos.
La carta enviada a cada de los soldados, los felicitaba por su compromiso con la protección de las murallas y los instaba a descansar por unos días mientras otros con menos cansancio acumulado tomaban su puesto, recordándole que se encontraban en una guerra y debían estar en su mejor estado. No había mejor escusa.
Sabiendo que aquellos rostros nunca habían sido visto por ningunos de los soldados habituales en la protección de las puertas y murallas, Naburfas escribió una carta con un contenido parecido al anterior, con la notable diferencia que aclaraba que estos hombres habían sido seleccionados por el príncipe y que estarían tomando sus puestos por un tiempo, dándole oportunidad de descansar al cuerpo de vigilancia actual.
Los soldados aqarinos vistieron armaduras iraqiles y con carta en mano se dirigieron a los diferentes puntos indicados con anterioridad por los hombres de Naburfad quien de lo más natural le había dado un recorrido por las murallas centrales horas antes. Setenta hombres era los que habían hecho los relevos, esparcidos por una de las tres puertas principales, veinte por cada puerta, más diez esparcidos en puntos céntricos de la torre de cada puerta que funcionaban como vigías, los cuales se debían turnar durante el día.
Los otros setenta estaban para relevar a estos en la hora designada.
Aquella operación aun no había sido aprobada, pero ya estaba en marcha.
«Estamos en posición», viajo un mensaje psíquico hacía un punto de vigilancia aqarino a veinticinco kilómetros de distancia, la información paso por siente puntos de control en un minuto, estando el séptimo dentro del campamento a ciento setenta y cinco kilómetros de las puertas de Iraqil.
Cuando llego la información Zaykar se encontraba revisando los efectivos y como iban a ser distribuido en la invasión. En aquel campamento se contaba con dieciséis brigadas, 4 por cada división, cada brigada contaba con cinco mil efectivos, por lo tanto, cada división contaba con veinte mil efectivos haciendo un total de ochenta mil efectivos en todo el campamento.
Aquello no era un ejercito, solo era una avanzadilla, no se podía hacer una guerra con aquellos efectivo, claro, no se puede hacer una guerra con un país de igual magnitud, el joven príncipe consideraba que aquel cuerpo era más que suficiente para llevar un ataque de frente contra Iraqil si era necesario.
Reunió a todos los efectivos que había en el campamento en aquel momento, los que sumaban setenta y nueve mil ochocientos sesenta, Zaykar pensó en dejar una escuadra atrás, pero recordó que ya los puestos de comunicación se encontraban repartido por todo el camino, por lo tanto, sería innecesario. Por lo tanto, dividió al cuerpo en doce grupo, cada grupo estaría conformado por seis mil seiscientos cincuenta y cinco efectivos.
El ejercito avanzo a la mayor velocidad, que le permitía sus armaduras, llevaban sobre ellos "Yohamuhuke" de esa manera enemigo alguno podría verlo, estaban siempre alerta por si algún captador pudiera detectarlo y poder ejecutar las medidas necesarias. A cada grupo les tomo poco mas de medio día recorrer los setenta y cinco kilómetros para llegar a sus respectivas puertas.
«Habré las puertas», varios mensajes psíquicos de estructura idéntica viajaron a los diferentes vigía aqarinos, los encargados de las puertas las abrieron, un grupo de guardias salía como si estuviera inspeccionando, los ochenta mil hombres Zaykar y Kila ingresaron al reino sin ser visto, las puertas fueron cerradas y con la misma euforia con la que habían abandonado el campamento de inmediato cada grupo se marcho hasta su objetivo.
Rayzar llega hasta volando al campamento en un Planzúl, deja a la bestia en la zona de aterrizaje siendo recibido por la persona encargado. Nota enseguida que no se encuentra ningún soldado.
—¿Qué sucede aquí? —pregunta al mensajero que había llegado con él, este niega con la cabeza con nerviosismo, indicando con la cabeza que no sabe que sucede. El encargado de la zona de aterrizaje alimentaba al planzúl, Rayzar lo mira sin decir palabra esperando respuesta, este se exalta y tartamudea un poco antes de responder.
—El príncipe guío al cuerpo militar hasta el reino de Iraqil hace más de doce horas mi señor.
El rostro de Rayzar palideció y mando al mensajero con los encargados de comunicación, ordenando que se presentara con él una división aérea, Rayzar podía salir corriendo por si solo, pero por agitado que se encontraba, intentaba pensar con la cabeza fría. Es su mente se encontraba el escenario, si Zayk6ar dirigía mal aquel cuerpo, podía mandar a ochenta mil hombres a su muerte y causar la suya propia, por más inmortal que el fuera no podría dar la vuela a la situación por si solo si algo estuviera fuera de control.
«¿En qué carajo está pensando ese imbécil? ¿Cree a caso que esto es un juego? Solo lo mande para que adquiriera experiencia, no para que tomará el control del campamento», Tenia un montón de interrogante de que podría estar pensando su hijo para actuar de manera tan obstinada.
