—Muy bien, ya te puedes ir. No continuaré con este asunto —dijo el Director Liu, buscando una salida—. Incluso sin conocer el trasfondo de Li Yifei, todavía era la elección más sabia evitar provocarlo en este momento.
—Viendo cómo la audaz intervención de Li Yifei sometía al Director Liu, el coraje de Meng Xiaofei aumentó. Se puso de pie y dijo en voz alta:
—Podemos irnos, pero ellos golpearon a alguien. ¿No vas a ocuparte de eso?
—Li Yifei quedó aún más impresionado con Meng Xiaofei. Esta azafata, de hecho, no temía al poder. En tal situación, aún insistía en responsabilizar a la otra parte. Cualquiera otro probablemente ya se habría ido.
—El ceño del Director Liu se arrugó profundamente. Esto le complicaba las cosas. El trasfondo de Li Yifei era un misterio con el que no se atrevía a jugar, y Xiao Shengyou era el hijo de Xiao Jianguo, el Subdirector de la Agencia de la Ciudad. Ofenderlo significaba que no habría final feliz.