Pocos minutos pasaron, la división aérea de veinte mil hombres llego y el general en jefe elevo vuelo con ellos. Siendo jinetes de planzúl le tomaría menos de ocho minutos llegar a las puertas del reino.
—Todos utilicen "Yohamuhuke" —grito el Rayzar, su voz fue estruendosa había utilizado un encantamiento que le permitía amplificar su voz, de esa manera todos lo escucharían aun estando recibiendo los fuertes viento durante el vuelo, no era menos cierto que pudo usar magia de transmisión mental, pero la efectividad del método es lo que importa.
Por otro lado los once equipos asignado por Zaykar se dirigían a sus respectivos destinos, todos contaban con sus respectivas direcciones, estos aparte de llevar "Yohamuhuke" contaban con "Silumnuvu" para silenciar sus pasos y con "Asurdir" para confundir a las personas, porque aunque no podían verlos, sus armaduras hacían bastante ruido al caminar y si por error chocaban con alguien podían sospechar, aunque sus conclusiones podrían ser erróneas, por ejemplo, podrían pensar que es un ladrón, entonces contactarían con los guardias, estos traerían captadores, los captadores contrarrestarían la magia, el velo sería levantado y serían rodeados dentro de suelo enemigo y aunque fueran muchos, estaban dispersos y sin un guía apropiado, no podía producirse ningún error.
Un grupo avanzo presto y silencioso hasta la casa Kismota abrieron la puerta y principal de aquella gran mansión y la confusión cayo sobre los vigías y demás empleados, los captadores del equipo aqariano estaba alerta pronto recibieron señal de un sondeo realizado por un grupo de captadores que intentaban averiguar que sucedía, estos fueron asesinados en el apto, los Kismota sabían que eran atacados, pero no sabían porque ni por quien, los magos y tiradores comenzaron atacar indiscriminadamente la puerta y área circundantes mientras dentro del mismo equipo de mago alanzaban encantos de revelación una y otra vez, pero al perder a los captadores no conocían el tipo de magia que se estaba utilizando, la verdad detrás del caso era que el equipo pudo usar una sola magia que cumpliera todos los requisitos para ocultarse, por ejemplo un tipo de magia de confusión de sentido, no serian visto, oído, olido, ni sentido. Suena más efectivo que gastar energía en tres tipo de magia, pero había una razón detrás de este aparente sin sentido, tres encantamiento son más difícil de detectar, la verdad es una apuesta, no sé sabe cual será descubierto y contrarrestado primero.
Si "Silumnuvu" es descubierto primero, solo hay que volver a lanzarlo y esperar que vuelva a ser contrarrestado, pero lo más probable es que no pierdan su tiempo contrarrestándolo ya que lo que buscan desesperadamente es poder ver lo que esta frente a ellos. Si fuera "Yohamuhuke" quien fuera desmantelado de primero, pues, la cosa se complicaría, aunque probablemente tenga algo de tiempo para volver a lanzarlo gracias a "Asurdir", pero eso no es seguro, por lo tanto, esto es una guerra contra reloj si quieren evitar baja en su formación.
Los aqarinos se alejaron de la línea de fuego, la verdad era que aquella brigadas y todas las demás estaban sumamente confiada, cada brigada contaba con más de seis hombres, la mansión Kismota era enorme, pero no podía albergarlos a todos, la mayoría estaban tras el muro solo unos dos cientos o trescientos había entrado al patio.
El ataque indiscriminado de los Kismota seso, todos los tiradores de la brigada de exterminio Kismota cargaron sus arcos, lo interesante de este asunto es que estos no llevaban flechas, al tensar la cuerda del arco aparecía una flecha que parecía un cristal incandescente, todos soltaron la cuerda y unas dos mil flechas volaron hacia la mansión, se vio como esta surco el cielo e hizo aparición de manera repentina todos en la casa Kismota podían verlo, todos los magos y tiradores fueron arremetidos, las flechas atravesaron el techo de la mansión y atravesó a mas de un inocente, en el patio no quedaba un alma con vida.
La brigada de asalto a Kismota ingreso a la mansión no perdona aun al más pequeño, los Kismota no podían dar pelea, intentaban lanzar uno que otro encanto ofensivo que a mas de uno golpeo a causa de su confianza, pero eran neutralizado al instante.
Había una niña debajo de una pequeña mesita, se aferraba a su propio cuerpo con fuerza su pelo azul caía sobre su pálido rostro, mientras sus ojos color miel eran ocultados por sus parpados que apretaban con fuerza para no ver el infierno que había caído sobre su casa.
—Me la puedo quedar —dijo un soldado mientras miraba a la pequeña niña en su inútil intento de ocultarse, cuando una espada siseo en el aire cortando la mesa junto con su cuerpecito, aquel soldado suspiro.
—Las ordenes del príncipe fueron claras, sin sobrevivientes —respondió el otro soldado mientras sondeaba la mansión con sus ojos.
—Lo siento —pudo escuchar la niña mientras sus sentidos se iban apagando de apoco —culpa a tu rey por ser estúpidos —Más de uno de los habitantes de la mansión escucharon esas frías palabra mientras morían ya que el soldado había levantado "silumnuvu" por uno segundo para hablar a la pequeña.
—Limpio aquí arriba —informaba un soldado mientras bajaba con otros tras él.
—Querrás decir pintado —bromeo uno, a los que muy poco les hizo gracia, aunque algunos sin corazón disfrutaban aquella masacre, la mayoría solo lo hacia por el cumplimiento del deber.
—Vámonos —dijo el general de brigada —reunamos con el príncipe en el castillo.
Sí, esa era una orden lógica, la verdad el príncipe no era tan incompetente dirigiendo aquel cuerpo militar, la orden era que toda brigada que terminara el asalto hacia su familia asignada se dirigiera al castillo para asistirle ya que como era de esperarse, abría un número mayor de efectivos dentro del castillo.
La brigada de asalto contra los Kismota inicio su retirad, el soldado que había le había hablado a la pequeña se sentía incomodo con el trabajo que estaba realizando, se quedo paralizado viendo la masacra que habían hecho, se consolaba así mismo diciéndose que era lo mejor, eran ellos o los inocente de su propia país, aquel soldado fue el ultimo en atravesar la puerta, el general de brigada conocía aquel hombre, sabia lo sensible que podía ser, dejo que abandonara aquella casa a su debido tiempo, ninguno estaba apurado.
El soldado se detuvo en seco al escuchar un sonido extraño, al mirar hacia atrás observo como la sangre de la niña se levantaba y dejaba caer todos los residuos de suciedad, toda la sangre se reunió y creo un camino entre las partes cortadas, estas se unieron, regeneraron y la niña volvió a respirar.
—yohamuhuke, silumnuvu, asurdir —de manera casi automatizada lanzo los encantos de ocultismo sobre la niña en aquel momento solo el podía verla, lo que había presenciado no era un encanto de resurrección, hasta el momento aquello era casi imposible, las personas que podían realizar tal hazañas se ocultaban para no ser utilizados o eran alabadas por todo el mundo, aquello era un encanto combinado de alto nivel de años de perfección, era un encanto que podría regenerar y unir el cuerpo siempre y cuando el cerebro aun viva.
La familia Kismota alzo su vuelo en la aristocracia creando la empresa de carpintería más grande en toda Iraqil, lo más seguro es que desarrollara aquella magia durante años a causa de los accidentes que se daban en su familia tratando las maderas, perder un brazo siendo carpintero sería como perder toda posibilidad de volver a trabajar, en la actualidad los Kismota solo administran la empresa, pero el encantó se siguió transmitiendo y aplicando a sus miembros.
La niña tomo aire desesperadamente luego tosio, noto que un hombre con una armadura extraña lo miraba, vio los cuerpos de sus sirvientes destrozado en el suelo, su rostro se lleno de terror, el hombre puso un dónde sobre sus labios, "sshhh", nadie podía escucharla, pero aun así le indico que hiciera silencio.
—Tranquila, no te lastimare —la niña pudo escuchar una voz gruesa, fría, pero cautivadora que le infundía confianza, la voz le sonaba de algo, pero su estado de excitación y miedo le permitían recordar —Te sacare de aquí, has lo que te indique, la pequeña solo pudo asentir con la cabeza, aunque pequeña, sabía que no tenía opción —Izvilu —. Puso su mano una sobre otra, separa por unos quince centímetros las junto de apoco hasta que la niña solo era del tamaño de una pequeña pelotita, la tomo sobre sus manos y abandono la mansión.
Zaykar había entrado frente a la puerta del castillo los soldados que con el estaban se encontraban descansando justo frente a los muros, todos esperaban a la llegada de las demás brigadas para asaltar el castillo, Zaykar sintió un sondeo desde el cielo, pero no vio nada, Zaykar sondeo, pero antes de que pudiera desifrar de quien se trataba un puño golpeo su rostro haciéndolo caer al suelo.
Rayzar había llegado a las puertas del reino de Iraqil, reconoció de inmediato a algunos de los hombres, reconoció que la estrategia que había "propuesto" Zaykar, estaba en marcha hacia horas.
Rayzar considero que mandar un mensaje telepático era la mejor opción bajo las circunstancias, «Soy el general en jefe Rayzar Adara, ¿Dónde está mi hijo?», la persona que recibió el mensaje se aturdió y por poco contesta con su voz, Rayzar permitió que este pudiera verlo para que la comunicación fuera mas sencilla.
«Para servir mi señor», contesto al fin el soldado, «Su hijo el príncipe Zaykar se dirigió al castillo de los Iraqil, calculo que debe haber llegado, a una velocidad de vuelo normal…», Rayzar salio dispara hacia el castillo, sin dejar terminar hablar al soldado, su división lo seguía de cerca.
—llegara en un minuto —concluyo en voz alta el soldado de daba la información.
Rayzar iba sondeando todo el camino hasta el castillo, detecto a Zaykar recostado del muro del castillo, bajo en picada con el planzúl, cerro sus puños, salto de la bestia, en una maniobra magistral el planzúl volvió a subir manteniéndose elevado en la misma posición esperando alguna orden se su amo. El puño de Rayzar impacto el rostro del joven príncipe y por primera vez en quince años, había golpeado a su hijo.
El general en jefe se revelo y todos dejarón escapar un suspiro de terror, su rostro no se veía nada complacido, del rostro de Zaykar brotaba sangre sin parar, apenas podía ver el rostro de su padre, Zaykar levanto el velo ante su padre, y con mucho esfuerzo contenía las lagrimas a causa del dolor.
—Que hubiera pasado si no hubiera sido yo el que te hubiese golpeado —dijo Rayzar en cuanto a su hijo vio
—Hubiera peleado.
—¿Con que fuerza?
—¡Con esta! —Respondió mientras habría los brazos y tocaba uno de los botones de su anillo y su armadura cubría su cuerpo, mientras decía una palabra en adasteria "Arusnuvu", la sangre que brotaba volvía a su cuerpo y las heridas eran selladas sin dejar rastro.
Nadie dentro o fuera del castillo podía verlos, el planzúl sobre volaba los muros del castillo y no era percibido, un conflicto interno se desarrollaba bajo sus narices lo que podría ser utilizado como ventaja, pero no podían saberlo.
Las once casas estaban bajo ataque, probablemente las brigadas ya estaban dirigiéndose al castillo y nadie había notado la masacre que se había realzado en aquel lugar, tal vez pudieron escuchar alguna algarabía, pero no hubo ninguna alarma, para cuando se hayan dando cuanta los causantes estarán lejos del área incriminatoria.
—Te crees muy hombrecito ¿No? ¿Así te enseño actuar a tú abuelo, de manera imprudente? Llevado a estos hombres a la batalla sin tener ni una pizca de experiencia en el campo.
—Me enseño a tomar decisiones rápidas y decisivas… Y dime ¿Cómo carajo voy a tener experiencia si no tomo las riendas del puesto? Como puedes ver la operación va viento en popa tomando las precauciones necesaria para que todo no se vaya al carajo, al menos que el príncipe Naburfad rompa el acuerdo, no veo forma de que esta operación falle. —Decía exaltado, molesto, agitado. Toda aquella paciencia y calma que lo caracterizaba se había esfumado frente a su padre que le restregaba su más grande defecto, su imprudencia.
—Zaykar Adara Lybe —decía con voz molesta su padre —la experiencia se obtiene de manera progresiva, observando y tomando las oportunidades que se ofrecen para demostrar tu valía, no siendo imbécil, terco e imprudente —el rostro de Zaykar se pigmento oscureciendo su piel de la rabia mientras apretaba sus puños —Y dime Zay ¿Qué planeas teniendo a esta brigada frente a la puerta del castillo?
Zaykar desactivo la armadura del anillo, se sentó en el suelo con sus piernas cruzadas apoyando sus palmas en sus rodillas, contesto sin levantar la cabeza. —Espero las otras once, no soy estúpido para atacar un castillo con seis mil hombres, si los captadores llegasen a descifrar los encantos que nos mantienen ocultos seríamos aniquilados en el acto a causa de la inferioridad numérica.
Mientras hablaban un gran número de soldados se acercaba desde todos los puntos cardinales, todos con innumerables manchas de sangre en sus rostros y armaduras, estos no podían ver a Rayzar y Rayzar no podía verlos, estos se encontraban confundidos al ver a su líder, el príncipe sentado en el pavimento con la cabeza gacha. Zaykar levanto la cabeza y miro hacia al este y sonrío alegremente, Zaykar podía saber que no faltaba ningún efectivo, por lo tanto, había sido un asalto cien por ciento efectivo. Los que vieron a Zaykar sentado en el pavimento se tranquilizaron un poco, pero aun así su confusión era notable.
Rayzar noto que su hijo veía a alguien o algo, sondeo el área detectando la presencia de un grupo enorme, no podía distinguirlo a causa de la magia confusión, pero dio por hecho que eran sus hombres y quito el velo ante ellos, de inmediato todos entendieron porque el príncipe se comportaba así y respondieron de la misma manera, quitando su velo ante su general.
Zaykar miro de manera extraña hacia una de las brigadas, sentía una presencia extraña, no era de los militares y estaba entre ellos, «Aseu», prenuncio entre dientes intentando romper entre el velo que ocultaba su presencia, no pudo ver exactamente quien era, pero puso saber donde estaba y estaba con uno de sus hombres. Zaykar se levanto y camino hacia él, el hombre palideció «Aniosa», dijo de manera que todos los cercanos escucharon y ambos quedaron en vuelto en una cúpula invisible, los oculto al ojo y oído de todo los presentes.
—¿Quién es? —pregunto Zaykar en un todo casi aterrador.
—E… e… es una niña mi señor —el rostro del joven príncipe seguía inmutable con la misma expresión de desagrado con la que había preguntado —no planeaba ocultárselo, pero usted lo detecto antes de que pudiera mostrarle, el soldado quito el velo de la niña que se encontraba oculta entre su armadura, esta no podía ver a nadie, solo podía ver al soldado que la llevaba consigo, ella podía ver que el hombre estaba agitado y podía percibir que ella era la causa, su joven cerebro sabía que aquel soldado debía matarla. El rostro de Zaykar abandono su rigidez al ver a la pequeña y suspiro.
—¿Por qué me la enseñas?
—¿No quería verla?
—Obviamente no, lo único que quería saber es porque una hija de las once casa sigue viva —Zaykar hacia un esfuerzo por mantener su voz fría, pero obviamente es más fácil hacerse el desatendido cuando no ves a los que mandas a matar.
—Se supone que fue asesinada mi señor, fue cortada prácticamente desde el tronco, sus ante brazos se separaron de sus brazos, luego de unos pocos minutos todo se volvió a unir.
—¿Quién más sabe esto?
—Solo yo la vi o eso creo.
—¿Sabes lo que significa?
—No señor.
—Que los padres están vivos pedazo de carne sin cerebro —el rostro del soldado palideció, por estar pensando en salvar a la niña no se le ocurrió esa posibilidad —perdona mi vocabulario indecente —se disculpa Zaykar dejando escapar un suspiro —vamos a solucionar este asunto, dame a la pequeña ¿De qué casa es?
—Kismota señor.
—Bien, ve con algunos de pocos que puedan reconocer a la cabeza de los Kismota, tal vez no se han ocultado por estar buscando a la pequeña —La pequeña sintió como un mental frio tocaba su cuerpo, y la colocaba dentro de una pequeña bolsita que colgaba sobre algo, sobre un metal frio mas grande. Zaykar había tomado un pequeño pedazo de tela y transformando en un bolsa-collar que colgó sobre su cuerpo y oculto con "Yohamuhuke" —no intentes matarlos, no sabes cómo funciona el encanto, aunque me hago una idea, ofrecele su vida y la de su pequeña a cambio de que nos enseñen como funciona, sino hazlo prisionero de guerra — tomo el control de los encantos que había lanzado el soldado a la pequeña y deshizo la cúpula que los ocultaba.
Rayzar había esperado pacientemente, cuando la cúpula se desvaneció. Noto como aquel soldado preguntaba y reunía de manera apresurada a otros, Rayzar no intervino, solo vi como unos diez regresaban en sus pasos, si tan pocos iban de nada grave podía tratarse.
—¿Qué pasa? —pregunta Rayzar al ver que Zaykar volvía.
—Los Kismota poseen un encanto que complica su asesinato, contar su cabeza no funciona, se reconstruye —Zaykar le mostro la niña a su padre —un idiota vio como todas las partes del cuerpo de esta pequeña se volvían a unir y en lo único que pensó fue en ocultarla y no se le paso por la cabeza que los padres o algún familiar o allegado podría estar con vida —Rayzar sonrió.
—No todos son tan listos ¿Por qué crees que existen los puestos y jerarquías?
Zaykar lo ignoro, sabía que con su sarcasmo le decía que el hubiera esperado alguna novedad y estaría listo para escucharla, aun así, Zaykar estaba seguro que había tomado las riendas y resuelto el problema de la manera más conveniente.
—¿Te quedarás con la pequeña?
—Eso depende de los padres, pero no la voy matar ¿Crees que haría tal cosa luego de ver esos ojitos?
—Imposible —respondió Rayzar, la niña por otro lado, observaba a todos lados sin poder ver o escuchar a nadie, se veía a si misma colgando en la nada, aunque sabía que había alguien, pero solo podía sentirlo.
—Formen —grito Zaykar —es hora de asaltar este castillo.
El castillo como era de esperar estaba repleto de soldados. Detrás del muro se encontraba un enorme patio con jardines, entre otros ornamentos que brindaban belleza al lugar, seguido de un largo camino que llevaba a la puerta principal de la residencia del rey, que al cruzarla se revelaba un enorme salón con escaleras a los laterales que llevaba a los pisos superiores.
Cada unos pocos desde el muro, el patio, el salón y hasta las escaleras se encontraba un soldado haciendo guardia, lo que era irónico para un rey que declaro la guerra y no pensaba echarse atrás en ella.
Zaykar extendió su mano hacia una señorita que se encontraba a unos pocos centímetros de él, en silencio, en todo el tiempo y sucesos ocurrido no había separado sus labios, solo se limitaba a observar mientras con su postura característica juntaba sus manos cubiertos por unos gruesos y ceñidos, esta sin dudarlo tomo la mano del príncipe que con una ráfaga de viento se elevo sobre el enorme muro, los soldados luego de confirmar que el general Rayzar estaba no se encontraba en desacuerdo siguieron al joven comandante siguiendo de manera estricta el plan establecido con antelación.
Para todos los asedios Zaykar estableció las mismas bases: Buscar, Identificar y eliminar, era sencillo, pero efectivo, el objetivo planteado por Zaykar era no ser visto y ganar sin recibir una sola baja y para ello los captadores debían ser detectado y eliminado de primero.
Los captadores aqarinos se elevaron sobre el muro subiendo más alto que Zaykar mientras mandaban oleadas de energía para detectar la firma de mágica característica de un captador, los captadores de iraqil identificaron el sondeo, pero antes que pudieran dar algún aviso o poder romper aquellas magias que ocultaban ante cualquier sentido a los aqarino las flechas ya sobrevolaban hacia la dirección de los captadores señalaban a sus tiradores de manera silenciosa. Las flechas cristalinas atravesaron los cráneos de los captadores y entre otros soldados aledaños. Otro grupo de arqueros cargo inmediatamente barriendo todo el patio frontal.
No todos pudieron entrar al patio, los soldados del lado de Aqare eran demasiados, Zaykar lo había notado, pero ya era tarde para arrepentirse, la distancia que dividía aún soldado aqarino de otro era muy poca, si las magias de Yohamuhuke, Silumnuvu y Asurdir eran rotas y entraban en un contacto directo uno sería interrumpido por el otro en la batalla, al final ganarían de eso estaba seguro, pero el precio de la victoria sería enorme.
—Dispérsense —Grito Zaykar —Rodeen la muralla y todo el patio, que nadie salga del castillo y no quiero sobrevivientes de las fuerzas de este castillo, si es posible dejen a los no combatientes vivir.
Zaykar utilizaba «Okip» para mantenerse levitando en el aire mientras por medio de «Xubel» lanzaba ráfagas de viento para desplazarse o tomar mas altura, llevaba a Kila tomada por la cintura quien apoyaba una de sus manos en el pecho del príncipe y rodeaba la cintura de Zaykar con su otro brazo mientras su cabeza caía sobre su hombro.
Los soldados entraron por la puerta principal arrasando con los inadvertir iraqiles, mientras Zaykar observaba por las ventanas al rey Kainabur a quien encontró en su aposento en el ultimo piso de la estancia, ajeno a la situación, desnudo sobre su reina, copulando con esta, totalmente entrega a esta, Kila tapo sus ojos y escondió su rostro en Zaykar vergüenza ajena.
—Diría que está muy temprano, pero para el placer no existe horario —bromeo Zaykar mientras Kila le daba un golpecito en el pecho.
Descendió lentamente al balcón y disipo «Okip» se rodeó a si mismo y a Kila de total silencio para no escuchar los gemidos de la pareja mientras esperaba que estos terminaran su cópula, más que por él, Zaykar esperaba por ella, la vio muy complacida mientras abrazaba a su esposo.
Rayzar observo de pie sobre el muro como su hijo observaba con tranquilidad al horizonte acompañado de aquella doncella, amplifico su voz y se dirigió a su hijo.
—¿Qué haces? —Zaykar no escucho a causa del espacio silencioso que se había formado, al ver que su hijo no le prestaba atención convoco a su planzúl y subió hasta él. —¿Qué haces? Pregunte —Zaykar nuevamente no escucho, pero esta vez vio que su padre le hablaba e intuyo que su padre le cuestionaba.
—Los espero —Contesto señalando tras el con el pulgar mientras disipaba el espacio silencioso, en el rostro de Rayzar se percibió un notable semblante de molestia —papi, ante todo caballerosidad —volvió a crear el espacio silencioso ahora para tres —déjalos terminar, cinco o diez minutos más no harán gran diferencia, bueno, tal vez sí, pero tu entiendes.
Aunque Zaykar había decidido esperar con cada segundo se impacientaba lo cual era muy notable a causa del toqueteo de sus dedos sobre la barandilla del balcón, con esa misma impaciencia luego de unos pocos minutos se giro y noto como Kainabur se sentaba a la horilla de la cama y acariciaba el castaño pelo de su esposa, aquella impaciencia se reflejó en rabia o tal vez ya la rabia estaba ahí, solo que no la dejaba salir.
—«Ebxi ki igixub» —un pedazo de hierro puntiagudo electrificado se formo en la mano derecha de Zaykar quien de inmediato lo dirigió contra Kainabur, iba dirigido directo a su cabeza, pero estando a medio metro el hierro electrificado choco con algo invisible la energía eléctrica se esparció, el hierro se desmorono y Kainabur fue arrojado hacia tras chocando contra la pared, un grito ahogado se escucho desde la reina y de manera instintiva Kainabur lanzo un tímpano de hielo hacia el balcón mientras intentaba curarse lo más rápido posible, de su cabeza chorreaba sangre a causa del golpe que recibió en la cabeza al chocar contra la muro, el desnudo Kainabur miraba hacia la puerta esperando que los guardas entraran en su ayuda, pero nadie entraba.
Rayzar se revelo al mismo tiempo que recibía el tímpano con su cuerpo desnudo, Zaykar le siguió los pasos con una mirada enojada, diabólica, sus ojos rugían de enojo, había esperado tantas horas para esto, aunque Zaykar había ordenado tantas muertes a sus hombres, esto era desde un punto imparcial, trayendo beneficios a sus hombres y buscando una victoria aplastante para su gobierno, evitando no involucrar a la población general. Su rabia consistía en el sentimiento que sintió al pensar que Kainabur estaba iniciando una guerra injustificada que pudo provocar la muerte de múltiples ciudadanos de ambos reinos, no solo a los soldados, aunque Zaykar no conociera ni al uno por ciento de su propia población con su abuelo había aprendido a sentir amor incondicional por cada ciudadano de su reino, había decido que le importaba su gente y debía velar por ellos y Kainabur había amenazado a su gente.
Rayzar vio el rostro de su hijo y sintió miedo, no ese tipo de miedo a causa de peligro, sino ese miedo que provoca recelo a causa de que llegue algo inesperado, el semblante de su hijo le disgustaba y era la primera vez que sentía ese sentimiento que le trasmitía su pequeño.
Zaykar levanto su mano y sin pronunciar palabras comenzó a invocar elementos sin parar, poder de Zaykar exploto de manera incontrolable, cuchillas de hielo se formaban en el aire, arcos y bolas de fuego rodearon su cuerpo, púas de hierro se generan adyacente al hielo, mientras sangre concentrada sale de sus poros y se estrella en las extremidades de Kainabur sin pensar a las consecuencia de su propio cuerpo, Kila observaba en silencio esperando el destino del rey de Iraqil, el joven príncipe levanto su mano y con un movimiento todo aquello caería sobre el rey que muerto de miedo no pensaba con claridad y eliminando toda posibilidad de defensa el cuerpo del rey se elevo en el aire mientras todo oxigeno era succionado de sus cuerpo y un horrible sonido se escuchaba mientras aquel hombre intentaba respirar.
Rayzar tomo la cabeza de su hijo y con fuerza lo empujo hacia el suelo, aquello hizo que perdiera la poca concentración que tenía ya que estaba en estado de excitación y enojo, aquella fuerza bruta ejercida por su padre provoco que cayera arrodillado, todos los elementos generados se deshicieron en el aire, Kainabur tomando una bocanada de aire volvió a respirar, pero aquel aire se le escapo al caer bruscamente al suelo, su esposa se tapaba los ojos y se escondía entre las sabanas rogando que aquello terminara rápido, su corazón no soportaba ver a su esposo en tal estado de sufrimiento.
—¿POR QUÉ ME DETIENES? —Grito con rabia.
—No dejare que asesines a tu enemigo en tal estado, te lo estas tomando personal, tu enojo te está cegando.
Kainabur ríe incesantemente, no puede dejar de reír, no porque se estuviera divirtiendo, era una risa nerviosa incontrolable a causa del miedo, los que lo veían pensaban que se había vuelto loco, su esposa nunca lo había escuchado reír de esa manera "Ya ha perdido la cordura", pesaba y no era que estuviera loco, era una reacción involuntaria de su cerebro al no saber cómo reaccionar ante aquella situación, ante aquel peligro de muerte.
—Lo admito —Fue lo única frase que pudo articular. — Hice mal —dijo de manera desesperada, su cerebro, bloqueado, no podía estructurar alguna oración astuta que pudiera cambiar su destino.
—¿Lo admites? Pones a nuestros pueblos en peligro en una guerra sin sentido y lo único que se te ocurre decir es que lo admites —responde Zaykar colerizado, Kila en un movimiento casi involuntario abraza a Zaykar por la espalda, en su cerebro lo que pensó hacer en primera instancia fue agarrarlo por el hombro o la muñeca para impedir que se moviera, al Zaykar decir esa oración percibió que este se movería para atacar a Kainabur y el general ya le había prohibido hacerlo, pero de manera inconsciente y femenina ahora tenía a Zaykar totalmente inmovilizado abrazando todo su cuerpo, el corazón de Zaykar se exalto por la sorpresa y a Rayzar le llegaron un montón de ideas a la cabeza como si hubiera entendido algo, como si hubiera recibido una respuesta a una interrogante, pero el punto es que eso funcionaba, Kila se estaba arrepintiendo de haberlo hecho, pero no lo soltó.
Rayzar ignoro eso y fue directamente hacia Kainabur, aquella situación se había extendido demasiado, camino los pocos centímetros que le quedaban hasta Kainabur y sin decir una palabra con su mano desnuda separo la cabeza de su cuerpo la cual rodo a alejándose unos pocos centímetros del cuerpo.
Zaykar acaricio la cabeza de Kila como queriéndole decir que ya estaba bien, ella lo soltó y él camino hasta la cabeza que había quedado justo al lado de la cama, la tomo por los cabellos, la reina se comprimió a si misma bajo las sabanas como queriendo desaparecer al sentir a Zaykar acercándose a la cama.
—No te haré daño, prometí no hacerlo —dijo para luego arrojar la cabeza por el balcón, y todos los soldados que vieron la cabeza caer liberaron la magia que lo ocultaban, un gran numero de calles eran ocupadas por soldados aqarinos que vitoreaban.
—¿La niña? —Dijo Kila preocupada al acordarse de la pequeña Kismota.
—No vio nada —respondió Zaykar.
Un grupo de soldados ingresaban a una casa ahora desolada, cubierta solo de cuerpos amputados y desmembrados, la vista era horrible, pero estos ignoraban todo e iban en busca de sus objetivos, un hombre y su esposa.
—Están saliendo por atrás —dijo el captador, el líder de aquel grupo, aquel soldado que había cuidado de la niña salió con rapidez y de un salto sobrevoló la casa para luego caer ante la pareja ensangrentada que intentaban escapar de aquellos soldados.
Ellos pudieron estar muy lejos de aquel lugar, con el tiempo que tardó en llegar aquella brigada pudo ser tiempo suficiente para estar millas de aquel lugar, pero en todo ese tiempo aquella pareja intento encontrar el cuerpo de su pequeña entre todos los cuerpos de su sirvientes y familiares y el guardia lo intuyo.
—Si hubiesen encontrado a la niña seguro que hubiésemos tardado más en encontrarlo —dijo el soldado al caer frente a la pareja.
—La asesinaron ¿Verdad? Ya lo descubrieron…
—¿Cómo matarlos? No, no lo hemos intentado, no nos interesa, al príncipe le interesa más saber el secreto detrás de aquella magia, decreto que si le enseñas los dejará vivir a ustedes y a su hija.
—¿Dónde está mi Azix?
—Con que ese es su nombre, lleva el color de su pelo como nombre, es hermoso…
—¿Dónde está? —El soldado sonríe al ver su insistencia, aunque no lo hace como una burla.
—Con el príncipe.
—¿Que garantía tengo de que nos dejarán vivir?
—Ninguna, la palabra del príncipe y no necesitas ninguna otra garantía, si quisiéramos podríamos cortarte en pedazos hasta ver que ya no te armes, pero estoy aquí soportando que me ladres cuando te hablo con toda la decencia.
Hubo un silencio incomodo por unos segundos, hasta que el cabecilla de la casa Kismota se decidió hablar.
—Iré, pero solo cooperaré cuando vea a Azix.
—Perfecto.
Más tarde.
—Debiste dejarlo —dijo Ergo a Rayzar.
—Claro porque tu hubieras dejado a Kilia ¿No?
—Seguro que no, pero Kilia es una mujer y Zaykar es hombre, no hay punto de comparación.
—Seguro que no, pero sé que se dice que matar es matar, no importa la justificación. Es uno de los pecados más grandes. Sin embargo, cuando estamos en guerra o en cualquier conflicto, nos consolamos justificando que fue por defensa propia, por el país o para proteger a alguien. Pero no viste sus ojos; él no iba a matar por un deber o por protección. En sus ojos había rabia y desprecio. Si dejaba que lo hiciera, se perdería a sí mismo.
Zaykar seguía enojado. No haber podido completar aquel cometido de matar a Kainabur con sus propias manos lo tenía muy furioso. Había dejado a la pequeña Azix con las doncellas mientras caminaba por el patio trasero del castillo, Kila lo seguía, pero, aunque deseaba abrazarlo o consolarlo al ver su estado de ánimo, trataba de ser prudente y cuidar su propia reputación y la del príncipe, por todos era bien sabido que era una doncella del castillo, aquel incidente en el aposento del difunto Kainabur tenia a Kila ya bastante preocupada, no sabía si el general en jefe se lo reprocharía.
Zaykar había sido condecorado por su hazaña de haber creado aquella táctica tan peligrosa, pero efectiva contra sus enemigos, de igual forma amonestado por no haber seguido los protocolos adecuados. Los soldados que habían participado en el asedio como los que no los felicitaban por su victoria, aun así, Zaykar seguía sin sentirse satisfecho.
—Zaykar —pronuncio su nombre de manera casi inaudible, de todas formas, había tanto silencio que pudo escuchar su nombre con toda claridad —Yi utzami ji utzami balsam.
—Yi utzami —susurro Zaykar.